Minnesota instaló paneles solares en dos enormes cultivos. Cinco años después, es el paraíso de las abejas.

Hemos hablado muchas veces de energía solar. Las placas fotovoltaicas son cada vez más habituales en nuestra sociedad y, aunque dejan situaciones y noticias, en algunos casos no tan positivas, en este caso nos quedamos con algo muy curioso: que los paneles solares sirvan para favorecer a las abejas.

Puede que, si lees agrovoltaica (o agrofotovoltaica), el concepto sea en principio desconocido. Es un sistema que se sirve del uso de placas solares dispuestas y colocadas de tal forma que no interfieren con los cultivos, sin que ello merme su capacidad para generar energía solar.

Un impulso para la repoblación de insectos

El concepto de agrovoltaica se refiere a una técnica, nacida en 1980, usada en la producción de energía solar, pero combinándola con la producción agrícola, todo en un mismo espacio. Se instalan paneles solares sobre cultivos o áreas agrícolas, permitiendo que se aproveche la tierra para ambos fines: la agricultura y la producción de electricidad.

La clave es la colocación de los paneles solares. La diferencia es que, con esta técnica, los paneles solares están dispuestos de tal forma que permiten la entrada de luz solar para el crecimiento de los cultivos y, al mismo tiempo, capturan energía solar para generar electricidad.

En la instalación se cuida la altura, inclinación y disposición de los paneles para optimizar tanto la generación de energía como el crecimiento de las plantas, teniendo en cuenta factores como la sombra y las necesidades de luz de cada tipo de cultivo. Los paneles solares crean sombra, reduciendo la evaporación del agua de riego y protegiendo los cultivos de olas de calor.

Esta técnica está experimentando hoy un verdadero crecimiento gracias a los avances tecnológicos y a la caída de costes. En el caso de Minnesota, este método ha servido para impulsar un renacimiento de las poblaciones de abejas.

El resultado ha sido obra de un estudio elaborado durante cinco años en dos grandes instalaciones. Las conclusiones a las que han llegado desde el Laboratorio Nacional Argonne indican que esta técnica, a la vez que favorece los cultivos, ayuda a revertir la caída en la población de abejas, al mismo tiempo que aumenta la biodiversidad con la presencia de más especies de insectos.

La importancia de las abejas en el ecosistema. Las abejas son cruciales para polinizar el 75% de los cultivos, tanto para consumo humano como para la alimentación animal. Por eso, la caída de la población de abejas supone un serio riesgo para la biodiversidad mundial y la seguridad alimentaria, debido a la agricultura intensiva y al alto uso de pesticidas.

Según el estudio, la agrovoltaica sirve para crear nuevos hábitats con sombra y libres de pesticidas para los insectos. La clave son los espacios de luz y sombra que provocan los paneles solares. Fomentan el crecimiento de la población de abejas y otros insectos, lo que se traduce en una mayor polinización y el control natural de plagas.

Pero no solo bajo los paneles solares. El estudio también demuestra que en los campos adyacentes a las instalaciones agrovoltaicas se produce un aumento de las visitas de las abejas. Según el estudio, se mejora la polinización de forma comparable a la observada en áreas protegidas por el Programa de Reservas para la Conservación del Departamento de Agricultura de EE. UU., que paga a los agricultores por restaurar los hábitats naturales de los insectos.

De esta forma, se puede aprovechar la agrovoltaica también para mejorar o restaurar hábitats naturales dañados, en este caso la población de abejas y otros insectos, al mismo tiempo que no se penaliza la generación de energía solar.

Imagen portada | AgriSolar Clearinghouse (Flickr)

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