Por estas páginas hemos hablado en distintas ocasiones de la importancia de tener la red Wi-Fi de casa correctamente configurada. No se trata sólo de buscar su optimización para ofrecer un mejor rendimiento, que sí lo es, sino de buscar que sea realmente segura y eso es algo que resulta sumamente sencillo de llevar a cabo.
Y para eso lo primero que tenemos que afrontar es que el router, la puerta de enlace de nuestro hogar con la selva que es la red de redes que hay más allá de la caja de entrada de nuestra casa, es a su vez el primer filtro para intentar impedir que lleguen presencias extrañas y con ello no estamos hablando de las sombras de las que algunas veces habla Iker Jimenez.
No se trata de visitantes nocturnos, sino de vampiros del Wi-Fi que buscan constantemente la menor debilidad de un sistema para entrar a saco y beneficiarse (ese es el mal menor) de nuestra cobertura. Y es que si sólo fuese usar nuestro ancho de banda.
Debemos tener en cuenta que por nuestra red viaja contenido de todo tipo. Datos personales, identidades, datos bancarios... contenido muy apetecible para cualquier amigo de lo ajeno y es que ya lo sabemos. La información es poder y tus datos, mis datos, los datos del vecino valen mucho en los mercados opacos.
Así que llega el momento de sentarte delante de tu router ya sea el tuyo o el de tu operadora y prepararte para cambiar cuatro parámetros muy básicos pero a la vez fundamentales. Hablamos del nombre de usuario, la clave de acceso y cómo no, el nombre y la clave de tu red Wi-Fi. Recuerda que si alguien accede a tu router puede tener posibilidades de acceder a los dispositivos que tienes conectados a tu red.
Cambiando el usuario y la clave de acceso
El primer paso es el que concierne al cambio de usuario y clave de acceso a nuestro router. De nada sirve tener alta seguridad en el resto de parámetros si nuestro usuario sigue siendo "admin" y la clave de acceso "1234" de forma que cualquiera puede alterarlos y dejarnos sin defensas.
Por lo tanto debemos iniciar el navegador y bien conectados a nuestra red Wi-Fi o por cable acceder al router con la ip que corresponda (192.168.X.X donde se suelen encontrar las más habituales) que por regla general viene tipificada en el manual de instrucciones o en la base del aparato.
Una vez dentro debemos buscar el apartado de gestión del router que suele variar ligeramente de una a otra marca. En mi caso, haciendo uso de un router D-Link DIR 879 accedo a y allí cambio la clave de acceso al router por una alfa numérica apoyada a su vez en signos. No hace falta que sea muy larga, simplemente que combine bien todo tipo de elementos. Se trata de poner las cosas lo más difíciles posibles partiendo que lo imposible... no existe.
Una vez cambiado el parámetro el equipo nos devolverá a la pantalla inicial para que nos "logueemos" pero ya con la nueva clave (y si el navegador te pregunta si la quieres guardar, en mi caso siempre le digo que no).
Una vez controlamos la posible brecha de seguridad para acceder a nuestro router toca cambiar la clave de red y el nombre de nuestra red Wi-Fi. Y antes de seguir una salvedad y es que debéis tener en cuenta que si ya habéis conectado aparatos a esa red, con el cambio de nombre, de contraseña o de ambos, deberéis volver a sincronizarlos de nuevo (esto incluye a los extensores de red que beben de la red principal para expandirla por todo el piso).
Para este punto vamos a buscar un apartado que ponga Wi-Fi Settings, Wireless Settings o similar (como en el caso anterior puede variar en función de marca o modelo de router) y una vez dentro buscar el nombre de nuestra red Wi-Fi "Nombre de red (SSID)". Un nombre que por regla general viene por defecto de forma que hace referencia a nuestro operador (si el router es facilitado por el) o al nombre de la marca (si es libre). En este caso es conveniente usar nombres de red no excesivamente llamativos pero que a al vez podamos distinguir fácilmente.
Buscando un buen cifrado
A la hora de proceder con el cambio veremos como encontramos opciones que nos pueden sonar extrañas. Se trata del tipo de cifrado pudiendo elegir entre tres sistemas o protocolos diferentes que podemos encontrar en la mayoría de routers modernos: WEP, WPA y WPA2.
- WEP el más antiguo ha quedado obsoleto y el menos aconsejable. Proporciona un cifrado de nivel 2 y se pude romper con dispositivo de forma fácil.
- WPA el sucesor de WEP destaca por ofrecer más seguridad al no estar tan limitado en el número de caracteres que podemos introducir.
- WPA2 el protocolo más seguro, el que ofrece el nivel más alto de protección de los tres
Ahora y sin darle al botón de guardar o similar debemos cambiar la clave de acceso para conectarse a nuestra red. Se trata de evitar la que viene por defecto e incluso de no tener que hacer uso de aquellas que podemos encontrar por Internet. Puedes crear tu propia clave de red pero siempre sin que vaya asociada a un parámetro lógico (matrículas, fechas de nacimiento) o fórmulas matemáticas. Es así interesante como ya vimos antes, el usar letras, números y signos.
Lo más habitual es que una vez hemos cambiado el nombre de la red y la clave el router se reinicie, pasando a estar unos segundos desconectados. Además, si lo hicimos vía Wi-Fi es recomendable hacer un copia pega de la clave para tardar menos a la hora de volver a conectarnos a la red.
Cómo puedes ver se trata de unos pasos muy sencillos pero que van a permitir que tu red tenga un plus de seguridad y es que aunque la impermeabilidad plena es imposible de lograr (lo suyo es poder desactivar el botón WPS) si que vamos a conseguir el poner las cosas un poco más difíciles.
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