Desde hace varios años llevamos hablando de un nueva tímida tecnología que busca hueco en nuestros hogares para complementar a las redes inalámbricas actuales. Es LiFi y su principal cualidad es ser capaz de transmitir información a través de las bombillas LED sin que percibamos cambios en su luminosidad.
Hasta ahora habíamos tenido puntuales noticias sobre demostraciones del concepto e incluso algún prototipo mostrado en ferias (en el último MWC 2018 de Barcelona, por ejemplo) de la mano de la empresa PureLiFi, principal impulsora de la tecnología. Sin embargo, ahora es Philips la que ha anunciado interés por LiFi y sus posibilidades de futuro.
Esta semana la compañía ha comentado que han comenzado una prueba de su sistema LiFi (Light Fidelity) en un centro de oficinas de Icade en Francia alcanzando por el momento velocidades de transmisión de unos 30 Mbps.
Para ello se han utilizado una serie de luminarias LED instaladas en los techos y equipadas con un modem conectado por cable a la red local para recibir los datos. Los LEDs envían la señal LiFi a los ordenadores colocados debajo que a su vez se comunican usando un transmisor USB.
La principal propiedad que Philips ha señalado con estas pruebas es la mayor seguridad de las conexiones, ya que los datos llegan solo al usuario situado dentro de la cobertura del haz de luz y no traspasa las paredes como sucede con WiFi (algo que según se mire podría ser también su principal desventaja).
Por el momento se trata solo de una prueba pero que no es una prueba más. ¿Por qué? Porque el hecho de que una de las grandes empresas electrónicas del mundo y una de las principales del sector de la iluminación LED esté centrando esfuerzos en LiFi implica que podríamos estar más cerca de ver aplicaciones comerciales reales en nuestros hogares.
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