Se trata de una solución barata y eficaz para sacar el aire caliente de la cocina en verano
Cada verano llega el calor y aunque en algunas habitaciones podemos lograr reducir su impacto encendiendo el aire acondicionado, si lo tenemos, con ventiladores o trucos caseros de lo más económico, hay una estancia de la casa en la que resulta casi misión imposible.
Es la cocina, lugar donde si somos de guisar y hacer la comida a diario estamos introduciendo generosas cantidades de calorías al aire cada vez que encendemos los fogones de gas, la placa de inducción, el horno e incluso el microondas. ¿No hay nada que podamos hacer para evitarlo?
Pues lo más inmediato sería instalar un aire acondicionado, fijo o portátil, pero si la cocina es pequeña puede que nos parezca excesivo o incluso que no tengamos sitio para hacerlo. También puede que se nos ocurra abrir la ventana para que se ventile la cocina mientras hacemos la comida, pero entonces estaremos dejando pasar el calor de la calle y en general será contraproducente si éste supera los 40 grados.
Y si encendemos algún ventilador portátil para tratar de estar un poco más fresquitos, lo que hacemos es mover el aire caliente de un sitio a otro incluso sacándolo de la cocina y llevándolo a las habitaciones. Afortunadamente, hay un truco más sencillo que quizá no hayas puesto en práctica pero que puede llegar a resultar de lo más efectivo.
La campana de extracción como sistema de refrigeración para la cocina
Se trata de utilizar la clásica campana de extracción de humos que la mayoría tenemos en la cocina, no para sacar el humo ni atrapar los malos olores o la grasa, sino directamente para expulsar el calor que se acumula sobre los fogones y que puede superar fácilmente los 50 grados.
El único requisito para lograr un buen resultado es que estos equipos cuenten con un sistema de extracción que dé realmente al exterior de la vivienda a través de la típica salida de humos. Puede ser la clásica campana extractora que tenemos sobre los fogones o los ventiladores que hay en algunas cocinas con salida a un patio exterior.
Sin embargo, no sirven las campanas que solo filtran el aire en un sistema de recirculación cerrado, ya que no sacan el aire fuera de casa y solo lo hacen pasar por una serie de filtros devolviéndolo a la cocina de nuevo tras el proceso.
En cuanto a la capacidad de extracción, cuanto más potente sea nuestra campana, mejor, ya que expulsará más cantidad de aire caliente en menor tiempo. Aunque en la mayoría de los casos no será necesario ponerla al máximo de sus capacidades de funcionamiento y nos servirá con un valor intermedio.
Una idea absurdamente genial
En mi caso, hace dos años probé por primera vez este truco de usar la campana para refrigerar el aire de la cocina a la hora de guisar y me sorprendió positivamente el resultado. Mi modelo no era nada del otro mundo, una campana de gama media C 6420 de Teka, un dispositivo con una anchura de 60 y dos motores de extracción con una potencia máxima de 120 vatios según el fabricante.
Por ejemplo, en los días típicos de ola de calor en los que sin aire acondicionado se alcanza dentro de casa una temperatura de 32-33 grados, a la hora de cocinar subía fácilmente a 45 grados en algunas partes de la cocina si estabas con los fogones encendidos más de 20-30 minutos.
Sin embargo, encendiendo la campana para sacar el aire caliente sobre la placa antes de que se vaya acumulando en la habitación, apenas pasábamos de 35-36 grados, temperatura mucho más soportable. Además, también logramos que ese calor no pase al resto de la vivienda teniendo luego que subir la potencia del aire acondicionado en el salón para rebajarlo.
La idea para que funcione bien el truco es acordarse de encender la campana justo al ponernos a cocinar cualquier cosa, ya sea en la vitro, con la placa de gas o incluso en el horno. Si está situada directamente sobre estos elementos mejor aún, ya que recogerá el calor de forma más eficiente y lo expulsará antes fuera sin que le de tiempo a repartirse por el resto de la vivienda.
No importa si no vamos a cocinar nada con humo ni grasa, como por ejemplo si solo encendemos el horno para hacer un asado, ponemos la olla a presión para hacer un guiso o a hervir agua para hacer pasta. El caso es encender la campana para que se lleve fuera el aire caliente.
¿Algún problema o inconveniente? Pues en mi caso el ruido. Mi campana es un modelo bastante ruidoso sobre todo si lo pones en las dos modalidades superiores. No obstante, en la mayoría de los casos lo dejo al mínimo y en general es suficiente como para que no se acumule el calor en la cocina.
En cuanto al consumo eléctrico, está claro que encender la campana tiene un coste que puede ir de los 50 a los 120 vatios dependiendo del modelo. Sin embargo, si dejamos el aire caliente dentro de la cocina y luego queremos enfriarlo usando aire acondicionado, a la larga probablemente nos saldrá más caro.
Imagen portada | Balay
Una versión anterior de este artículo se publicó en 2022.
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