Buscar una nueva compañía eléctrica y una tarifa de luz más conveniente para ahorrar en la factura es toda una aventura llena de trampas
Hace aproximadamente dos años que nos mudamos a Madrid, a mi pisito mal aislado y que además tiene pocos radiadores y estos son pequeños (aunque ya os conté mis trucos para maximizar su utilidad). Una de las cosas buenas de nuestra casa es que al cambiar los suministros a nuestro nombre y empezar a recibir las primeras facturas nos llevamos una grata sorpresa (no todo van a ser disgustos): no pagábamos mucho de luz ni calefacción, entre otras cosas, porque los contratos de electricidad y gas tenían precios bastante interesantes.
Desgraciadamente, hace unas semanas mi empresa de electricidad me contactó por escrito para detallarme que mi contrato de luz llegaba a su fin y que cuando sucediese, se iniciaría otro con unos precios notablemente más altos. Así que comenzó la odisea para buscar una nueva compañía eléctrica para pagar menos de luz.
Qué ofrece nuestra compañía actual (de verdad)
La notificación de las condiciones de la próxima renovación de mi contrato con Naturgy me llegó a mi correo electrónico, como acostumbran las facturas, y con casi dos meses de margen. Eché un vistazo rápido y lo tuve claro: teníamos que buscar una nueva compañía eléctrica, ya que aunque subía de forma generalizada, el precio neto final del término de potencia valle casi pasaba a costar el doble.
Vaya por delante que cambiar empresa suministradora de electricidad ya no es un chollo (desde la entrada en vigor de la compensación del tope al gas) pero al menos conviene no perder de vista qué hay en la competencia. Aunque antes de tomar decisiones definitivas, según mi experiencia conviene llamar primero a nuestra empresa actual.
Así, tras interactuar con un contestador y unos minutos en espera, una teleoperadora me ofreció un precio ligeramente inferior al detallado en la notificación. Al preguntarle por esta rebaja, me explicó que se trataba de una 'oferta especial que solo hacían por teléfono a los clientes'. Como ya había hecho un poco de investigación de mercado y me interesaban otras, la decliné, pero me dieron margen para volver a llamar y contratarla.
La última factura, a mano
Cuando ya tuvimos claro que nos iba a tocar cambiar de empresa, lo siguiente fue recuperar la última factura para tener a mano algo tan importante como el CUPS o Código Universal de Punto de Suministro, una especie de identificador único de 20 o 22 caracteres alfanuméricos que certifican tu abastecimiento de energía y que te servirán para poder simular el coste de una hipotética factura con otras empresas, así como para llevar a cabo el trámite. Asimismo, también conviene refrescar datos como por ejemplo la potencia contratada.
Lo ideal no obstante sería tener a mano las facturas del último año para saber de forma detallada nuestro consumo y hábitos. Después de todo, no es lo mismo comparar el gasto del mes de septiembre (todavía con mucha luz) que el de enero.
Con lo de facturas estoy siendo un poco clásica, ya que también queda hay otra opción más ágil: acudir a la web de tu empresa suministradora de electricidad, introducir tus credenciales y buscar algo como 'Mis consumos' para descargar el CSV. En mi caso, opté por las facturas.
Con un piso pequeño y luminoso, calefacción de gas y fuegos de la cocina también de gas, la realidad es que gastamos más bien poca electricidad, que se limita básicamente a los electrodomésticos, iluminación y que servidora trabaja en casa. Es probable que mi trabajo sea una de las razones por las que el consumo está tan repartido a lo largo de las horas del día. Este punto es importante, ya que con estos datos sabemos que podemos mantener la potencia contratada y apostar por una tarifa homogénea.
De tarifas, conceptos y hacer números
Cuando empecé a entrar en las diferentes webs de las respectivas eléctricas, me llamó la atención lo difícil que es comparar tarifas: hay algunas que aparecen en la web y otras que no, sin ir más lejos llamando (como hice con la que era mi compañía eléctrica) puedes encontrarte con alguna que otra promoción y lo mismo con una búsqueda en internet (aunque también puedes toparte con ofertas caducadas).
Si quieres la tarifa regulada, también tienes que sacarte las castañas del fuego: te toca buscar la compañía comercializadora regulada de tu empresa actual para encontrar sus datos de contacto (normalmente está separada y oculta de la oficial) y preguntar por ella. He llegado a preguntar a un teleoperador de Naturgy por la regulada de su empresa y su teléfono de contacto y lo que he obtenido por respuesta es un 'no tengo ni idea'.
¿Tarifa regulada o PVPC? Teniendo en cuenta nuestro perfil, potencia contratada y consumo y considerando nuestra experiencia con el contrato de este último año, apostamos por el mercado libre, aunque esto es algo personal y temporal, por lo que recomiendo usar el comparador de la CNMC simplemente entrando en su web y siguiendo los pasos pertinentes.
Cuando te encuentras (por fin) con los datos de una tarifa, conviene tener en cuenta lo siguiente:
- Los términos de potencia se miden en euros/Kw día y para calcular su importe se multiplican por el número de días del periodo.
- Para el consumo eléctrico usaremos el término de energía, medido en euros/ kwh y lo multiplicaremos por los kwh gastados en ese periodo.
Nota: si tenemos una tarifa con horarios, tendremos que multiplicar cada término de energía por el consumo en kwh de cada franja correspondiente. No es mi caso.
De lo anterior puede deducirse algo: en la práctica, los términos de potencia son algo así como un coste prácticamente fijo (dependerá del número de días, pero habitualmente las facturas se establecen con un periodo de unos 30 días), mientras que los términos de energía dependen del consumo. Esto nos permite hacer una sencilla hoja de cálculo añadiendo estos datos de varias tarifas para probar con diferentes consumos, ¿para qué? Porque en función de lo que consumamos, nos puede interesar más una u otra.
Así, si estamos en duda con dos tarifas, una tarifa 1 con los términos de potencia más bajos que los de la tarifa 2, pero con un término de energía superior, probablemente nos interese más en un escenario como el mío de un hogar con poco consumo. Al final, en mi caso es prácticamente comparar dos funciones lineales.
Con o sin impuestos: ojo a la letra pequeña
Termino mis reflexiones y aprendizajes a la hora de cambiar de compañía eléctrica con un consejo: leer a fondo las condiciones, incluidas esos asteriscos que nos llevan a la parte inferior de la página con puntualizaciones y que comprobemos antes de dar por buena una tarifa que lleva incluido los impuestos.
Porque para comparar en igualdad de condiciones varias tarifas y no llevarnos sustos en la factura, lo suyo es visualizar los importes reales.
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