Como norma general se tardan décadas en aplicar los descubrimientos científicos a productos de uso diario. Años después de que los periódicos hablen de nuevos materiales podemos ir a comprarlos, y a menudo se logran saltos cualitativos en la calidad de vida. Los materiales y tecnología usados en el diseño de los nuevos colchones son una de estas aplicaciones relevantes.
Uno de cada tres años de vida lo pasamos en la cama, durmiendo. Este dato, unido al crecimiento de las cifras de insomnio, falta de descanso y sensación de agotamiento hacen que miremos en dirección al dormitorio. ¿Qué innovaciones tenemos para nuestra cama? Hablemos de la importancia de un sueño reparador, así como de la tecnología que se usa en colchones.
¿Por qué debería cuidar mi sueño?
En los últimos años ha nacido todo un universo de sensorización —generalmente a través de pulseras inteligentes— que nos ayuda a monitorizar el sueño. No es para menos. El sueño es un mecanismo necesario para nuestro organismo que nos ayuda en una gran cantidad de procesos.
La sensación de descanso es fruto de la renovación celular y reparación de tejidos, del crecimiento (en la juventud), del correcto almacenamiento de los recuerdos registrados durante el día y de la eliminación de toxinas, entre otros. Dormir no solo es conveniente: es una función biológica imprescindible.
Los estudios de privación del sueño realizados remarcan la importancia de dormir, pero ponen en primer plano el hecho de dormir bien. No es lo mismo recostarse en un jergón de paja que hacerlo en un colchón moderno. Recordemos todos lo que nos decía la espalda la última vez que dormimos en el sofá.
La importancia de los materiales del colchón
Tras el jergón de paja, propio de hogares pretéritos, el colchón de lana tuvo una gran acogida en Europa durante siglos, aproximadamente desde el s. XIV hasta principios del XX. Lógico, ya que con respecto a lo que había antes suponía todo un lujo que tan solo había que airear y barear para que conservase la forma... más o menos, pues a menudo se perdía debido a la falta de consistencia de la lana.
Además, la lana atraía con demasiada frecuencia ácaros y bacterias que no eran precisamente saludables. Probablemente por eso, la introducción de muelles grandes (que a menudo ocupaban todo el ancho del colchón) supuso una gran mejora. Estos eran metálicos, principalmente de acero, y conservaban mucho mejor la forma que cualquier jergón, con o sin paja, lana o plumas.
El problema, claro, era que la presión del durmiente iba deformando día tras día los muelles. Tras un par de años, el colchón presentaba todo tipo de irregularidades y resultaba no solo incómodo, sino también perjudicial para cuello, espalda o articulaciones. El sueño de calidad tardaría tiempo en llegar.
Hoy, diseñadores y fabricantes como Morfeo optimizan los colchones capa a capa haciendo uso de la última tecnología en monitorización y materiales para controlar todos los factores que afectan a nuestro preciado mundo onírico. Porque sí, el sueño puede ser parametrizado y optimizado para ganar en calidad de vida, y esta empresa española nacida 100% digital, pero con foco en la calidad del descanso lo está demostrando.
¿Hay modo de dormir mejor? ¿Qué factores tengo en cuenta?
Esta pregunta ha empezado a tener sentido en las últimas décadas, ya que ahora disponemos de métricas y sistemas estadísticos capaces de darnos respuesta a la pregunta: ¿Hay factores que pesan más en la calidad de sueño? La respuesta, ahora lo sabemos, es que sí.
Se ha demostrado que el ejercicio físico moderado durante el día favorece el sueño profundo. También el mantener un horario fijo, unas rutinas de comportamiento. Es decir, despertarse a la misma hora todos los días, festivos incluidos, y a poder ser siguiendo las salidas del sol. Esto último es algo más complejo, pero ayuda a que el cuerpo aprenda cuándo tiene que dormir.
A última hora del día se desaconseja hacer ejercicio intenso. También evitar todo uso de pantallas al menos un par de horas antes de dormir, debido a su luz azulada. La longitud de onda del azul le dice a tu sistema nervioso que es hora de despertar, liberando la hormona cortisol.
Otras condiciones ambientales, como la temperatura del aire de 18 ºC o la falta de ruidos fuertes, también ayudan a conciliar el sueño. Pero, además de estos factores hay uno más a tener en cuenta, y es clave: la calidad del colchón en el que dormimos.
¿Qué puede hacer un colchón de alta calidad por nosotros?
¿Sabes esa sensación de quedarse dormido nada más apoyar la cabeza en la almohada? Además del agotamiento propio del día, hay factores que ayudan a caer redondo de ese modo, como la termorregulación o regulación de la temperatura.
Es por eso que diseños como el colchón Morfeo hacen uso de tecnología propia a modo de capa llamada FiberSoft. Esta disipa el calor para alcanzar la temperatura ideal corporal, situada entre los 19 y 22 ºC. Disponer de esta tecnología hace posible un descanso sin calores nocturnos.
Si hace unas décadas el objetivo del colchón era únicamente el de ser mullido, hoy es un sofisticado complejo de capas, cada una de las cuales ha sido cuidadosamente diseñada con un objetivo concreto. Justo sobre la capa FiberSoft localizamos otra de tejido orientada a repeler ácaros y bacterias, y eliminar malos olores.
Debajo, un núcleo de varios centímetros de material viscoelástico ayuda a repartir las líneas de presión sobre nuestra piel. De este modo hacemos más fluida la circulación sanguínea mientras dormimos y evitamos malas posturas o el molesto hormigueo de los miembros “dormidos” a los que no llega bien la sangre.
Y un poco más abajo observamos la evolución de la tecnología de muelles del siglo pasado; que ahora hacen uso de nuevos materiales que aportan durabilidad al conjunto, además de ayudar a crear zonas independientes en el mismo colchón.
Así se puede monitorizar la calidad del sueño
Lo mencionábamos arriba con las pulseras de actividad, probablemente los primeros dispositivos que nos dieron información útil aunque limitada sobre la calidad de nuestro sueño: podemos medir cómo de bien (o mal) dormimos. Para ello, los sensores inteligentes han entrado en la industria de los colchones. Morfeo hace uso de ellos distribuidos por toda la superficie. Es el primer colchón inteligente fabricado en España.
Estos no solo nos informarán, conectando el colchón vía Bluetooth a nuestro móvil iOS o Android, de cuántas horas hemos dormido, si nos hemos despertado mucho en mitad de la noche o si damos vueltas. También nos ayudarán a detectar problemas graves del sueño como la existencia de apnea, un trastorno en el que la respiración se interrumpe.
Aunque pudiera parecer que esta tecnología encarece el coste del producto, en el caso de Morfeo, el vender directamente al comprador sin pasar por un intermediario tiene ciertas ventajas. Así, un colchón de matrimonio de 150 x 190 cm cuesta 599 euros, envío y 10 años de garantía incluidos.
Para obtener resultados sólidos, este tipo de colchones miden parámetros como la presión sobre la cama, las pulsaciones o la respiración, cotejando todo con el tiempo para ofrecer informes consolidados en nuestro móvil. Esto nos brinda la oportunidad de “entrenar nuestro sueño”.
Podemos, por ejemplo, seguir la evolución de la calidad del sueño durante meses y ver qué nos funciona a nivel personal. Así, tenemos la posibilidad de ver gráficamente qué supone para nosotros entrenar, cuidar la alimentación, o controlar la hora a la que nos despertamos, entre otros parámetros. Solo hay que... tumbarse a dormir.
Imágenes | Morfeo, iStock/AnnaTamila, iStock/yanyong
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