El precio de la electricidad sigue subiendo, en un ascenso hasta ahora imparable a pesar de las variaciones en la factura de la luz, y sin aparente límite en el corto-medio plazo que hace que los consumidores nos replanteemos aspectos hasta ahora poco valorados por muchos a la hora de comprar un equipo electrónico de última generación.
Me estoy refiriendo a la eficiencia energética, dato que podemos consultar en las renovadas etiquetas de eficiencia que debe exhibir cada equipo, y que nos dan una idea sobre el gasto medio en electricidad que un aparato nos ocasionará a lo largo del tiempo por su uso.
Si bien al valorar aspectos técnicos de un televisor no es un punto que me preocupase demasiado hasta hace poco, ya que no es de los electrodomésticos que más gastan, la verdad es que tal cuál se está poniendo el coste de cada vatio y dado el uso intensivo que hacemos de la pequeña pantalla en casa, es un factor cada vez más atener en cuenta.
Por ello, algo que hace unos años parecía impensable está cobrando fuerza en los últimos meses: cambiar una vieja tele poco eficiente por una moderna mucho más eficiente puede hacer que su coste se amortice en unos pocos años.
Esto es así dependiendo de qué tipo de tele tengas, del que quieras comprar y sobre todo del uso que le des habitualmente a tu equipo, ya que no es lo mismo quien solo la pone una o dos horas al día y algún fin de semana que quien la utiliza de forma intensiva a diario por múltiples miembros de la familia.
Caso extremo: sustituyendo mi vieja tele de plasma
Como ejemplo os pondré mi caso. En casa tenemos varias teles y una de las que más se usa en el día a día es un ya veterano modelo de plasma de más de 10 años (de esos con fama de buena calidad de imagen pero de servir también como calefactor para el salón) que tiene un consumo eléctrico elevado máximo que ronda los 265 vatios con todo el brillo a tope. A esto hay que añadir que no lleva decodificador TDT integrado y por ello necesita de otro externo que consume unos 15-20 vatios adicionales. Consideraremos una media de 250 vatios para simplificar los cálculos.
Esta tele en concreto está encendida una media de 10 horas al día en horario diurno a partir de las 12:00 del medio día, por lo que su utilización cubre habitualmente el rango de tarifas llano y punta, salvo los fines de semana, donde se enciende en horario valle pero durante 3 o 4 horas más.
Para empezar a calcular lo primero que tenemos que hacer es averiguar el coste por cada KWh de la electricidad que vamos a consumir, cifra que varia cada hora del día y que dependerá de cada compañía eléctrica, pero que podemos promediar hoy, en el momento de escribir estas líneas, con los siguientes valores atendiendo a lo marcado en la página web de la Red Eléctrica Española en los tres tramos fijados: "punta, llano y valle":
- Coste en horario valle: 0,15€/kWh
- Coste en horario llano: 0,19€/kWh
- Coste en horario punta: 0,28€/kWh
El periodo punta es durante el que el coste de los peajes y los cargos será más alto, dura 8 horas y está comprendido entre las 10 y las 14 horas y las 18 y 22 horas. El tramo llano dura otras 8 horas, tiene un coste intermedio y se sitúa entre las 8 y las 10 horas, las 14 y las 18 horas y entre las 22 y 24 horas. Por último tendremos la tarifa valle, otras 8 horas que es el periodo más barato y comprende entre la medianoche y las 8 de la mañana así como durante todas las horas de los fines de semana y festivos.
Para comprobar cómo podríamos amortizar una nueva tele vamos a considerar un modelo de gama media LCD-LED de unos 600-700 euros y un tamaño equivalente o algo superior al que ya tenemos, que ronde las 40-43 pulgadas. Si miramos entre modelos modernos interesantes y buscamos en las especificaciones de los diferentes fabricantes, podemos encontrar que en general el consumo eléctrico máximo no supera los 130-150 vatios, dato que depende de cómo esté ajustada la intensidad de la luz LED, OLED y por supuesto de qué tipo de contenidos pongamos, si son SDR, HDR, películas, cine, dibujos animados, etc.
Pero por simplificar los cálculos consideraremos ese valor de 150 vatios cada hora frente a los 250 vatios de la tele antigua, lo que suponen una diferencia de 100 vatios por hora de uso. En mi caso particular, suponemos que estará encendida unas 10 horas al día, la mitad en la franja de precios "llano" y la mitad en horario "punta" por hacer los cálculos más sencillos.
Esto nos arroja un precio de (0,095+0,14) = 0,235 euros al día de diferencia entre ambas teles, lo que suponen unos 7 euros al mes y si extrapolamos a todo un año llegamos a unos 84 euros. Si dividimos los 600 euros entre esta cantidad nos da un periodo de amortización de unos 7,14 años con lo que nos hemos ido ahorrando en la factura de la luz.
Cambiando tu vieja tele LCD por un OLED moderno
Otro ejemplo que podemos considerar es el de realizar el cambio de un televisor LCD con unos cuantos años por uno nuevo con tecnología de panel OLED, basado en píxeles autoemisivos y en general mucho más eficiente que LCD, sobre todo si éste tiene más de 7-10 años y es anterior a la implantación de los LED como sistema de retroiluminación.
En las teles LCD más antiguas tenemos consumos que fácilmente superan los 200-250 vatios de media en tamaños de unas 50-55 pulgadas. Pero sin remontarnos mucho en el tiempo, con un televisor de gama media LCD-LED moderno (2019) de los más populares como el Sony XG95 tenemos un consumo estándar/máximo de 145/256 vatios en 55 pulgadas, cifra que asciende a 176/313 vatios en 65 pulgadas, 230/371 vatios en 75 pulgadas y que llega a los 282/438 vatios en el modelo de 85 pulgadas.
Si optamos por la tecnología OLED, el consumo desciende considerablemente con respecto a LCD. Por ejemplo, con un modelo del mismo fabricante, el Sony AG9 tenemos unos valores de 132/394 vatios en 55 pulgadas y de 169/490 vatios en 65 pulgadas. También podemos optar por un modelo más eficiente en la gama OLED como es el LG G16LA con panel EVO de última generación que nos ofrece un consumo de 107/165 vatios en la versión de 55 pulgadas o de 128/226 vatios en la versión de 65 pulgadas.
Hagamos números. Por ejemplo consideraremos una tele LCD antigua de 55 pulgadas con un consumo medio de unos 250 vatios y que vamos a sustituirla por una OLED mucho más eficiente, como por ejemplo la LG G16LA también en 55 pulgadas con un consumo medio de 135 vatios. En este caso la diferencia en gasto eléctrico será de 115 vatios por hora. Si suponemos un uso de 10 horas al día, la mitad en la franja de precios "llano" y la mitad en horario "punta" por hacer los cálculos más sencillos tendremos unos 575 vatios en cada franja.
Esto suponen (0,11+0,16) = 0,27 euros al día de diferencia entre ambas teles, lo que nos da unos 8,13 euros al mes y si extrapolamos a todo un año llegamos a unos 97,56 euros. Si dividimos el precio de la tele OLED que ahora mismo se puede comprar por unos 2.000 euros entre esta cantidad nos da un periodo de amortización de unos 20 años, claramente excesivo si lo que buscamos es la amortización, dado el alto precio de los modelos OLED actualmente con respecto a los LCD de gama media.
Sin embargo, sí podemos por ejemplo sacar alguna conclusión interesante como es el ahorro que podemos obtener en diferentes rangos de tiempo si nos cambiamos de tele. Así, en el caso de que pensemos en que la nueva pantalla nos dure 5 años, el ahorro con respecto a un modelo antiguo puede rondar los 487 euros. Si consideramos unos 7 años de uso la cifra es de 682 euros y si con suerte nos dura 10 años el ahorro habrá sido de 975 euros.
- Ahorro en 5 años: 487 euros
- Ahorro en 6 años: 585 euros
- Ahorro en 7 años: 682 euros
- Ahorro en 8 años: 780 euros
- Ahorro en 9 años: 878 euros
- Ahorro en 10 años: 975 euros
Como vemos, los cálculos están hechos un poco grosso modo y dependen lógicamente de que el precio de la electricidad se mantuviese constante durante esos años, de qué tele tengamos, de si solo tenemos una o varias que queramos sustituir en diferentes habitaciones, de cuál queramos comprar y del uso particular en horas y tipo de contenidos (HDR, SDR, etc.) que le demos cada uno, pero reflejan una tendencia que puede extrapolarse al resto de electrodomésticos de la vivienda y que pone de manifiesto algo que muchos usuarios pasábamos por alto hasta hace unos años.
El consumo eléctrico de nuestros nuevos aparatos es un factor clave y cada vez más fundamental que debemos valorar con tanto esmero como el resto de especificaciones y funcionalidades si no queremos que su uso futuro nos cueste una pequeña fortuna.
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