Es la visita de cortesía que permite al comprador verificar que el inmueble cumple con lo acordado en el contrato preliminar
Esta medida es útil para identificar posibles problemas que puedan surgir entre la mudanza del vendedor y la firma de la venta
La adquisición de una vivienda es la inversión más importante para casi todas las familias, representando un desembolso económico muy significativo que, en muchos casos, implica estar atado a una hipoteca durante buena parte de sus vidas. Por eso, es crucial minimizar todos los riesgos y evitar posibles problemas.
Ya hemos visto qué aspectos hay que tener en cuenta antes de alquilar una vivienda; estos consejos se potencian al comprar una casa, especialmente si se adquiere mediante una hipoteca. Por ello, antes de firmar la compra, es esencial considerar diversos aspectos, entre ellos uno que destacan los notarios y que muchas veces pasamos por alto.
La importancia de una visita
Además de lo que ya conocemos, como tener bien calculado el presupuesto, la financiación, la ubicación de la vivienda y la posibilidad de que una reforma sea necesaria, también hay que considerar la visita de cortesía.
Esta “visita de cortesía”, conocida también como “contravisita”, según Élodie Frémont, portavoz de la cámara de notarios de París en declaraciones recogidas por Le Figaro, permite al comprador verificar que el inmueble cumple con lo acordado en el contrato preliminar. Esta visita final no debe confundirse con una inspección posterior a la firma, que se realiza para revisar posibles defectos menores.
La visita de cortesía sería como un “último vistazo” antes de firmar. Se realiza el mismo día de la compra y, además de revisar el inmueble en general y todas sus estancias, debe incluir la revisión de contadores de luz y agua, y en caso de que estén incluidos, electrodomésticos y radiadores.
Esta medida es útil para identificar posibles problemas que puedan surgir entre la mudanza del vendedor y la firma de la venta. Pueden aparecer daños durante la mudanza previa a la firma que no se hubieran detectado en visitas anteriores.
Y aunque en el contrato pueden darse distintas cláusulas como por ejemplo que "existe en particular una obligación de buena fe, que consiste en decir todo lo que se sabe sobre el bien, y una obligación de información recíproca", el vendedor está obligado a informar de cualquier cambio que pudiese afectar el derecho de uso del futuro comprador. “El que vende también está obligado, mientras dure la promesa de compraventa, a mantener el inmueble y a velar por que cualquier elemento defectuoso sea sustituido o reparado ”,
De hecho, se menciona como ejemplo un apartamento que sufrió daños por agua justo antes de la segunda visita, lo que amenazaba con el derrumbe del suelo y llevó a los compradores a cancelar la venta. Según la notaria Élodie Frémont, aunque este tipo de situaciones son raras, representan menos del 5% de los casos de compraventa.
"Durante la venta de un apartamento en el VI distrito de París, unos días antes de la segunda inspección se produjeron daños por agua. Los peritos hicieron un apoyo para ver qué pasaba y, en el falso techo, descubrieron que había infiltraciones de agua y que el suelo amenazaba con derrumbarse"
Si la vivienda es de nueva construcción, la visita de cortesía también es importante y eso aunque la compra normalmente se realiza con antelación y muchas veces sobre plano. En este último caso, se firma primero un contrato de reserva, seguido de un contrato privado de compraventa, y finalmente se formaliza ante notario una vez terminada la construcción.
Con todas las observaciones hechas y la visita de cortesía realizada, solo queda la firma ante notario para formalizar la compra.
Foto de portada | Pixabay
Vía | Infobae
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