Uno de los problemas más frecuentes y de las críticas más habituales al sonido de nuestros televisores planos es el relacionado con las películas y la poca claridad que muchas veces tienen sus diálogos. No importa que le demos más o menos volumen, las voces de los actores quedan siempre con un nivel sonoro por debajo del resto de efectos y banda sonora haciendo difícil su comprensión.
Lo normal en estos casos es pensar que se trata de un defecto de nuestro televisor y sus diminutos altavoces, pero la verdad es que no siempre es así y probablemente se trate de un problema con una parte del reproductor multimedia que estemos utilizando para ver la película y que se encarga de transformar los contenidos multicanal en estéreo.
La matriz de conversión multicanal
De ahí que, por ejemplo, el resto de programación convencional como noticias, concursos, dibujos animados, series y demás contenidos que en origen están grabados en estéreo ofrezcan una mejor inteligibilidad de los diálogos sin tener que poner el volumen al máximo.
No me refiero a que se escuchen con mayor calidad sonora, ya que las especificaciones de los altavoces integrados son las mismas. Simplemente que no están enmascarados por efectos sonoros y música permitiendo escuchar las voces de los actores sin problemas.
¿A qué se debe esto? Pues hay varios motivos, pero el más frecuente es que la conversión de sonido multicanal (por ejemplo 5.1, 7.1 o Dolby Atmos) a estéreo de dos canales no se realiza adecuadamente o no como a muchos nos gustaría dando prioridad al canal central (donde residen los diálogos) sobre el resto.
Se trata de un problema típico de recursos. Tenemos dos canales de sonido con una capacidad limitada por los que tenemos que hacer pasar 5.1, 7.1 o más canales, reduciendo la potencia de cada uno de éstos para que quepan todos sin distorsionar. Aquí podemos optar por innumerables opciones de ponderación de cada canal dando prioridad a distintas configuraciones posibles a través de la llamada matriz de conversión multicanal.
Es una cuestión que podemos representar básicamente por una matriz en la que en sus columnas nos encontramos con los canales originales (por ejemplo para un sistema 5.1: derecho, central, izquierdo, trasero derecho, trasero izquierdo y subwoofer) y en sus filas los canales estéreo (derecho e izquierdo) a los que dirigiremos los primeros.
Para ello hay que ponderar con un coeficiente o porcentaje la cantidad de cada canal de entrada que irá a cada canal de salida, algo que tiene múltiples aproximaciones. Esta matriz se encuentra en el software o hardware de los equipos (televisores, reproductores multimedia, set top boxes, consolas, reproductores de Blu-ray, etc.) y cada fabricante decide cómo implementarla.
Infinitas opciones para configurar la matriz
Puede que se opte por una solución de compromiso en la que se reduzcan todos los niveles de los canales envolventes y el subwoofer pero manteniendo siempre por encima el canal central con un coeficiente mayor que el resto, lo que nos dará un buen resultado en películas sin muchos efectos.
También se pueden mantener todos los canales con el mismo nivel, lo que sin duda hará que tengamos unos diálogos muy bajos de volumen y unos efectos y música siempre por encima, pero quedará bien en contenidos de tipo musical como conciertos y directos.
Otra opción, y en mi opinión la que mejor funciona con cine, es eliminar los canales de efectos traseros de la mezcla e incluso el subwoofer, ya que los altavoces de la tele no están preparados para las frecuencias que maneja el canal de graves y lo único que hacemos si lo incorporamos al conjunto es añadir distorsión.
De este modo la conversión es mucho más equilibrada y las voces siempre quedarán por encima o a un nivel similar que el resto de la música y efectos principales.
Muy bien, pero ¿cómo puedo experimentar las posibilidades de esta matriz por mí mismo? Pues es difícil, sobre todo si la mezcla se hace fuera de nuestro alcance. Por ejemplo, es habitual que si vemos películas a través de la TDT la matriz se haya gestionado en el reproductor externo que emite la programación (es decir, en la cadena o emisora de televisión), por lo que en estos casos no podremos hacer nada, ni aunque nos compremos la mejor barra de sonido, puesto que el canal central ya ha sido "perjudicado en origen" por la cadena que estamos sintonizando.
Y aquí hay emisoras que lo hace bien y otras en las que tienes que tirar de mando a distancia para ir subiendo y bajando el volumen todo el rato durante la película por muy bueno que sea tu televisor o incluso aunque tengamos un buen home cinema.
Otra forma de modificar esta matriz es cambiando los campos de configuración de muchos televisores que los fabricantes denominan "modos de escucha" y que, además de otras cosas como la ecualización suelen variar estas proporciones, aunque no nos dejan jugar con los valores concretos.
Pero si tenéis un ordenador y queréis probar a fondo las posibilidades que ofrece, os recomiendo instalar el AC3 filter y probarlo con algún reproductor multimedia tipo MPC-HC. Este filtro nos permite jugar con la matriz y elegir qué canales queremos como prioritarios y cuáles preferimos dejar de lado. Es la mejor opción que conozco si usamos un PC como reproductor conectado a la tele, logrando excelentes resultados incluso con altavoces de poca potencia.
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