El ruido de las persianas "la lía parda". Este vecino de Madrid se queja de tal forma que ha triunfado en las redes

Subir y bajar las persianas es una actividad cotidiana que si se hace sin cuidado, puede llegar a ser muy molesta

Persiana
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Puede que por su cotidianeidad pase desapercibido, pero subir y bajar las persianas puede ser una actividad muy molesta. De hecho es algo que se nota aún más en verano, cuando pasamos las noches con las ventanas abiertas. Con la salida y la puesta de solo escuchamos ese odioso ruido.

Lo cierto es que como en toda convivencia, hay vecinos con más tacto que suben y bajan las persianas con cuidado. En otros casos no tanto y esto ha provocado la queja de este vecino en Madrid. Una queja que sin embargo se aleja del modelo estándar de pataleo. Tanto es así, que la nota se ha hecho viral en redes sociales.

Subir y bajar las persianas es muy molesto

Persiana

Da igual el lugar de residencia. En España la persiana es un elemento habitual y en los bloques de pisos se pueden contar por decenas o centenas. Podemos imaginar el concierto cuando llega el anochecer y el amanecer de cada día.

Pero subir y bajar persianas provoca un fuerte ruido (sobre todo si se hace de golpe y rápido). Hasta las persianas automáticas son ruidosas en plena noche. Pero estas son menos escandalosas por un motivo: se mueven despacio. Y por eso, por las persianas que van en modo turbo se ha quejado este usuario en Madrid, en el barrio de La Latina.

Y ha sido la cuenta @LiosdeVecinos en X (antes Twitter) la que se hecho eco de esta poética queja. Un vecino ha compartido en el portal, en el tablón de anuncios, su queja por el ruido de las persianas.

En el texto, quejándose por vecinos que suben y bajan las persianas de forma brusca, no increpa o ataca de forma alguna. De hecho es su curiosa queja lo que llama la atención.

Gpqhmt4beaauxtu Imagen | LiosDeVecinos en X
"En un pequeño edificio de apartamentos, las persianas tenía una vida propia. Cada mañana, cuando el sol comenzaba a asomarse, las persianas se estiraban con entusiasmo. Algunas eran más gruñonas y se quejaban del ruido que hacía al abrirlas. Otras, más optimistas, intentaban animar al resto"
"Un día, las persianas se reunieron en secreto. "¿Por qué no podemos ser más empáticas con los vecinos?", propuso la persiana de la ventana del tercer piso. "Tal vez podríamos abrirnos con más suavidad para no molestar tanto". 
"Las persianas asintieron. A partir de entonces, todas se esforzaron por abrirse con delicadeza. El vecino notó el cambio y se sorprendió al verlas moverse con más cuidado. "¿Qué les ha pasado?", se preguntó".
"La moraleja de esta encuesta es que incluso las cosas más inanimadas pueden aprender a ser más consideradas con las demás. Las persianas entendieron que su ruido afectaba a los vecinos y decidieron cambiar. Desde entonces, el edificio vivió en armonía, y las persianas se convirtieron en un ejemplo de empatía"

Lo cierto es que la queja, pasa por ser distinta. Una forma de hacer ver las molestias que ocasionan los usuarios hacia el resto de vecinos con un comportamiento tan poco cívico.

Imagen portada | Persianas Galisur

Vía | Cope

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