La vida moderna nos ha traído innumerables ventajas, pero también inconvenientes como la contaminación ambiental, tanto fuera como dentro de nuestras viviendas. Convivimos a diario con cientos, miles de sustancias químicas artificialmente creadas por el hombre cuyas repercusiones a largo plazo en la salud son difíciles de prever.
Para ayudarnos a entender mejor a qué estamos expuestos en nuestro entorno diario, la Universidad de Oregon ha creado MyExposome, una pulsera fabricada con un compuesto de silicona cuya misión es ir recogiendo muestras de las sustancias químicas con las que tenemos contacto en el día a día, quedando impregnadas de forma similar a como lo hacen en nuestra piel, para analizarlas con posterioridad.
El proceso es el siguiente: el usuario se coloca la pulsera y la lleva puesta durante aproximadamente una semana en los lugares por los que esté habitualmente. Si lo que se quiere es analizar la habitabilidad de una vivienda, posibles tóxicos en el hogar, etc. entonces sólo la deberíamos llevar dentro de casa.
Pasado ese tiempo, se envía la pulsera al laboratorio, donde se analizará y nos remitirán un informe con las hasta 1.400 sustancias que son capaces de detectar (en concreto, todas estas) y que se habrían quedado adheridas en la silicona (y por lo tanto en nuestro cuerpo).
Por el momento, MyExposome ha comenzado una campaña de financiación en Kickstarter con la que esperan recoger fondos para poner todo el proceso en marcha. Que por cierto, no será barato, ya que le costará al cliente unos 995 dólares. Desconozco lo que puede costar un estudio así con métodos tradicionales, pero puede que para quien tenga problemas serios de alergias e intolerancias a sustancias químicas un sistema como este sea más que bienvenido a pesar del precio.
Más información | MyExposome en Kickstarter
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