Bosch se encarga de aclarar que los imanes tienen un efecto negativo que nada tiene que ver con el consumo
Es una práctica habitual, pero muchos no saben que tiene más de mito urbano y hay otras costumbres peores
El tema de los imanes en la nevera ha sido ampliamente discutido. A pesar del mito que sugiere que colocar imanes en la puerta del frigorífico aumenta el consumo energético, ya hemos visto cómo diversas marcas y expertos se han encargado de aclarar la realidad al respecto.
Tanto fabricantes de frigoríficos como LG o Bosch, como empresas energéticas como Endesa, han advertido sobre la práctica de decorar la puerta del frigorífico con imanes. Sin embargo, es importante señalar que los efectos perjudiciales de los imanes en la puerta de la nevera no tienen nada que ver con un aumento del consumo energético, sino con otro tipo de daños.
Muchos usuarios creían que los imanes en la puerta del frigorífico podían generar un campo magnético que afectaría el consumo del aparato. Esta creencia ha sido desmentida por los propios fabricantes. De hecho, una marca en particular, Bosch, ha aclarado que existe un riesgo real asociado con el uso de imanes en la puerta del frigorífico, pero este riesgo no está relacionado con el consumo energético.
"Si se utilizan sólo unos pocos imanes en la puerta del frigorífico, no se espera que el dispositivo funcione mal; pueden producirse arañazos en la superficie. Si se colocan tantos imanes en la puerta del frigorífico que el peso de la puerta aumenta enormemente, se puede acortar la vida útil de la bisagra de la puerta".
Por lo tanto, el peligro real que los imanes suponen para el frigorífico está relacionado con su impacto en las bisagras de la puerta. Si se coloca un número excesivo de imanes en la puerta de la nevera, esto puede llevar a un sobreesfuerzo en las bisagras, que tendrían que soportar un peso mayor al que fueron diseñadas. Este sobreesfuerzo puede, a largo plazo, reducir la vida útil de las bisagras, afectando el funcionamiento general del frigorífico.
En conclusión, aunque los imanes no afectan al consumo energético del frigorífico, sí pueden causar daños físicos y reducir la durabilidad de sus componentes si no se usan con moderación.
Más consumo pero no por los imanes
Aunque ya sabemos que los imanes en la puerta del frigorífico son un mito y no afectan ni al consumo eléctrico ni a la conservación de los alimentos en su interior, existen otras prácticas mucho más perjudiciales que a menudo pasamos por alto.
Uno de los aspectos más importantes para el uso eficiente de una nevera es evitar abrir la puerta con demasiada frecuencia. Cada vez que se abre, el aire frío se escapa y entra aire caliente del exterior. Esto obliga al frigorífico a trabajar más intensamente para restablecer la temperatura interna, lo que incrementa el consumo de electricidad. Además, al abrir la puerta repetidamente, la temperatura interna desciende, obligando al aparato a consumir más energía para recuperarla.
Afortunadamente, los frigoríficos más eficientes del mercado actual están equipados con tecnologías que ayudan a reducir el consumo de energía durante el proceso de abrir y cerrar la puerta. Sin embargo, hay medidas adicionales que los usuarios pueden adoptar para optimizar el uso del frigorífico.
Una recomendación clave es ajustar el termostato a una temperatura adecuada. Lo ideal es mantener el frigorífico entre 3 y 5 °C, mientras que el congelador debería estar a -18 °C. Configurar el aparato a temperaturas más bajas de las necesarias incrementa el consumo energético sin aportar beneficios adicionales.
La organización del interior del frigorífico también juega un papel crucial. Es importante no sobrecargar el espacio, pero tampoco dejarlo vacío. Lo óptimo es mantener una carga media de alimentos, distribuidos de manera que permitan una circulación adecuada del aire frío, lo que facilita el mantenimiento de la temperatura interna. Además, una organización eficiente permite localizar rápidamente los alimentos, reduciendo el tiempo que la puerta permanece abierta y, por tanto, el escape de aire frío.
Otra práctica recomendable es dejar que los alimentos se enfríen antes de guardarlos en la nevera. Introducir platos calientes no solo incrementa la carga de trabajo del frigorífico, sino que también puede afectar negativamente a su rendimiento general.
Es fundamental, además, ubicar el frigorífico en un lugar adecuado, alejado de fuentes de calor como hornos o radiadores, y asegurarse de que haya suficiente ventilación alrededor del aparato para evitar un sobrecalentamiento.
En cuanto a la conservación de los alimentos, se recomienda almacenarlos en recipientes herméticos. Esto ayuda a mantener la humedad interna del frigorífico, mejorando su eficiencia energética.
Finalmente, si tu frigorífico no cuenta con la tecnología "no frost", es esencial eliminar la escarcha acumulada regularmente. Una capa gruesa de hielo reduce significativamente la eficiencia del aparato, por lo que eliminarla periódicamente contribuirá a un menor consumo energético.
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