Tengo una freidora de aire y he tardado tiempo en sacarle todo el partido: la culpa es de estos errores que cometía

  • La freidora de aire ha ayudado que en casa comamos más sano y en menos tiempo, pero he cometido errores al usarla

  • Desde no usar el precalentado y pensar que por no usar aceite no se ensuciaba. Y ahora, al corregirlos, funciona mejor

Las freidoras de aire, también conocidas como freidoras sin aceite (o con muy poco aceite), se han convertido en un electrodoméstico cada vez más común en nuestras cocinas. Este innovador dispositivo, que ofrece numerosas ventajas, requiere un período de adaptación, y como en cualquier proceso de aprendizaje, es normal cometer errores que se corrigen con el tiempo.

El aprendizaje de los usuarios es clave para aprovechar al máximo todas las funciones que ofrece cada modelo de freidora. En mi caso, adquirí una hace unos meses, y con el uso continuo he ido identificando errores que cometía al principio y que me impedían sacarle todo el partido. Con la práctica, he aprendido a utilizarla de manera más eficiente y a disfrutar de todos los beneficios que ofrece.

Errores de novato

La freidora que tengo en casa

El es que aunque puede parecer que el uso de una freidora de aire es bastante sencillo, puedes (podemos) común cometer algunos errores al principio y eso es lo que a mi me ha pasado y puede que si estás leyendo este artículo te veas reflejado.

Lo primero es leer bien las instrucciones que ofrece el fabricante. Cada freidora de aire puede tener sus propias instrucciones y recomendaciones específicas y es importante leer y seguir las indicaciones del fabricante para obtener los mejores resultados.

Es momento de hablar de errores, y uno de los más básicos que cometía al principio era algo que pasaba por alto pero resultaba fundamental: intentar aprovechar al máximo la capacidad de la freidora llenando la canasta o cestillo hasta el tope.

Al sobrecargar la canasta con demasiados alimentos, el flujo de aire se obstruía, lo que no solo provocaba una cocción desigual, sino que también alargaba innecesariamente el tiempo de preparación. Aprendí que es mucho más efectivo dejar suficiente espacio para que el aire caliente pueda circular libremente alrededor de los alimentos, asegurando así un resultado uniforme y una cocción más eficiente.

Otro error que solía cometer era no dejar suficiente espacio entre los alimentos en la canasta. Aunque no llenara el cesto por completo, a veces colocaba los alimentos demasiado juntos. Esto dificultaba la circulación del aire caliente, lo que provocaba una cocción desigual. Aprendí que es fundamental dejar espacio entre los alimentos para garantizar que se cocinen de manera uniforme y con resultados óptimos.

Además, otro fallo que solía cometer era no utilizar la función de precalentado, algo que mi pareja me hizo notar. Muchas personas olvidan precalentar la freidora de aire antes de cocinar, y yo no era la excepción. Precalentar la freidora no solo ayuda a obtener resultados más consistentes y una cocción más uniforme, sino que también reduce el tiempo de preparación, algo especialmente útil cuando llegamos a casa con el tiempo justo y queremos preparar la comida rápidamente. Desde entonces, siempre procuro precalentar antes de empezar, y los resultados han mejorado notablemente.

Imagen | Russell Hobbs

Además, ten en cuenta un factor clave: la temperatura de cocción. No todos los alimentos se cocinan de manera óptima a la misma temperatura, por lo que es fundamental ajustarla según el tipo de alimento que estés preparando para obtener los mejores resultados.

Otro error común es asumir que la freidora de aire lo hace todo por sí sola. Al igual que con el microondas, hay ciertos pasos en los que debemos intervenir. En mi caso, al principio pensaba que el aire circulante se encargaba de todo, pero pronto descubrí que no es así.

Es crucial mover o dar la vuelta a los alimentos a mitad del tiempo de cocción. Esto garantiza una distribución uniforme del calor, evitando que los alimentos se cocinen de manera desigual. Si no lo hacemos, es probable que algunas partes queden menos cocidas que otras.

Mi cocina conectada

Asimismo, no olvides la importancia de limpiar la freidora a fondo después de cada uso. Aunque utiliza poco o nada de aceite, esto no significa que no se acumulen grasa o residuos. Si bien es cierto que la suciedad es menor en comparación con métodos tradicionales, sigue siendo necesario limpiar el cestillo y las partes internas para evitar acumulaciones que puedan afectar el rendimiento y generar olores desagradables.

Por último, asegúrate de realizar la limpieza siguiendo las instrucciones del fabricante. Aunque yo intentaba mantener la freidora limpia, a veces, con alimentos más ligeros, descuidaba este paso, lo que complicaba la limpieza posterior. Ser constante en este aspecto hará que el mantenimiento sea más sencillo y la freidora funcione de manera óptima por más tiempo.

Y para finalizar, como un dato extra, quiero mencionar un error que estuve a punto de cometer pero logré evitar. Cuando nos dicen que las freidoras de aire funcionan “sin aceite”, no debemos interpretarlo de manera literal. Aunque no es necesario sumergir los alimentos en aceite, como en una sartén o freidora tradicional, sí es recomendable añadir una pequeña cantidad de aceite (ya sea pulverizado o aplicado de otra forma) para mejorar el sabor y la textura de los platos. Esto ayuda a evitar que los alimentos queden excesivamente secos.

Recuerda que la práctica y la experiencia son clave para perfeccionar el uso de tu freidora de aire. Con el tiempo, aprenderás a ajustar las cantidades y los tiempos para obtener los mejores resultados y sacarle el máximo partido a este práctico electrodoméstico.

Los 10 mandamientos de la freidora

Para terminar, nada mejor que repasar los que pueden ser los mejores consejos para sacarle todo el partido a tu freidora de aire, pautas de uso que ya me podían haber dado a mi desde el principio:

  • Precalienta siempre: ayuda a lograr una cocción más uniforme y reduce el tiempo de preparación.
  • No la sobrecargues: deja espacio entre los alimentos para permitir una circulación adecuada del aire caliente.
  • Añade un poco de aceite: aunque no es necesario sumergir los alimentos, un toque de aceite mejora el sabor y la textura.
  • Mueve los alimentos a mitad de cocción: así se asegura una cocción homogénea en todos los lados.
  • Ajusta la temperatura según el alimento: no todos los ingredientes requieren la misma temperatura; consulta el manual o las recetas.
  • Limpia después de cada uso: retira residuos y grasa para evitar olores y mantener el rendimiento.
  • Usa accesorios compatibles: rejillas, moldes o bandejas aptos para freidoras amplían las posibilidades de uso.
  • Experimenta con recetas: no te limites a frituras; prueba asados, horneados e incluso postres.
  • Controla los tiempos: comprueba la cocción antes de que termine el tiempo programado para evitar que se queme.
  • Lee el manual: familiarízate con las funciones específicas de tu modelo para aprovecharlo al máximo.

Imagen portada | Eva Rodríguez de Luis

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