Uno de los principales retos de cualquier pantalla que se diseña y produce en este siglo es que la imagen que se emite se vea con la mayor calidad posible. Cada vez más, los avances tecnológicos se esmeran en seguir escalando nuevos retos que se traducen en nitidez, claridad y un color lo más realista posible.
Hemos llegado al punto de asombrarnos ante la perfección de un paisaje visto en nuestra televisión: todos los detalles se muestran como una asombrosa filigrana al alcance de nuestras manos. Pero, ya que los avances son tan dispares y se suceden con una velocidad endiablada, se hace muy importante que podamos adaptarlos a nuestras necesidades y, sobre todo, a las de los equipos que pueblan nuestras casas.
UHD y sus implicaciones
La llegada de la tecnología UHD ha significado una auténtica revolución en la manera de entender la forma de ver la televisión, la calidad que aporta a las imágenes convierte nuestra experiencia audiovisual en algo inolvidable. Pero no todos los televisores están preparados para ofrecer la imagen en UHD con la mejor calidad, éste es el reto que Samsung se ha impuesto.
Una imagen captada en calidad UHD debe ser trabajada antes de poder ser emitida en un televisor. Y aquí viene un nuevo avance tecnológico pues, si bien otros televisores necesitan reescalar la imagen previamente para poder tratarla y después emitirla (es decir, rebajar su calidad para poder manipurla), Samsung ha conseguido que sus televisores puedan trabajar con esta imagen directamente, sin perder ni un ápice de sus cualidades originales. Esto sólo puede entenderse gracias a la potencia de sus nuevos procesadores, rápidos y altamente capacitados, que están preparados para tratar hasta 8.2 millones de píxeles y devolver al espectador las imágenes de manera que la plasticidad y las características técnicas jueguen en favor de hacer más gratificante su visionado.
El escalado UHD
Los nuevos televisores UHD deben, además, incluir una importantísima función para el correcto visionado de las escenas. Se trata del escalado de la imagen. Es decir, estamos hablando del procedimiento mediante el cual una imagen con una resolución Full HD, HD o un formato de origen de calidad inferior pasa a transformarse y escalar en una resolución próxima al UHD para que la recepción de las imágenes por parte del espectador sea lo más perfecta posible y no sufra la más mínima pérdida de calidad.
El UHD es el auténtico triunfo de la calidad en la imagen, pues ofrece hasta cuatro veces la resolución y el número de píxeles que los contenidos en Full HD tienen. Pero esto podría presentar un problema para el usuario, pues el salto cualitativo podría hacer pensar que, por ejemplo, nuestros viejos DVD's en calidad Full HD, ya no son operativos para nuestro televisor, por lo que habríamos de reemplazarnos. Nada más lejos de la realidad, pues, precisamente, los televisores más evolucionados ofrecen el escalado de la imagen. Así es la tecnología UHD Upscaling que ha desarrollado Samsung, que permite reconvertir ese material para que podamos seguir disfrutando de él, eso sí, con una considerable mejora en el detalle y la precisión que ofrece.
Los pasos del proceso
Para aumentar la calidad de los contenidos que en su momento se originaron con una resolución más baja, se desarrolla un proceso en cuatro partes fundamentales que permiten al espectador gozar de las imágenes con una mejora cercana al UHD.
El primer paso es el análisis de la señal. Los formatos televisivos y de vídeo han evolucionado constantemente en los últimos años y, ahora, podemos encontrarnos con que nuestro televisor necesite desentrañar si el formato de la imagen que pretende emitir trabaja, por ejemplo, con material SD, HD (720p) o FHD (1080p). Saber a qué tipo de formato nos enfrentamos, determinará el tipo de proceso que será necesario para lograr un escalado como el que precisamos.
El segundo paso es el de la reducción de ruido, lo que permite "depurar" las imágenes implementando la calidad de los píxeles e identificando las partes del mismo que pueden influir en el resultado final, para trabajar en la optimización del color, el brillo, el contraste... El tercer paso nos habla pues del análisis del detalle, que va ligado al segundo punto y supone la evolución lógica del mismo.
Por último, tendríamos la redefinición de la imagen, el paso final para que el espectador disfrute de la mejor calidad y su experiencia audiovisual se vea ampliamente evolucionada. Para ello, es muy importante mejorar cada uno de los detalles, deteniéndose en cada uno de los píxeles que componen la escena.
Interpolación digital
Para hacer efectivo todo lo que estamos explicando, hemos de hablar del proceso matemático que permite que el escalado de la imagen se haga efectivo. Nos referimos a la interpolación digital. Se trata de un algoritmo de escala que favorece que ese material de un formato inferior pueda modificar su información y mutar en calidad UHD.
Con la interpolación, nos aseguramos de que el material original, sea cual sea su formato nativo, se adapte al nuevo formato y sus especificidades. Se trabajan los píxeles para aumentar la precisión de los mismos e incluso se genera información nueva para que la imagen original no sufra una pérdida de calidad en su nuevo formato. Los colores, los bordes... son reenfocados y saturados para hacer posible un proceso efectivo.
De esta manera, se trabaja para que un consumidor que adquiera un televisor con el formato UHD pueda seguir disfrutando de sus antiguos DVD's de calidad inferior, como los contenidos en Full HD. Los mismos apreciados y queridos contenidos, con un implemento de su calidad, una mejora fundamental, imprescindible para la nueva era tecnológica.
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