Usando el principio de los resonadores de Helmholtz, han logrado crear un panel adaptable que aprovecha el reciclaje
Cuando escuchamos la palabra aislamiento, lo más normal es pensar en lo referido a las temperaturas. Conseguir aislar las casas y edificaciones en general para no pasar frío o calor es lo más habitual, pero no hay que olvidar el aislamiento acústico.
En esta página hemos visto ya algunos ingeniosos sistemas para aislar las construcciones de sonidos provenientes del exterior. Si ya vimos como se podían usar sistemas basados en el funcionamiento de los auriculares, ahora vamos a ver un invento que aprovecha pelotas de ping-pong para lograr un efecto similar.
Barato y reciclable
Un grupo de científicos de la Universidad de Lille y la Universidad Técnica Nacional de Atenas son los responsables de una solución innovadora y económica para aislar el interior de viviendas: el uso de pelotas de ping-pong.
Este desarrollo se basa en el principio del resonador de Helmholtz, un dispositivo diseñado por el físico alemán Hermann von Helmholtz en el siglo XIX para producir y amplificar sonidos a frecuencias específicas.
El resonador consta de un cuello o tubo conectado a una cavidad esférica o cilíndrica, que actúa como caja de resonancia. Cuando un sonido entra por el cuello, la onda se refleja y se amplifica dentro de la cavidad, y su frecuencia de resonancia depende del tamaño, forma y dimensiones del cuello del dispositivo.
Estos resonadores tienen múltiples aplicaciones, desde instrumentos musicales como el clarinete y el oboe hasta sistemas de escape de automóviles para reducir el ruido en frecuencias específicas. Siguiendo este principio, los investigadores descubrieron que las pelotas de ping-pong, por su estructura ligera y hueca, pueden comportarse de manera similar a un resonador de Helmholtz, absorbiendo sonidos de baja frecuencia.
El motivo es que las pelotas de ping-pong, gracias a su estructura de esferas huecas y ligeras, pueden llegar a funcionar de forma parecida a un resonador de Helmholtz al ser capaces de absorber ruidos y sonidos a baja frecuencia.
Con algunas modificaciones, como la perforación de pequeños agujeros, las pelotas de ping-pong se convirtieron en una alternativa sencilla, reciclable y eficaz para el aislamiento acústico. Robine Sabat, una de las autoras del proyecto, señaló:
“La originalidad de nuestro trabajo fue considerar el efecto del acoplamiento entre dos resonadores, lo que dio lugar a la aparición de dos frecuencias de resonancia”.
Tras probar con dos pelotas y comprobar el éxito del experimento, los investigadores crearon estructuras más complejas compuestas por varias pelotas de ping-pong perforadas, formando paneles que lograron absorber una mayor gama de frecuencias.
Al ajustar el número de pelotas, la cantidad y el tamaño de los agujeros, pudieron modificar las propiedades acústicas de estos paneles, demostrando la viabilidad de crear sistemas aislantes personalizados a bajo costo.
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Imagen portada | Ingo Joseph
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