Tres errores al encender la calefacción por primera vez esta temporada que pueden salirte muy caros

La época de encender la calefacción está a punto de empezar, ¿tienes tu caldera preparada para alcanzar el confort térmico sin gastar de más?

Estamos prácticamente a mediados de noviembre, vivo en el norte de la península y todavía no me ha tocado encender la calefacción, pero mirando la predicción del tiempo de esta semana es probable que sea cuestión de días. Acudir al termostato, poner la temperatura consigna y poco más: en relativamente poco rato los radiadores estarán calentitos y yo habré cometido un error que puede salirme muy caro, literalmente.

Porque antes de dar el pistoletazo de salida a la temporada de calefacción es importante realizar una serie de operaciones de mantenimiento en la caldera y recordar (o aprender) cómo poner la calefacción para buscar el bienestar manteniendo a raya el gasto energético. Después de todo, es bastante común que cometamos algunos errores a la hora de encender la caldera.

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Purga los radiadores antes del primer encendido

Más allá de la típica y recomendable revisión anual de la caldera, antes de encender la calefacción por primera vez es esencial purgar los radiadores para extraer el aire que puedan contener, lo que repercute en su eficiencia, funcionamiento, gasto energético, vida útil del elemento y hasta en el ruido. La operación de purgado de radiadores es rápida y tan sencilla que puedes llevarla a cabo sin necesidad de acudir a personal especializado.

Con la calefacción apagada y un recipiente bajo la toma del purgador, abriremos la válvula del radiador con ayuda de un destornillador, llave inglesa o hasta una moneda con el objetivo de que expulse todo el aire confinado en su interior, momento en el que empezará a salir agua. Tanto al inicio como al finalizar oiremos un leve silbido. Al concluir, comprueba que la presión de la caldera se encuentra entre los parámetros recomendados por el fabricante.

Ojo a la temperatura consigna del termostato

¿Con qué temperatura se alcanza el bienestar térmico? Dejando al margen la subjetividad de si somos frioleros o calurosos, la Organización Mundial de la Salud establece que en localizaciones con climas templados o de frío moderado la barrera son los 18 ºC para personas sedentarias sanas. A partir de esa temperatura tendremos un ambiente seguro y equilibrado.

Eso sí, la propia OMS señala que si en casa viven personas más vulnerables como menores, mayores o gente con enfermedades crónicas, entonces puede necesitarse una temperatura mínima más alta. ¿Cuánto? Otros estudios recomiendan una temperatura del hogar para bebés y personas vulnerables entre 22-24°C por el día y los 18-20°C por la noche.

Obviamente con 18 grados es probable que no estés a gusto solo en manga corta, por lo que tendrás que llevar un jersey o similar. No obstante, piensa que por cada grado que subamos la temperatura puede suponer entre un 5% y un 10% más en el consumo de energía. Y eso tiene consecuencias en la factura.

No obstruyas los radiadores

Hay quien por aprovechar el espacio coloca un cubreradiador para usarlo como mueble o simplemente para ocultar el radiador, pero es una mala idea. Lo mismo si decides colocar cortinas o algún tipo de mueble. En cualquier caso estarás bloqueando la salida de calor, lo que implica que al ambiente le cuesta más alcanzar la temperatura consigna y por ende, trabajará más y gastará más.

Lo mejor que puedes hacer es dejar los radiadores lo más despejado posible (otra cosa es que coloques un panel reflectante), con los muebles a cierta distancia para facilitar el paso del aire. Si el aire caliente puede moverse con libertad, la temperatura establecida se alcanzará antes.

Vía | Okdiario

Portada | Foto de Arthur Lambillotte en Unsplash

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