Hace tiempo comentábamos cómo un grupo de directores de Hollywood pedía a los fabricantes de televisores que no activasen la interpolación de fotogramas por defecto en sus nuevos modelos de smart TV. Podían incorporar esta característica, pero no activarla de serie, ya que mucha gente con poca experiencia no sabe cómo quitarla o ni siquiera se dan cuenta que la tienen, empeorando la calidad final de la imagen.
Se supone que es una función que debería mejorar la calidad percibida, entonces ¿por qué esta petición?, ¿no mejora el movimiento?. Pues en teoría, pero no siempre y no sin efectos colaterales. De ahí que haya múltiples detractores de estos sistemas que generan información artificial en nuestras secuencias de vídeo.
La interpolación de fotogramas es una técnica de postprocesado de la imagen que los modernos televisores han incorporado a sus sistemas operativos con la intención de suavizar el movimiento en las escenas de acción, sobre todo con contenidos a 24 fps y/o escenas de movimiento rápido como sucede en los deportes. ¿Qué ventajas e inconvenientes nos ofrece? Vamos a verlos:
Principales ventajas
- Mayor suavidad en movimientos de objetos lentos por la pantalla. Es especialmente destacable en los paisajes que se mueven de fondo con personajes en primer plano, en panorámicas lentas laterales y verticales.
Se nota también más nitidez y definición de los textos y objetos aislados que se desplazan por la pantalla lentamente. Los letreros se leen con más facilidad y algunas texturas en movimiento se aprecian mejor.
También genera mayor sensación de tridimensionalidad al hacer una separación artificial de los diferentes planos en donde podemos ver cómo los objetos en primer plano más cercanos a la cámara parecen sobresalir con respecto a los fondos estáticos.
Principales inconvenientes
En muchos casos, las aparentes ventajas quedan desdibujadas y el resultado no siempre es todo lo bueno que debería obteniendo al usarlo el denominado "efecto telenovela", esa sensación de que la imagen está grabada con una cámara de baja calidad o muchas veces rodado como si lo estuviésemos pasando a cámara rápida.
También se crean artefactos digitales muy molestos que empeoran la calidad de imagen. Por ejemplo, aparecen como "nubes de píxeles" alrededor de objetos que se mueven con rapidez de una parte a otra de la pantalla. Es especialmente visible en escenas que cambian muy rápido con giros de objetos y desplazamientos de un punto a otro sobre fondos también en movimiento.
En situaciones de movimientos rápidos, cambios instantáneos como los que suceden en las explosiones o cambios de plano, además de perder nitidez y detalles en algunas zonas de la imagen, también se pierde suavidad temporal dando la sensación de que ha habido como un parón. Esto es debido a que los algoritmos no pueden responder a los cambios tan rápido como deberían o no tienen suficiente información como para crear fotogramas intermedios y repiten varias veces los fotogramas reales "apagando" temporalmente la mejora en la suavidad.
Por último, también incrementa considerablemente el tiempo de respuesta del televisor, con lo que si queremos usarlo para juegos tendremos que tenerlo siempre desactivado. De hecho, en los "modos juegos" está apagado por defecto.
Una vez vistas las ventajas e inconvenientes, ¿es mejor apagarlo o dejarlo encendido? Pues quizá la clave esté en usarlo con moderación y configurar algún modo personal que nos permita utilizar el efecto en los niveles más bajos, por ejemplo a la hora de ver series y deportes, aunque en cine nos hará perder parte de esa "sensación cinematográfica".
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