Me voy fuera en Navidad y dejaré el router encendido: estas son las razones

Si vas a pasar las vacaciones fuera de casa, seguro si te has preguntado si merece la pena dejar el router operativo y con Wi-Fi o no

En un par de días haré las maletas y diré adiós a mi piso de Madrid hasta después de Reyes: me voy a pasar la Navidad a mi casa familiar. Después de preparar todo lo que voy a llevarme, lo siguiente será dejar la nevera casi vacía y al mínimo, mi piso cerrado a cal y canto para evitar que entre el frío, la calefacción en modo 'vacaciones' ¿y el router? El router lo voy a encendido y funcionando y te cuento por qué.

Vaya por delante que el router es un dispositivo diseñado para estar operativo 24/7 y que además hacerlo no supone mucho en la factura eléctrica, dos motivos a considerar tanto cuando nos vamos de casa unos días como para repensarse hábitos como apagar el router cada noche. Eso sí, ya te adelanto algo: mientras que cuando me voy de vacaciones en verano apagamos el router, en invierno hago justo lo contrario y tiene su razón de ser. Aunque obviamente, es una cuestión personal de acuerdo con mis necesidades.

En Navidad me voy como mínimo dos semanas en las que las temperaturas son bajas (pleno invierno) y las horas de luz son escasas, ambos puntos son esenciales para esta medida.

Por seguridad

Dejar nuestro piso de Madrid vacío nos produce cierta inseguridad, por lo que tenemos un par de dispositivos Echo Show con cámara y funciones de vigilancia, lo que nos permite ver y escuchar en cualquier momento lo que pasa en casa.

Podría pasar desapercibido como un cuadro más, pero tiene cámara y micrófono

Precisamente porque hay poca luz solar y aunque dejamos las persianas de las habitaciones bajadas, hay otras como las ventanas de la cocina y el baño que no tienen persiana. Pues bien, tenemos configuradas nuestras luces inteligentes para fingir que hay alguien en casa, de modo que se encienden de forma aleatoria algunos minutos al día.

De esta forma por un lado echamos un ojo al interior de casa y simulamos que estamos allí gracias a la domótica. Pero ambas medidas serían imposible de llevar a cabo con el router apagado.


Para tener una temperatura confortable a la vuelta

Ya os he contado alguna vez que mi piso de Madrid es viejo, pequeño, está mal aislado y para más disgusto, tiene pocos radiadores y también son pequeños. La consecuencia es que las temperaturas suben o bajan rápidamente en función de la temperatura exterior. Cuando estás en casa de diario puedes lidiar con ello encendiendo la calefacción, pero si vas a estar fuera de casa dos semanas, cuando vuelvas puedes encontrarte a una pareja de pingüinos que han anidado en el sofá.

Aquí no hay mucho que podamos hacer, ya que mi caldera es un modelo básico de gas que no tiene opción de programación. Afortunadamente hace un año optamos por comprar un radiador conectado. Sí, una estufa eléctrica no es lo mejor para mantener a raya la factura de la luz, pero en el dilema de escoger entre llegar a casa y encontrármela a 15 grados o pagar unos eurillos más y estar a gusto, elijo la segunda opción.

Al fin y al cabo el uso de nuestro radiador con conectividad es puntual y muy concreto, esencialmente para encenderlo unos minutos antes de ir a la ducha (en el baño no hay radiador) o para este caso de volver a casa después de días fuera. Así que media hora antes de llegar lo encendemos a distancia con el móvil y cuando llegamos la temperatura de la casa (que recordemos, es pequeña) es más soportable. Al llegar, encendemos la caldera y apagamos la estufa y listo.

Este es el otro gran motivo por el cual el router tiene que estar en funcionamiento: si el radiador no estuviera enchufado y conectado al Wi-Fi de casa, no podríamos encenderlo a distancia.

Una versión anterior de este artículo se publicó en diciembre de 2023.

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