Llega el momento de poner en marcha los sistemas de calefacción. Los ventiladores y aires acondicionados dejan paso a las estufas, bombas de calor y radiadores. Y antes de iniciarlos, tras unos meses en los que han estado parados, conviene llevar a cabo unas mínimas labores de preparación para evitar problemas y sustos innecesarios.
Cuando el objetivo es el de no pasar frío, es fundamental tener la casa preparada para afrontar la bajada de temperaturas. De entrada presuponemos que contamos con un buen aislamiento de puertas, ventanas, suelos, paredes... y de todo esto es complementario el sistema de calefacción empleado, el cual ahora veremos como preparar.
Radiadores y caldera
Los más habitual es que en los hogares contemos con sistemas de calefacción por radiadores. Estos se encargan de calentar agua o aceite gracias al funcionamiento de la caldera y tras unos meses parados, es conveniente realizar algunos ajustes previos.
El primer paso no es otro que comprobar que la caldera cuenta con un nivel de presión adecuado. Bien sea por medio de un manómetro mecánico o uno digital en la pantalla, veremos la presión, tanto cuando estamos usando agua caliente sanitaria, calefacción o cuando simplemente está parada.
Es importante verificar que la presión es la correcta y aquí es fundamental comprobar las instrucciones del fabricante. Por norma se considera que la presión correcta del aparato estará entre 1,2 y 1,5 bares buscando que la aguja se encuentre siempre en la zona de seguridad.
Si en algún momento esta presión es muy baja o muy alta puede perjudicar el funcionamiento de la caldera. Si lo que queremos es bajar la presión porque sea muy alta, lo mejor que podemos hacer es purgar los radiadores.
Con este proceso lo que hacemos es eliminar el aire acumulado en el circuito de calefacción y así logramos que el agua caliente se distribuya de forma adecuada. Al eliminar el aire, el radiador se llena de líquido en todas las zonas y se calienta todo por igual, evitando el que por unas partes esté caliente y por otras frío y por lo tanto favoreciendo la distribución correcta del calor.
Para purgar los radiadores sólo debemos tener como precaución el contar con un pequeño recipiente que recoja el agua que pueda salir en el proceso y que la caldera esté apagada. Purgamos el radiador, de uno en uno, por medio de la válvula de purgado. Para regular la válvula se puede usar un destornillador, llave inglesa y abrirla hasta que expulse todo el aire que queda en su interior. Al iniciar el proceso podemos oír un leve silbido y al terminar de expulsar el aire comenzará a salir agua del interior, momento en que debemos cerrar la válvula reguladora.
Pero si el problema es de baja presión, puede que la caldera no funcione y los radiadores no caliente. En el caso de que la presión sea muy baja, menos de 0.5 bares, debemos subir la presión de trabajo que el fabricante recomiende. La presión baja podemos regularla usando la llave de llenado de la caldera. Es una pequeña tuerca que suele ser de color rojo o azul, que hay que manejar con sumo cuidado para hacer que la presión se sitúe en la zona apropiada. Si lo que queremos es aumentar la presión, lo que tendremos que hacer es girar con cuidado la llave y vez que la presión se sitúe entre 1 y 2 bares, cerrar la llave de llenado.
Estufas de gas y eléctricas
En este caso y a diferencia de las calderas y radiadores, las estufas eléctricas no precisan casi mantenimiento. En el caso de las que funcionan con resistencias, tras un tiempo paradas es habitual que si no las hemos protegido de forma conveniente, acumulen polvo y suciedad. Basta con eliminar el polvo y la suciedad acumulada con una pequeña brocha o con aire a presión y siempre con la estufa apagada. Además, cable de corriente no debe presentar magulladuras, roces y rotos que puedan provocar un cortocircuito y el enchufe debe tener las patillas de toma de corriente derechas, sin presentar signos de quemazón o de estar dobladas.
En el caso de las estufas de gas, las que siempre hemos conocido como "estufas de butano", son cada vez menos habituales. Pero si estás usando alguna, conviene realizar algunas comprobaciones básicas para evitar problemas con el gas.
En las estufas catalíticos alimentadas por gas butano el sistema normalmente hace uso de un sistema de arranque por medio de una chispa eléctrica que salta al pulsar el interruptor. Un mecanismo de seguridad que funciona dejando pulsado unos segundos hasta que vemos la llama estable, momento en que podemos soltar.
En estas estufas debemos comprobar que la goma que lleva el gas de la bombona al aparato no esté caducada. Esta información aparece impresa en la misma goma, de color naranja, con letras en negro. Pese a que presente una buena apariencia, es importante cambiarla si está caducada para evitar defectos o roturas.
Igualmente importante es el regulador de gas, conocido también como consagas. Debemos asegurarnos que el regulador tiene un buen anclaje a la bombona y para ello nada mejor que antes de encender estufa y abrir gas, levantar la bombona por el regulador para comprobar el cierre.
Bombas de calor y aerotermia
Es habitual que los sistemas de aire acondicionado cuenten con bomba de calor. La bomba de calor se basa en la termodinámica. Toma la energía del exterior (agua o aire) y la lleva al interior de la casa para calefactarla. Luego son los splits o conductos los que se encargan de llevar el calor a las habitaciones.
Por eso y como ocurre con los aire acondicionados, es fundamental mantener limpios los filtros que llevan incorporados los splits para mejorar la circulación del aire al eliminar polvo y partículas y de esta forma hacer que la bomba de calor no tenga que trabajar más de lo necesario.
Por su parte, la aerotermia es un sistema de climatización sostenible que, a grosso modo (aquí lo explicamos mejor), emplea la energía térmica del aire para producir tanto aire acondicionado como calefacción o agua caliente para llevarlo al interior de la vivienda.
La aerotermia se puede distribuir por medio de splits, conductos, radiadores, suelo radiante, techo radiante... por lo que los filtros cobran importancia. Es importante que los filtros estén limpios, que antes de usarlos eliminemos el polvo acumulado u otras partículas que pueden ocasionar daños en la unidad.
Es importante determinar y comprobar que la bomba de calor no esté obstruida por suciedad, hojas, tierra... ya que estos elementos pueden hacer que el flujo de aire sea menor y que este pierda eficiencia ya que la bomba de calor debe trabajar más para ofrecer el mismo rendimiento. Además, es importante comprobar que la bomba de calor esté elevada entre 10 y 20 centímetros por encima del suelo para permitir un drenaje adecuado.
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