Cuando vayamos a comprar un nuevo electrodoméstico es muy importante, además de que nos guste más o menos su diseño, conocer su eficiencia energética. Es decir, cuanta energía consume. Y es importante porque en función de ella nuestra factura de la luz crecerá o disminuirá.
Para conocer la eficiencia energética se hace uso de una etiqueta que si hace mucho no visitáis ningún establecimiento ha sufrido algunas modificaciones por lo que no está de más que veamos las novedades que aporta. Para que sepamos interpretar correctamente la información que proporciona en nuestra próxima compra.
¿Qué es la etiqueta energética?
La etiqueta energética informa de los valores de consumo de energía y agua del aparato, lo que se conoce como eficiencia. Además nos aporta información rápida de las principales prestaciones según el tipo de electrodoméstico que se trate.
Esta la encontramos, o debemos encontrarla, siempre en un lugar visible en todos y cada uno de los aparatos expuestos de cualquier distribuidor. Y es importante conocerla porque afecta a la conservación del medio ambiente y por supuesto a nuestro bolsillo pues a menor consumo energético mayor ahorro de dinero en la factura de la luz y agua.
Según el electrodoméstico la etiqueta varía pues mostrará diferentes datos (prestaciones) que interesan por su función. No son los mismos datos para un lavavajillas que para un frigorífico. Como veis, a continuación la información de tres tipos de electrodomésticos: frigoríficos, lavadoras y lavavajillas.
Evidentemente hay más aparatos que hacen uso de la etiqueta energética como secadoras, aires acondicionados, hornos eléctricos o congeladores.
La nueva etiqueta energética
La nueva etiqueta cambia con respecto a la que conocemos hasta ahora en algunos puntos. Se mantiene la escala de clasificación por letras pero desaparecen la E, F y G y se añade A+, A++ y A+++. Esas tres clases adicionales marcan los valores de mayor eficiencia. Siendo el verde oscuro, representado por la A+++, la más alta eficiencia energética.
Para facilitar una información visual más rápida y sobre todo localizar los puntos que más nos interesen a la hora de comprar o comparar se sustituyen textos por pictogramas. Así vamos a conocer el consumo de energía anual basados en ensayos normalizados de 24 horas, la emisión de ruido en decibelios, el volumen de almacenamiento total para alimentos (congelador o frigorífico), capacidad asignada de botellas de vino en número, capacidad de cubiertos normalizada, clase de eficacia de secado, consumo de agua anual en litros, clase de eficacia de centrifugado y capacidad asignada en kg para ropa.
¿Cómo afecta la eficiencia energética al precio del aparato?
Pues como suele pasar, cuanto más eficiente es un electrodoméstico mayor es su precio de venta al público por norma general. Factor que hace pensar a muchos que entonces el ahorro que supone un menor consumo energético no se ve compensado por un mayor desembolso a la hora de comprar el aparato. Vale, es una forma de verlo pero teniendo en cuenta la vida útil del mismo sí que vamos a recuperar la inversión.
Aún así, además del ahorro económico la importancia de una mayor eficiencia está en la conservación del medio ambiente. En los últimos años hemos duplicado en consumo. Cada vez son más los dispositivos que conectamos a la red eléctrica. Sí, el típico ejemplo de que antes sólo había una televisión por hogar y ahora hay una por cuarto. Pero también sumamos ordenadores, móviles, aire acondicionado,…. Este aumento preved que en 2055 se triplique el consumo.
Y dejando de lado las energías renovables, las no renovables que obtenemos mediante combustibles fósiles se acabarán algún día. Y las de tipo nucleares implican riesgos y unos residuos potencialmente nocivos durante años. Por tanto, seamos responsables, seamos eficientes y hagamos todo lo que esté en nuestras manos para consumir justo lo que necesitamos.
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