La internet de las cosas es un concepto que describe la interacción de dispositivos y elementos en una red global. El ser humano pasa a un segundo plano, ya que los verdaderos protagonistas son los elementos que componen la red. Dispositivos que interpretan el mundo físico y el mundo virtual y modifican nuestro mundo, probablemente haciendo nuestra vida más sencilla y con beneficios que van desde el ahorro energético o la seguridad de personas mayores a la telepresencia.
En la entrada anterior de Xataka Home os contamos qué es el internet de las cosas y cómo va a revolucionar nuestras vidas, centrándonos en aquellos aspectos relacionados con el hogar inteligente. En esta entrada seguiremos viendo qué aspectos evolucionarán y cómo será la relación entre los dispositivos y el ser humano.
Todo será más inteligente
La evolución de todo lo que nos rodea seguirá un poco la evolución de la imagen anterior. Ahora mismo nos encontramos en la primera ola, donde todos los dispositivos que nos rodean van conectándose entre sí, aumentando sus posibilidades. A continuación vendrá la industria y la automatización. En la tercera ola, todo estará conectado y las decisiones serán globales.
Hablamos de que los dispositivos serán capaces de comunicarse entre sí y de tomar decisiones de forma más o menos conjunta, con la menor interacción humana posible. Pero, para que esto ocurra, muchos elementos del hogar tendrán que ser capaces de describirse a sí mismos, incluso si no están conectados o tienen baterías. Ropa con etiquetas tipo BiDi o código de barras, que indiquen a la lavadora qué tipo de tejido es y la cantidad de agua y temperatura que necesitarían en condiciones normales de lavado. Muebles que indiquen cuáles son sus dimensiones para que el aspirador pueda rodearlos sin problemas, etc.
¿Quién manda en casa?
Antes de que alguno diga que su mujer es la que manda en casa, hablamos de los dispositivos asociados a la internet de las cosas. Probablemente tengamos un ordenador que pueda supervisar las reglas y políticas de los dispositivos del hogar. También será capaz de tomar cierto tipo de decisiones, pero nosotros seremos los que tengamos la batuta en todo momento. Y también los que a través de internet podamos modificar reglas o añadir nuevas condiciones.
A la hora de presentar entre sí a los dispositivos, probablemente los asociemos a "la inteligencia de la casa" de forma más o menos automática. El ordenador puede asumir así el rol de maestro de ceremonias y ver cómo encaja un nuevo dispositivo con todos los demás, si tiene que modificar alguna de las reglas existentes o añadir alguna nueva. Aunque también puede ser que los dispositivos se autoprogramen sin necesidad de que el ordenador diga nada (ejemplo de la persiana y el despertador). También en caso de avería los dispositivos podrán llamar a casa (como E.T.) y solicitar su reparación, para lo cual consultarán nuestra agenda electrónica y verán en qué rato estaremos en casa para programar la visita del técnico a esa hora.
En definitiva, los dispositivos tendrán que describir qué servicios pueden realizar y a qué eventos pueden subscribirse, así como qué eventos pueden generar y en qué cadena de acciones pueden participar. Y todo ello de forma transparente al usuario, aunque no estaría mal contar con la posibilidad de trastear y modificar cosas a los usuarios más avanzados.
¿Cómo entra el ser humano en todo esto?
Aunque en principio pueda parecer un contrasentido, cuanto menos entre el ser humano y menos intervenga, más éxito tendrá la aceptación en el hogar de la internet de las cosas. De nada sirven larguísimos manuales de instrucciones o tener que programar los dispositivos. El ser humano, por pereza o por falta de tiempo o por combinación de ambas, es el que menos lee manuales de instrucciones. Y de momento es el único capacitado para ello.
Servicios como IFTTT en los que se definen eventos, acciones y tareas serán los que "corten el bacalao". Cuanto menos intervengamos nosotros, mejor. Si la máquina de café ya sabe cuándo tiene que preparar el café por la mañana, la panificadora que compremos presentará sus servicios en casa, y se apuntará automáticamente al evento "desayuno" para la preparación del pan `y que todo esté listo a la hora de desayunar. Esto aparecerá en la pantalla del tablet o, por qué no, en la pantalla del frigorífico, por si acaso sólo desayunamos tostadas los fines de semana y se encargará de apuntar los ingredientes de harina y levadura recomendados por la panificadora en la lista de la compra para tener provisiones suficientes. En definitiva, se nos notificará de lo que puede hacer y de qué necesidades tiene y, si hay que interactuar con el elemento, como por ejemplo para cargar los ingredientes, podremos recibir un aviso en nuestro móvil para hacerlo la noche anterior.
¿Tendrán facebook los dispositivos? ¿Marcarán me gusta/no me gusta?
No es nada descabellado pensar en un "Facebook para dispositivos". No, no se van a contar las vacaciones o enviarse entre sí fotos. Pero sí que pueden apuntarse, hacerse amigos, presentar sus servicios (y aquí sí que pueden marcar los servicios compatibles entre sí, lo que equivaldría a un "me gusta") y establecer en definitiva su círculo de amistades. Un dispositivo podría ser amigo de varios hogares o ubicaciones, como el portátil que llevamos de casa al trabajo y de vuelta a casa, por lo que probablemente la asociación no sea por "hogar o ubicación" sino que los dispositivos probablemente cuenten con su identidad única e intransferible.
Nosotros podemos tutelar dichas amistades y cambiar o modificar los vínculos entre dispositivos, o los "me gusta/no me gusta". Algo así como si fueran niños y supervisásemos sus relaciones. Este modelo es el que menos esfuerzos requiere por nuestra parte y el que más beneficioso puede resultar a largo plazo. Si los fabricantes dejan además las puertas abiertas vía APIs o kits de desarrollo, las posibilidades crecerán de forma exponencial.
Esto no ha hecho más que empezar
Como veis, la internet de las cosas abre un mundo de posibilidades realmente asombrosas en los hogares inteligentes y probablemente nos quedemos cortos en cuanto a nuestras expectativas. A fin de cuentas, tampoco llevamos tanto con el internet de los humanos y ya sabéis como nos ha cambiado la vida a todos.
En Xataka Home | Internet de las cosas y hogar inteligente (I)
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