Ahora mismo, presentar un duelo o tratar de comparar televisiones OLED y 4K es casi como preguntarse quien ganaría en una lucha entre Hulk y La Cosa. Es una discusión hipotética, teórica, porque ni ambos superhéroes se van a enfrentar ni nosotros, pobres mortales, vamos a tener que tomar la decisión de escoger una u otra, al menos de momento.
El caso es que durante la presentación de las novedades de LG en el Innofest 2013 celebrado esta semana en Berlín, pude ver ambas televisiones una al lado de la otra, así que tras quedarme embobado un rato, decidí pensar por cual me decantaría si tuviera el dinero que cuestan y quisiera gastármelo en una de ellas. Si ese desembolso merece la pena o no, es algo que ya discutimos en su momento.
Televisiones 4K, el tamaño como prioridad
Aunque es cierto que los hay de todas las medidas, cada vez tengo más claro que la prioridad de la tecnología 4K es poder conseguir ofrecer televisiones del tamaño de un videomarcador sin que aparezcan pixeles como puños.
La verdad es que no solo lo consiguen, sino que el resultado es embelesador, y eso que en realidad la densidad de pixeles es la misma, ya que aunque la resolución es cuatro veces mayor a la convencional, la superficie del panel también lo es (se duplica la diagonal, se cuadriplica la superficie), y por lo tanto la famosa resolución por pulgada (ppi) sigue siendo igual.
Sin embargo, tener ante ti semejante monstruo a plena resolución es un espectáculo que sorprende tanto a neófitos como habituales.
Televisiones OLED, calidad de imagen
A pesar de que impresiona tener una pantalla de 85 pulgadas delante de los ojos con una resolución tan grande, mi opinión es que quedaba eclipsada por la televisión OLED situada a su lado, y eso que sus 50 pulgadas parecían 42 en comparación con la vecina.
Lo que ocurre es que, como ya apuntaba un lector hace un tiempo, el contraste y nitidez de las pantallas OLED, aún manteniendo el habitual Full HD, es infinitamente superior a cualquier otra cosa que hayan visto nuestros ojos. La profundidad de color es indescriptible, algo que se nota tanto en los tonos vívidos como en el negro auténtico, que hace que el fino marco que la rodea desaparezca por momentos, siendo incapaces de distinguir donde acaba la pantalla.
Además, gracias al panel OLED, esta televisión puede ser tan delgada que mi cámara era incapaz de enfocarla de perfil en modo automático, lo cual deriva en un diseño estilizado tremendamente atractivo, mucho más elegante que los grandes perfiles que aún son necesarios para sostener el peso de las grandes televisiones 4K o incluso las LED actuales.
Entonces, ¿OLED o 4K?
Llegados a este punto imagino que habréis deducido que la niña de mis ojos sería una televisión OLED. No sólo por una cuestión estética y de calidad de imagen, sino también práctica y económica.
Por ejemplo, desde el punto de vista práctico, las televisiones OLED siguen siendo Full HD, así que no hay que preocuparse tanto de buscar contenido que saque provecho de su resolución. Además, salvo que necesitemos ver la tele del salón desde el dormitorio, 50 pulgadas son suficientes para la mayoría de los mortales.
Por otro lado, está la cuestión económica. Una televisión como la LG 4K de 85" viene a costar unos 20.000 euros, mientras que la mencionada OLED de 50 pulgadas "sólo" cuesta unos 8.000. Cierto es que no es tan grande, y que aún no se vende en nuestro país, pero una representa la elegancia y el gusto por la calidad y la otra la ostentación.
Vosotros, ¿por cual suspiráis?
En Xataka Smart Home | Seiki lanza un televisor 4K a un precio tentador, muy tentador
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