Llega la época de frío y tras revisar los equipos y hacer las tareas de mantenimiento previas toca encender la calefacción en casa. Entonces surge la habitual duda de cada temporada: ¿cuál es la temperatura más recomendable para lograr un ambiente confortable sin gastar una fortuna en electricidad o combustible para la caldera?
La temperatura ideal dentro de casa dependerá de múltiples factores, como quién vive en ella, si somos muy frioleros o calurosos, la edad y estado de salud de los habitantes, la región donde vivamos, la humedad ambiental o el tiempo que vamos a pasar en su interior.
Además, hay múltiples estudios al respecto, cada uno con diferentes conclusiones en función de si estamos buscando mejorar la salud y el confort o el ahorro energético. A continuación vamos a repasar dos de los más importantes al respecto.
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La temperatura mínima dentro de casa para mantener una buena salud
Si lo que estamos buscando es averiguar cuál es la temperatura mínima que debe haber en el interior de una vivienda para considerar el ambiente como saludable, podemos recurrir a las directrices de la OMS sobre vivienda y salud que están accesibles directamente desde esta página web.
Así, el organismo establece que cada vez existen más evidencias de que las temperaturas frías en espacios interiores tienen consecuencias negativas para la salud humana, ya que el aire frío inflama los pulmones e inhibe la circulación.
Esto implica que se incrementa el riesgo de sufrir afecciones respiratorias, como el asma, el empeoramiento de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las infecciones pulmonares. Además, el frío también provoca vasoconstricción, con el consiguiente estrés para el sistema circulatorio.
¿Qué temperatura se considera demasiado fría para el interior de los hogares en personas de edad adulta y sanas? Pues la OMS establece que para países con climas templados o de frío moderado la barrera se sitúa en los 18 ºC para tener un ambiente seguro y equilibrado. Así, según podemos leer en el estudio:
No existe un riesgo demostrable para la salud de las personas sedentarias sanas cuya vivienda tiene una temperatura del aire de entre 18 y 24 °C.
La Organización señala además que para los grupos de habitantes más vulnerables, incluidas las personas mayores, los niños y las personas con enfermedades crónicas, puede ser necesaria una temperatura mínima interior superior a 18 °C.
¿Cuántos grados más? Pues no lo especifican claramente, pero hay otros estudios que recomiendan que la temperatura del hogar para bebés y personas vulnerables debe situarse entre los 22-24°C por el día y los 18-20°C por la noche.
Temperatura ideal si queremos maximizar la eficiencia energética y estar cómodos
Si somos personas de edad media y un buen estado de salud, entonces podemos recurrir al estudio del IDAE (Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía), donde teniendo en cuenta criterios normalizados de ergonomía del ambiente térmico establecen la temperatura ideal de confort en un ambiente cerrado como es una vivienda y de actividad "pasiva", es decir, cuando no estamos realizando ninguna actividad física.
En este caso la sitúan en invierno entre los 21°C y los 23°C para el horario diurno y entre 15°C y 17°C en horario nocturno si queremos lograr la máxima eficiencia energética manteniendo al mismo tiempo un buen confort en el hogar. Como vemos son cifras superiores al rango de temperatura mínima que la OMS situaba en los 18 grados y donde no se tenía en cuenta la comodidad sino solo la salud.
Si superamos estos 23 grados tanto de día como de noche, el aire estará más reseco y aumentará la incomodidad dentro de casa, además del consumo energético y con ello el gasto a final de mes. De hecho, los cálculos generales para el coste energético para cada grado que elevamos la temperatura (o que la reducimos en verano con el aire acondicionado) con respecto al valor óptimo puede suponer entre un 5% y un 10% de incremento en el consumo de energía, como por ejemplo de electricidad.
Temperatura en las diferentes habitaciones
Por supuesto, como comentábamos al principio esta temperatura ideal dependerá de factores como de la habitación en la que la apliquemos. Por ejemplo, no es lo mismo un cuarto de baño donde queremos momentáneamente un ambiente más cálido para no pasar frío al salir de la ducha que un dormitorio donde solo entramos a dormir por la noche o el cuarto de estar.
En el baño, por ejemplo, para periodos cortos de tiempo podemos usar un calefactor eléctrico portátil de acción rápida que nos permitirá alcanzar esas calorías extra en un espacio corto de tiempo sin tener que esperar a que toda la vivienda incremente unos grados la temperatura.
Otro caso aparte es la cocina, donde el calor de los fogones va a incrementar la temperatura media mientras cocinamos y donde en general pasaremos poco tiempo y tenemos además equipos de refrigeración que funcionarán mejor con temperaturas bajas o moderadas, como frigoríficos y congeladores.
Por ello es recomendable o bien contar con sistemas de calefacción que podamos controlar de forma independiente en cada habitación, o si tenemos un termostato unificado para toda la casa, que esté instalado en una zona céntrica y de uso medio donde vayamos a pasar la mayor parte del tiempo, como por ejemplo un salón.
Imagen portada | Aditya Joshi
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