Dejar la tostadora enchufada cuando no la usas es mala idea. La razón no tiene nada que ver con el ahorro de energía

El funcionamiento de este pequeño electrodoméstico esconde un riesgo que solo podemos mitigar desenchufándola

A menudo hablamos de la importancia de desenchufar los electrodomésticos desde un punto de vista energético y la culpa la tiene el stand by, ese sistema que aunque agiliza el proceso de encendido, tiene un peaje a pagar: el consumo de energía. Así, aparatos como la tele pueden acabar pasando factura. Es cierto que el coste del stand by ronda el 10% (que no es mucho), pero todo suma y ese consumo fantasma tiene un coste en nuestro bolsillo significativo si tomamos un plazo más largo, como por ejemplo un año.

Por otro lado, hay aparatos que conviene no enchufar a una regleta, como por ejemplo calefactores y estufas, hornos, lavadoras y en general, electrodomésticos de alta potencia y consumo. El motivo tiene que ver con las especificaciones eléctricas de la regleta: si no soporta tanta potencia, puede provocar un sobrecalentamiento que acabe deteriorando la regleta, el sistema eléctrico y provocando un incendio.

Entre estas dos recomendaciones aparece otra que da qué pensar: desconectar la tostadora de la toma eléctrica al terminar de usarla. El motivo está en que este pequeño electrodoméstico ni gasta mucha electricidad ni (en general) resulta demasidado potente. Más allá de algunos modelos avanzados, lo normal es que ronden los 1000 W y que tuesten el pan en poco más de un minuto. ¿Por qué entonces hay que desconectar la tostadora si no la usas?

Dejar la tostadora enchufada es un riesgo de incendio

Como ya hemos explicado alguna vez, solo enchufaremos la tostadora cuando vayamos a usarla y la desconectaremos inmediatamente después, especialmente si vamos dejarla desatendida, por ejemplo si nos vamos de casa. La clave está en su sistema de funcionamiento.

En la intro explicábamos que no se trata de un electrodoméstico demasiado potente: bastan aproximadamente 1000 W (en Amazon verás muchísimas que son de 700 W) para calentar las resistencias encargadas de tostar el pan por convección en pocos minutos. Precisamente este mecanismo resulta problemático porque aunque la carcasa exterior esté fría, las resistencias siguen calientes (van enfriándose progresivamente en contacto con el aire) y si están en contacto con restos de migas acumuladas, el riesgo de incendio crece considerablemente.

Así que después de usar la tostadora, lo suyo es desenchufarla y una vez hecho y pasado un tiempo prudencial, limpiarla. Así, retiraremos el cajón para limpiar los restos y también la pondremos boca abajo y agitaremos para que esos restos que quedan en las paredes se despeguen y caigan por gravedad. No obstante, esa es una tarea verdaderamente complicada, motivo por el cual es mejor no correr riesgos y dejarla siempre fuera del contacto con el sistema eléctrico de casa.

Portada | Foto de Nicola Barts 

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