Todavía no nos hemos acostumbrado al 4K (y en muchos casos ni siquiera al Full HD), pero la industria sigue avanzando imparable con nuevas resoluciones que dejan obsoletas las antaño maravillosas especificaciones de nuestros televisores.
La última en empezar a dar guerra es la 8K, o "Super Hi-Vision” (7.680 x 4.320 píxeles) que ya ha comenzado a hacer sus pinitos en las últimas olimpiadas y que, según un estudio de Juniper Research, llegarán al mercado de masas en unos 5 años.
En su último análisis sobre el crecimiento del mercado audiovisual, Juniper prevé que los televisores capaces de soportar tal cantidad de píxeles irán incrementándose hasta más de 400.000 por año a finales del 2020-2021, a pesar de que a día de hoy los modelos comerciales son más bien escasos, con Sharp a la cabeza del mercado.
¿Tiene sentido?
No me cabe duda de que la industria será capaz de lanzar nuevos y flamantes paneles 8K a precios relativamente económicos en los próximos 5 años, pero que sea posible hacerlo no quiere decir que sea necesario ni mucho menos que los usuarios podamos sacar partido a tales resoluciones.
Con televisores de menos de menos de 55-60 pulgadas probablemente el 8K sea una característica inútil. Además, tenemos el asunto de los contenidos. Internet y el streaming deberán ser el medio fundamental para la distribución de archivos 8K, ya que con el Blu-ray UHD recién estrenado en las tiendas, no parece probable que aparezca un nuevo formato óptico en los próximos años y mucho menos lo hará en la televisión digital convencional.
Entonces, ¿tendrá sentido el 8K? Probablemente para grandes formatos (más de 60 pulgadas) y proyectores de cine en casa será un avance importante, aunque para el común de los mortales con un salón de tamaño medio será una característica que no debería llamarnos la atención, a pesar de que se nos venda como la panacea de forma similar al 3D o los televisores curvos.
Más información | Juniper Research
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