Comprar un router neutro no siempre es la mejor opción, ya que dependerá del tipo de usuario que seamos y nuestros conocimientos
Cuando contratamos una conexión a Internet con nuestra operadora, ésta nos proporciona como mínimo un router, equipo imprescindible para poder gestionar el acceso a la Red y establecer una red local cableada y/o inalámbrica dentro de casa.
Estos routers cedidos por nuestro ISP han tenido con frecuencia mala fama, sobre todo durante los primeros años de las conexiones ADSL, estando muy limitados en funciones, lo que hacía que ante cualquier problema recurrente en la conexión como falta de cobertura WiFi rápidamente se lo achacáramos a sus reducidas capacidades.
Sin embargo, hay que reconocer que la situación ha ido mejorando mucho en los últimos años con la implantación masiva de las redes de fibra óptica e incluso de cable coaxial, donde las operadoras han ido ofreciendo cada vez equipos con mejores prestaciones, aunque eso sí, todavía con algunas opciones limitadas de serie.
Cambiar el router de la operadora, he ahí la cuestión
Esto es motivo para que muchos usuarios sigan planteándose hoy en día si merece la pena cambiar el router de serie por un modelo neutro (no cedido por la operadora) comprado aparte en cualquier tienda, en un intento por ejemplo de ampliar algunas de sus funcionalidades.
Por ejemplo, una de las razones más populares para buscar un router nuevo es la relacionada con la conexión inalámbrica, ya que en muchos casos aunque tengamos contratados cientos de Mbps sufrimos de cortes frecuentes en la WiFi, baja velocidad de acceso a Internet, poco radio de cobertura inalámbrica, etc.
Sin embargo, estos problemas no son siempre achacables al router, ya que como hemos visto en otras ocasiones quizá exista una saturación de las bandas de frecuencia debido a interferencias de las redes de los vecinos, algo común en edificios con muchas viviendas conectadas a Internet de forma inalámbrica. En estos casos poco podremos hacer comprando un nuevo modelo por muy potente que sea.
En estas situaciones es más recomendable optar por otras soluciones mixtas como redes PLC con o sin repetidores WiFi, por adaptadores de tipo Mesh que se puedan interconectar por cable y diferentes combinaciones de este tipo de dispositivos. Entonces, ¿qué argumentos tenemos a favor y en contra de cambiar el router de nuestra operadora?
Opciones bloquedas y sistema cerrado. Es el argumento esgrimido por muchos usuarios expertos, ya que la mayoría de routers de operadora vienen con opciones bloqueadas, e incluso con un sistema operativo cerrado que no nos permite usarlo con otro proveedor de servicio de Internet. Si quieres andar trasteando con funciones avanzadas, los routers de operadora pueden presentar importantes limitaciones.
Compatibilidad y facilidad de uso. Pero el punto anterior es también el gran atractivo de estos routers, ya que estos equipos vienen preparados para usarse exclusivamente con el operador que nos lo proporciona funcionando desde el primer minuto y, en teoría, garantizando la compatibilidad con el ancho de banda contratado (por lo menos en conexiones Ethernet) así como con los parámetros necesarios para otros servicios como telefonía VoIP y televisión en streaming.
Debido al enfoque de usuario generalista que tienen estos routers de operadora, hacen que todo sea más fácil para clientes con menos conocimientos técnicos. Tanto su configuración, como la puesta en marcha son tareas más sencillas e incluso muchas veces vienen de fábrica con todo lo necesario como para poder enchufarlos y comenzar a navegar.
Servicio técnico y actualizaciones. Otro punto a favor de los routers de las operadoras es que en general tenemos a la compañía para ayudarnos si nos surge algún problema de configuración o de mal funcionamiento del equipo. Es decir, contamos con un cierto soporte técnico que puede ayudarnos y sacarnos de un apuro. Si compramos un router por nuestra cuenta deberemos asumir los posibles problemas y errores de configuración.
¿Sustituir por completo o complementar?
Como vemos, cambiar el router de serie de nuestra operadora tiene sus ventajas e inconvenientes. Sin embargo, en el caso de que sigamos con la idea de comprar uno nuevo, hay que tener en cuenta de que en muchos casos no podrás deshacerte de él por completo y deberás seguir usándolo parcialmente.
La mayoría de modelos neutros que encontraremos en las tiendas no sirven para todos los servicios que nos ofrece nuestro ISP, no son 100% compatibles, o la configuración que habría que hacer no es inmediata ni está al alcance de todo el mundo.
Por ejemplo, en el mercado podemos encontrar multitud de routers neutros con especificaciones estupendas, pero solo unos pocos de ellos vienen con módem ADSL o de cable incorporado, imprescindible si tenemos una de estas conexiones. Menor aún es el número de modelos que podemos conectar a una red óptica de forma directa y son compatibles con los servicios de VoIP o teléfono por Internet y la televisión que nos proporciona nuestra operadora.
Incluso en el caso de que encontremos un modelo compatible, configurar un router neutro para poder usarlo como sustituto del de tu operadora es más complejo, ya que se necesitan de parámetros y códigos de configuración que tu operadora no te proporcionará por las buenas, sino que será necesario recurrir a su búsqueda por foros de ayuda especializados y puede que no siempre logres encontrar la respuesta que buscas.
Por este motivo, la opción más habitual y recomendada en vez de sustituir por completo el router de la operadora es seguir usándolo como equipo intermedio entre el acceso a Internet y tu nuevo router comprado. Para ello, si es posible en la configuración interna basta con poner el router de la operadora en modo "puente" o "bridge" para que sea el nuevo equipo el que tenga la mayor carga de trabajo, quedando el de tu operadora solo como un módem que gestiona la conexión del ISP.
Por ejemplo, si el problema es que la capacidad WiFi del router de tu operadora es muy pobre pero cumple en el resto de funciones, lo más sencillo es optar por instalar directamente un punto de acceso inalámbrico, redes PLC con WiFi o adaptadores de tipo Mesh, más potentes y de calidad apagando directamente la red inalámbrica de tu operadora.
O si lo que buscamos son funciones adicionales como puertos USB para compartir discos y periféricos, que el router incorpore una buena interfaz de usuario, sencilla de usar pero potente que nos permita configurar los parámetros más habituales (como contraseñas, apagar y encender la WiFi, cambiar los canales de frecuencia y la potencia, etc.) rápidamente y sin perdernos, la opción de complementar el router de operadora con uno neutro que se encargue de estas tareas puede ser una buena opción.
Imagen portada | Jose Antonio Carmona
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