Son espectaculares, pero la tendencia actual de viviendas de reducidas dimensiones hace que muchas veces resulte imposible instalar una
Cada vez hay Smart TV de mayor diagonal por precios más económicos y que eran impensables hace solo unos años. De ahí que a muchos se nos pase por la mente la idea de comprar uno de estos televisores gigantes para disfrutar al máximo de nuestros contenidos favoritos.
Sin embargo, aunque tengamos presupuesto suficiente esto no quiere decir que vayamos a poder sacar partido a la pantalla una vez instalada en casa, e incluso puede que tengamos problemas para ubicarla correctamente y otros inconvenientes técnicos que quizá ni se nos hayan pasado por la cabeza
Muebles y accesos antiguos pensados para teles diminutas
El primer obstáculo que nos vamos a encontrar es el relacionado con la llegada de la propia tele a casa, ya que si la pantalla tiene menos de 65 pulgadas probablemente con un poco de maña la pasaremos sin problemas en la mayoría de viviendas de tamaño medio.
Pero con 75 pulgadas estamos hablando ya de embalajes que rondan los 1850 x 1120 x 188 mm dependiendo de la marca, algo que por ejemplo no cabe en todos los ascensores de pisos antiguos.
La cosa se complica con tamaños superiores como las tan de moda 98 pulgadas en marcas como por ejemplo TCL y su gama C735 o la espectacular X955. Aquí estamos hablando de paquetes de 2505 x 1524 x 438 mm que pueden darnos problemas incluso con la altura.
Pero aunque superemos el asunto del acceso, probablemente nos encontremos con otra dificultad adicional en la forma de unos muebles para la tele pensados para modelos mucho más pequeños.
A no ser que el nuestro sea un mueble con diseño moderno, si tenemos el típico mueble del salón antiguo que ocupa toda la pared y tiene el hueco justo para las teles de tubo antiguas, poner una nueva tele de más de 40-55 pulgadas será misión imposible.
Además tenemos la cuestión del peso, que puede seguir siendo una dificultad añadida en según que casos. Por ejemplo, con 55 pulgadas hablamos en general de pesos que no sobrepasan los 25 kilos, más que soportables por casi cualquier mueble del mercado aunque sea de aglomerado barato y por cualquier pared, incluso las de pladur si tenemos las debidas precauciones.
Pero a partir de ahí el peso se dispara con cada pulgada y en los modelos que rondan las 100 pulgadas están alrededor de los 60-70 kilos más peanas. Esto un mueble barato y normalito no lo va a soportar y deberemos comprar un modelo de mayor calidad con madera natural o de DM con buenos refuerzos.
Tamaño de diagonal vs. distancia de visionado óptima
Pero es que además, a no ser que vivamos en una casa grande, la realidad con los pisos actuales es que el tamaño de la habitación donde vamos a instalar la tele nos delimitará la diagonal de pantalla que podemos comprar debido a la distancia a la que nos sentaremos habitualmente para verla.
Como ya vimos en su día, hay estudios que nos dicen cómo a partir de 60 grados empezamos a perder percepción cromática y a los 124 grados se deja de ver bien con los dos ojos por lo que hay asociaciones como la SMPTE que proponen considerar un ángulo de visionado óptimo de 30 grados, lo cual nos restringe el tamaño máximo del televisor que debemos instalar en casa.
¿Qué distancia sería la óptima? La regla general es que la distancia mínima de visionado sea 3 veces la altura del televisor o 1,6 veces la diagonal de una pantalla 16:9. Pero esta regla no se aplica siempre, ya que no es lo mismo una utilización esporádica para ver una película de vez en cuando que si queremos tenerla todo el día encendida para ver los programas de la TDT.
Por ello, cada vez hay más especialistas que recomiendan ser una poco más flexibles con esta norma y promover el uso de pantallas más grandes para distancias de visionado más cortas... pero siempre que el uso de la tele sea puntual durante dos o tres horas seguidas.
¿Qué pasa si compro una tele demasiado grande para la distancia de visionado? Pues en primer lugar que tendremos la conocida como fatiga visual por el hecho de no abarcar toda la pantalla de un solo vistazo. Esto también puede llegar a ocasionar a la larga molestias en los músculos del cuello y espalda así como un exceso de acomodación en los ojos, que según algunos especialistas médicos puede desembocar en síntomas como escozor o visión borrosa que lógicamente empeoran con el tiempo de utilización de las pantallas.
Además, una tele grande será en general más luminosa que una pequeña, ya que tiene una mayor superficie de emisión. Es una característica ideal si queremos usarla de día en una sala con mucha luz ambiental, pero si somos de realizar visionados en una sala con poca iluminación y/o por la tarde-noche, tener una tele enorme muy luminosa puede llegar a ser contraproducente.
Imagen portada | Sebastien LE DEROUT
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