Cambiar de tele en casa no es por lo general algo inmediato ni una decisión sencilla. Se trata de un electrodoméstico de amplio uso que en teoría deberá acompañarnos unos cuantos años a pleno rendimiento. La tecnología avanza y cada pocos años asistimos a cambios profundos en estos completos sistemas de entretenimiento doméstico que nos traen nuevas resoluciones, tamaños, capacidades de reproducción y calidades mejoradas, aunque no siempre al ritmo que nos gustaría.
De ahí que muchas veces nos planteemos si merece la pena dar el salto a un nuevo modelo o es mejor esperar a ver las novedades que llegan en los próximos meses. ¿Será la generación de 2018 un verdadero salto evolutivo que marque la diferencia o un simple retoque de la actual con pequeñas mejoras superficiales?
Esta es una pregunta clave que muchos usuarios se hace antes de plantearse adquirir un nuevo y caro televisor con un mercado cada vez más complejo y fragmentado. Por supuesto, no me estoy refiriendo a los casos en los que haya que sustituir el aparato porque se haya estropeado o esté a punto de hacerlo, sino más bien a aquellas situaciones en las que tenemos una tele un poco antigua y estamos pensando si dar por fin el salto a un modelo de nueva generación.
LCD-LED seguirá dominando en 2018
Si eres de los que esperaban dejar atrás la tecnología LCD-LED este año, lo siento pero parece que no será así. Por lo anunciado tanto en la pasada IFA 2017 como en el más reciente CES 2018, LCD seguirá en la cresta de la ola con sus ventajas pero también los molestos inconvenientes que han hecho más de uno plantearse el salto a OLED.
Si es cierto que este año los fabricantes apostarán por mejorar la tecnología de iluminación de los paneles utilizando diferentes tipos de FALD o iluminación por zonas en sus modelos de gamas medias y altas, pero parece más un refrito de técnicas ya utilizadas en años anteriores que una auténtica mejora.
Tanto Sony como Samsung llevarán el FALD a sus nuevas teles, la primera manteniendo el espíritu de los modelos de 2017 y la segunda aplicando este tipo de control de la luz a sus QLED con unos resultados que estamos impacientes por comprobar pero que sin duda no serán revolucionarios (espero equivocarme y tener por fin una alternativa a OLED).
Otra que sí parece querer jugar un papel diferenciador es LG con su nueva gama de paneles con puntos cuánticos pero esta vez de tipo IPS y con sistema de iluminación FALD que promete grandes ángulos de visualización y por primera vez negros de mayor calidad (aunque probablemente inferiores a los ofrecidos por la competencia con VA).
Es decir, la principal novedad en televisores LCD-LED este año se reducirá en unas pequeñas mejoras en el software, compatibilidad con algún formato más de HDR, procesamiento de la imagen algo más avanzada y FALD en los modelos de gama media-alta. Pero parece que nada más. ¿Suficiente para dar el salto? me temo que no.
Y OLED, ¿algo nuevo en el horizonte?
OLED sigue dando pasitos hacia su expansión en las líneas de producción de las grandes marcas. La mayoría de fabricantes han mostrado y/o anunciado el lanzamiento de algún modelo para este año que viene con pequeñas mejoras con respecto a los de 2017. Tenemos a Philips, LG, Sony y por supuesto Panasonic con nuevos modelos de los que aún no conocemos todos los detalles, pero también a otras como Hisense que pretende lanzar alguna pantalla más asequible.
Pero, ¿hay alguna mejora realmente innovadora en OLED para este año? Pues me temo que no. Los típicos problemas de retenciones y quemados siguen siendo su punto débil junto con la menor capacidad para generar luz con respecto a LCD y por lo que sabemos hasta ahora continuará así durante este año.
Es cierto que en el pasado CES 2018 pudimos ver espectaculares demostraciones de nuevos productos como una pantalla OLED enrollable o incluso una increíble tele OLED 8K de 88 pulgadas, ambas por cortesía de LG. El problema es que por el momento son solo prototipos de exposición a los que todavía les faltan años para llegar a las tiendas. De hecho, en las diferentes charlas se habló de dos o tres años más hasta tener algún modelo comercial disponible.
La verdadera evolución que está por llegar
Una de las novedades más esperadas de este año era la llegada de la tecnología de microLED, un sistema de construcción de paneles que Samsung llevó primero a las salas de cine pero que la marca presentó finalmente en el CES como una enorme pantalla modular de 146 pulgadas. Los microLEDs prometen aunar lo mejor de los LCD y los OLED con píxeles autoiluminados y negros puros sin problemas de retenciones y ángulos de visualización perfectos desde todos los lados.
Es, por así decirlo, el próximo gran salto tecnológico que muchos estamos esperando, pero por lo comentado en la feria parece que todavía estamos muy lejos (quizá para 2020-2022) de tener algún modelo comercial en las estanterías de las tiendas.
El otro punto destacable en cuanto a innovación lo constituyen los famosos puntos cuánticos, presentes en las líneas de producción de marcas como Samsung y LG y que parece sí están mejorando poco a poco con respecto a la generación inicial que se presentó hace un par de años.
Los "quantum dot" de segunda y posteriores generaciones podrán mejorar en prestaciones y abaratar costes gracias a su impresión con proceso de inyección de tinta adelgazando unos milímetros el grosor de la tele, mejorando la eficiencia y la luminosidad, ya que parte de la luz antes perdida al pasar por los filtros ahora se puede utilizar. Es decir, se tiende a paneles de puntos cuánticos que emitan su propia luz en lugar de a la retroiluminación LED, pero todavía faltan dos o tres años para poder tener esta tecnología en casa.
Tampoco se han presentado este año ni hay previstas innovaciones señaladas en lo que respecta al software y la interfaz de usuario de los televisores. Más allá de añadir algún asistente por voz, acceso a nuevas aplicaciones y pequeños cambios en la plataforma smart TV, parece que no serán un motivo decisivo para cambiar de tele en 2018.
¿Merecerá la pena comprar tele nueva en 2018?
Si nuestra querida tele sigue funcionando correctamente mucho me temo que no habrá un cambio tecnológico señalado que incite al usuario medio a renovar sus televisores este año. Es cierto que los modelos de 2018 tendrá ligeras mejoras pero las verdaderamente importantes no llegarán hasta 2019-2020, con lo que si podemos esperar luego no nos sentiremos defraudados.
Claro que si necesitamos cambiar de tele en los próximos meses tenemos una opción interesante que pasa por adquirir un modelo de 2017. Las prestaciones serán muy similares a las ofrecidas por los nuevos modelos de 2018 pero el precio seguramente tendrá una considerable rebaja y en estos casos sí resultará interesante comprar una de estas teles como modelo de transición que nos dure varios años hasta que se lleguen las esperadas novedades.
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