No quería que estuviese funcionando constantemente, sobre todo si en casa están pocas personas
Calentar el agua de forma periódica por medio de resistencias es algo que se notaba en la factura de la luz
En casa tengo una caldera de gas, pero en el lugar donde paso unos días durante las vacaciones, la familia utiliza un termo eléctrico. Este es un dispositivo presente en muchos hogares que, a diferencia de la caldera tradicional, funciona con energía eléctrica.
Un termo clásico calienta el agua mediante resistencias, lo que implica un gasto considerable de energía, especialmente cuando solo hay dos personas en casa. Por esta razón, hemos optado por una solución barata que ha hecho que ahorremos bastantes euros en la factura de electricidad.
Un dispositivo sencillo pero efectivo
El termo eléctrico que tenemos en casa es voluminoso. Funciona como un depósito de agua, manteniéndola siempre caliente para que esté lista cuando se necesite. Su rendimiento es superior al de una caldera, ya que el agua sale caliente de inmediato y a una temperatura más alta. Esto se debe a un sistema de resistencias eléctricas en su interior que calientan y mantienen el agua a la temperatura deseada. Además, un termostato apaga la resistencia cuando se alcanza la temperatura programada, manteniendo el agua caliente en el depósito.
Sin embargo, después de un tiempo, cuando el termostato detecta que la temperatura del agua en el depósito ha disminuido, la resistencia se enciende nuevamente para calentar el agua. Este proceso conlleva un gasto energético que se refleja en la factura de luz. Una opción es cambiar el termo por uno más moderno con control a distancia, pero hemos optado por una solución diferente.
Cuando en casa estamos solo dos o tres personas, utilizamos un enchufe con temporizador. Es un modelo analógico, nada de enchufes inteligentes (aunque estos también serían útiles). Me costó muy poco, menos de 5 euros, y al no depender de WiFi, puedo usarlo aunque no haya Internet en casa. Este sistema económico evita que la resistencia eléctrica se active más veces de las necesarias. Es muy parecido a este, aunque ya tiene casi tres años.
Lo que he hecho es conectarlo entre la toma de corriente y el enchufe del termo, estableciendo un tiempo determinado de funcionamiento. Normalmente, media hora al día es suficiente para las duchas y para usar agua caliente sanitaria si fregamos a mano en lugar de utilizar el lavavajillas.
Durante esa media hora, el termo funciona calentando el agua almacenada, pero el resto del tiempo permanece apagado. De hecho, en las pruebas iniciales, programé el temporizador para que funcionara una hora y media al día, pero he ido ajustando el tiempo y he comprobado que, para un uso habitual con dos personas en la vivienda, es más que suficiente para un día normal.
Además, en caso de necesidad, cuando somos más personas en casa o se requiere más agua caliente, es muy fácil anular el temporizador (hay una palanca para hacerlo) y dejar el termo conectado a la red sin esperar a la programación.
Cuidado con la potencia soportada
En este sentido hay que hacer una observación y es que el enchufe con programador a usar debe tener la suficiente capacidad para funcionar con el termo sin que ello suponga un peligro. Antes de usar un enchufe de este tipo (o una regleta) hay que conocer la potencia eléctrica de los aparatos que se van a conectar y que el enchufe ofrezca una capacidad mayor.
En este caso, el modelo que tengo soporta casi 4.000 V, suficiente para hacer funcionar el termo eléctrico sin problema. Se trata de evitar una sobrecarga que pueda hacer que se corte el suministro o en el peor de los casos, que incluso pueda provocarse un incendio.
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