La capital austriaca cuenta con un sistema de vivienda social robusto y políticas que evitan la especulación inmobiliaria
La situación de los alquileres en grandes ciudades europeas es cada vez más complicada, con precios elevados que dificultan el acceso a la vivienda. Lo vivimos cada vez más intensamente en España, donde el precio disparatado de la vivienda está dejando una gran huella en la economía y la sociedad del país.
Sin embargo, tal y como explican desde la BBC, Viena ha logrado mantener precios de alquiler accesibles gracias a un sistema de vivienda social robusto y políticas que evitan la especulación inmobiliaria, algo que la hace envidiable para otras capitales de Europa. Los altos precios del alquiler en ciudades como París, Roma o Madrid no son comparables con los de Viena, donde se paga mucho menos en proporción al ingreso, destinándose alrededor de un 20% del salario al alquiler, en comparación con el 60% o más en ciudades como Madrid.
Viena cuenta con un modelo de vivienda que es la envidia de muchas capitales europeas
Un ejemplo que muestran en el artículo es el de la familia de Daysel Rodríguez Cardoso y Jorge Martínez, quienes viven en un barrio acomodado de Viena pagando un alquiler de unos 1.200 dólares al mes por una casa remodelada y espaciosa. “En pocas palabras, es un barrio de ricos. Espacioso, silencioso con zonas verdes”, explica Jorge.
Según los datos de HousingAnywhere, que analiza el precio de apartamentos de 1 a 3 habitaciones en 28 ciudades europeas, en París un apartamento del estilo podría costar alrededor de 2.000 dólares, en Roma unos 2.200 dólares y en Madrid, Barcelona o Berlín alcanzaría un precio de unos 1.650 dólares.
Esta familia aprecia la calidad de vida en Viena, con acceso a espacios verdes, una oferta cultural vibrante y un sistema de transporte público eficiente. En Viena, la mayoría de las propiedades están en manos del gobierno, que fomenta la construcción de viviendas sociales y protege a los inquilinos mediante regulaciones específicas y participación comunitaria.
Una diferencia clave entre Viena y otras ciudades es que no privatizó sus viviendas municipales en los años 90, como sí lo hicieron ciudades como Berlín y Londres. Esto ha permitido a Viena mantener control sobre los precios del alquiler. Actualmente, más del 60% de los habitantes viven en apartamentos municipales o subvencionados, con cerca de 420.000 apartamentos accesibles bajo estas condiciones. Estos apartamentos no exigen depósitos ni comisiones, y están disponibles para todos los residentes con más de dos años en la ciudad.
El sistema de vivienda social en Viena no está diseñado solo para personas de bajos ingresos. Tal y como explican en el medio, en esta ciudad, el nombre de una zona no revela necesariamente el poder adquisitivo de sus habitantes, y el alquiler social está disponible para todos los ciudadanos que cumplan con ciertos requisitos de residencia. Además, Viena cuenta con un sistema llamado "papel amarillo", un documento que facilita el acceso a las viviendas sociales y reduce los trámites burocráticos.
La asequibilidad en Viena se explica en gran parte por la herencia de políticas de vivienda de hace más de un siglo, que incluyen la existencia de viviendas de lucro limitado, donde los inversores pueden obtener beneficios moderados. Esto genera un "efecto amortiguador" en el mercado privado, que contribuye a mantener bajos los precios en general. Según el investigador Selim Banabak, este enfoque no solo evita la especulación, sino que también beneficia indirectamente a quienes pretenden alquilar en el mercado privado.
Aunque el crecimiento poblacional de Viena se estancó tras la Segunda Guerra Mundial y no se recuperó hasta las décadas de 1980 y 1990, lo cual ayudó a mantener la disponibilidad de viviendas, la ciudad enfrenta nuevos desafíos por el rápido aumento de su población. La alta demanda y el escaso incremento en el parque de viviendas ponen presión sobre el modelo, algo que se refleja en la experiencia reciente de Daysel, quien ha notado una creciente competencia por los alquileres.
Para contrarrestar la especulación y el turismo masivo, Viena ha implementado regulaciones específicas para alquileres vacacionales, limitando su duración a 90 días al año. Esta medida busca evitar el abuso de plataformas como Airbnb y preservar la vivienda para quienes realmente la necesitan. Aun así, el modelo de Viena se enfrenta a posibles dificultades de sostenibilidad, y el futuro dependerá de cómo pueda adaptarse a estas nuevas demandas sin sacrificar su compromiso con la vivienda asequible.
Imagen de portada | Jacek Dylag
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