Hoy día cada vez tenemos más _gadgets_ en casa que hacen uso de una conexión a internet casi permanente a la vez que vigilan nuestros movimientos y escuchan nuestras conversaciones con el fin de facilitar el uso que hacemos de los mismos en el día a día.
No solo hablamos de nuestras búsquedas en la web y basta poner como ejemplo algo tan obvio como nuestro _smartphone_, pero también la consola, el televisor, el reproductor de músico o el blu ray... Casi todos y cada uno de ellos, tienen algo que nos hacen sentirnos vigilados por ese gran hermano incluso en el salón de nuestra propia casa.
Y llegados a este punto cabe preguntarse, ¿qué ocurre con esos datos que se recogen? ¿Podemos estar seguros de que nuestra intimidad está siempre a salvo? Dos preguntas, solo dos que pueden tener multitud de respuestas.
Hablar y ser escuchado
Experiencias vividas en la realidad que ponen los pelos de punta como el hecho de estar en casa de unos amigos y tras decir el nombre de una persona, escuchar como el Samsung Galaxy Note 5 de esa persona comienza a buscar en la agenda o como mientras juegas a la Xbox One, la consola puede recoger tus conversaciones o incluso imágenes.
Normalmente el fabricante, los fabricantes, explican que este proceder está dirigido a un mejor conocimiento de los gustos del usuario, un caso ejemplar por ejemplo en las llamadas _smart_ TV.
El aparato, en el caso de un televisor, recoge lo que vemos, a que hora lo vemos, lo que grabamos, nuestra dirección IP y si posee cámara incluso puede grabar lo que hacemos, generando un conjunto de datos que permiten establecer un patrón básico de quienes somos, nuestros gustos y preferencias y casi poder establecer nuestras decisiones futuras.
Un aspecto que incluso, combinado con la estupidez puntual del ser humano, ha dado como resultado el hecho de aprovechar el sistema de grabación de partidas en PS4 y Xbox One para ofrecer sexo por Internet (accidental o no tanto).
El gran hermano que todo lo ve y todo lo escucha
El problema está en saber, no solo los datos que recoge, sino el poder conocer que ocurre con esos datos capturados y transmitidos a un tercero a través de su uso del reconocimiento de voz o de nuestra imagen.
LG ya admitió un problema al respecto con sus televisiones y lejos de limitarnos solo a lo que captan, también habría que conocer el tratamiento posterior y si se trabaja con ellos correctamente.
Casos de grandes empresas en los que los datos bien son transferidos y tratados sin ningún tipo de seguridad o encriptado o que una vez almacenados no son protegidos correctamente (¿alguien ha dicho PS Network?).
El caso es que la conectividad permanente y por ende, la opción de recogida de datos, es algo cada vez más habitual y por lo tanto el consejo de "no te compres una _smart_ TV" tiene ya muy poco de lógica.
Tenemos que asumir que esas funciones están ahí, pero no son de obligado uso pese a que el aparato las incluya de serie y en la mayoría de los casos podemos deshabilitarlas con solo acceder a los ajustes del sistema o bien, si somos más drásticos, con no conectar el aparato a ninguna red Wi-Fi o de datos existente en nuestra casa.
Si hasta ahora veíamos los portátiles con un pequeño trozo de cinta aislante pegada sobre la web cam incluso han sacado tapas de diseño o llaves para tal fin) no es de extrañar que en muy poco tiempo veamos casos similares en consolas o televisores.
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