Ante la llegada de los primeros fríos uno de los pasos fundamentales es tener la casa preparada para afrontar la bajada de temperaturas. De entrada presuponemos que contamos con un buen aislamiento (puertas, ventanas, suelos, paredes...), pero aún así deberemos verificar el buen estado de nuestro sistema de calefacción haciendo uso de alguna herramienta básica.
Es el caso de los radiadores, estufas de gas y estufas eléctricas, unos aparatos que tras varios meses parados vuelven a la actividad, por lo que es conveniente realizar un pequeño repaso para comprobar que funcionan correctamente. Se trata de un proceso importante pero que sólo nos va a tomar unos minutos.
Nos vamos a centrar en primer lugar en los radiadores (más abajo veremos las estufas de gas y eléctricas) de forma que dejaremos las labores de mantenimiento de la caldera, las que no sean básicas, a expertos en la materia que con seguridad nos garanticen un funcionamiento óptimo de la misma.
El primer paso es acudir a la caldera y comprobar el estado de la misma en lo referente a la conexión a la red eléctrica. En una revisión visual podemos comprobar el estado de la tubería que lleva el gas, que no presente algún tipo de golpe que pueda dificultar la distribución del mismo.
En la caldera podemos buscar el indicador de presión, el manómetro (generalmente muy accesible y en la parte frontal) y verificar que la presión es la correcta según las instrucciones del fabricante. Por norma se considera que la presión correcta del aparato estará entre 1,2 y 1,5 bares buscando que la aguja se encuentre siempre en la zona de seguridad. En caso de encontrar que no es así podemos usar la llave de llenado de la caldera (con cuidado) para hacer que la presión se sitúe en la zona apropiada.
Purgar los radiadores
En este punto y con la caldera a priori preparada, toca centrarse en los radiadores. Para ello es casi seguro que se hace obligado el realizar una purga de los mismos. Con este proceso lo que hacemos es eliminar el aire acumulado en el circuito de calefacción y así logramos que el agua caliente se distribuya de forma adecuada.
De esta forma el radiador se llena de líquido en todas las zonas y se calienta todo por igual, evitando el que por unas partes esté caliente y por otras frío y por lo tanto favoreciendo la distribución correcta del calor.
Purgar los radiadores es un proceso sencillo y sólo debemos tener como precaución el contar con un pequeño recipiente que recoja el agua que pueda salir en el proceso y que la caldera esté apagada.
Para ello acudimos a regular la válvula de purgado que incluyen todos los radiadores pudiendo usar un destornillador, llave inglesa y abrirla hasta que expulse todo el aire que queda en su interior. Al iniciar el proceso podemos oír un leve silbido y al terminar de expulsar el aire comenzará a salir agua del interior, momento en que debemos cerrar la válvula reguladora.
Se trata de unos sencillos pasos con los que nosotros mismos podemos mantener el buen funcionamiento de nuestra calefacción ahorrándonos un dinero en mantenimiento y de paso aligerando la factura mensual.
Estufas de gas y eléctricas
Son cada vez menos habituales, pero existen y no está de más realizar algunas comprobaciones básicas, pues al fin y al cabo un mal estado puede provocar una mala combustión y... bueno, tener consecuencias desastrosas.
En este caso la estufa es un modelo de los denominados catalíticos alimentados por gas butano. El sistema normalmente hace uso de un sistema de arranque por medio de una chispa eléctrica que salta al pulsar el interruptor. Un mecanismo de seguridad que funciona dejando pulsado unos segundos hasta que vemos la llama estable, momento en que podemos soltar.
Pero para llegar hasta ahí antes es interesante comprobar varios aspectos:
- La caducidad de la goma que va de la estufa a la bombona (que no esté caducada).
- El buen estado de la goma, pues aunque esté en regla no puede presentar defectos o roturas.
- El regulador de gas (conocido también como consagas), debe estar en buen estado.
- Asegurarse siempre del buen anclaje del regulador a la bombona y para ello nada mejor que antes de encender estufa y abrir gas, levantar la bombona por el regulador para comprobar el cierre.
Unas medidas básicas que podemos realizar nosotros mismos y que nos llevan al último punto, las estufas eléctricas.
Estas son las más seguras y fáciles de revisar. Se trata sobre todo de comprobar que las resistencias no tienen polvo y evitar así el molesto olor al encenderlas tras tiempo paradas. En este caso algunos modelos presentan una rejilla que se puede quitar para limpiar las resistencias (ojo, siempre con el cable desconectado de la toma eléctrica) y si no es posible, bastará con usar un aspirador o soplador de aire.
El cable de corriente no debe presentar magulladuras, roces y rotos que puedan provocar un cortocircuito y el enchufe debe tener las patillas de toma de corriente derechas, sin presentar signos de quemazón o de estar dobladas.
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