Estamos atravesando unos momentos delicados si nos referimos al mercado energético. Con unos precios de la electricidad y del gas desbocados, con medidas enfocadas al ahorro de energía en distintos países y con un otoño que todos pintan como negro, parece que es ahora más que nunca, cuando todos tenemos que poner de nuestra parte para intentar lograr un consumo más responsable.
Hace muchos años que vengo escuchando un dicho aplicado al gasto de agua que dice, "si tu puedes, España no puede". Está enfocado a fomentar un uso responsable del agua, pero ahora también podríamos verlo aplicado a un consumo responsable de la luz y del gas. Por eso voy a comentar algunas medidas que tomo en casa, para intentar reducir el consumo energético en los electrodomésticos de la cocina.
Un ahorro que nos beneficia a todos
De entrada, he de reconocer que al menos y atendiendo al aspecto económico, de unos meses a esta parte no me preocupo tanto. El motivo es que pasé de tener una tarifa en la que tenía gran importancia los tramos horarios, a otra, ahora plana, en la que da igual la hora a la que use el electrodoméstico.
Ahora pago la misma cantidad todos los meses, lo cual no quiere decir que por un lado cuide el consumo energético para ser contribuir a un menor gasto en general y ayudar a cuidar el medio ambiente. Además, aunque es una tarifa plana, tengo un margen de un 30 % respecto al año anterior, que no debo superar para así no haber incrementado mi tarifa mensual. Por estos dos motivos, sigo aplicando algunas formas de uso en electrodomésticos que todos tenemos en casa y que ahora paso a repasar.
Se trata de electrodomésticos de uso común, por lo que controlar la forma en que los utilizamos, puede ayudar a reducir nuestra huella energética en el día día.
Así por ejemplo, en el frigorífico, siempre tengo activo el modo "Eco". Si bien es cierto que no suelo cargar el frigorífico a tope por motivos como los que ya vimos, el modo económico me permite obtener un resultado satisfactorio, manteniendo todos los alimentos en buen estado con un consumo ajustado. Y ni cuando tengo más carga de alimentos, cambio este modo, pues en ese caso prefiero organizar la distribución interior para optimizar el enfriamiento de las distintas zonas.
En el caso del lavavajillas, un electrodoméstico que pongo dos o tres veces por semana, solo lo uso cuando está cargado (dos personas no generan muchos platos a lavar) y a la hora de usarlo, siempre opto por el modo económico, también llamado "Eco". Un modo de uso que tarda más en concluir en lavado, pues llega casi a las tres horas, pero a cambio tiene un menor consumo de agua y de electricidad.
Otro de los electrodomésticos de uso habitual en casa es la lavadora. El primer consejo que yo creo que casi todos seguimos, es poner la lavadora solo cuando tiene la suficiente capacidad de ropa (casi cuando está llena) para que optimizar el consumo de agua y de energía. Además de agrupar la ropa en blancos u oscuros, si el programa tiene alguna modalidad de ahorro de energía, es siempre la que seleccionamos. Otra recomendación que aplicamos en casa siempre que es posible, es lavar la ropa en frío, puesto que un lavado con agua caliente requiere mucha más energía.
El "último" de los electrodomésticos cuyo uso trato de optimizar es el horno. Uno de los que más consume cuando funciona, al usarlo siempre trato de aplicar, en la medida de lo posible, una serie de pautas de uso. Así por ejemplo, aprovechando que va a funcionar, trato de cocinar varios platos a la vez y así ahorro dinero, energía y tiempo.
Además, mientras horneo, trato de evitar abrir la puerta para evitar pérdidas de calor y una vez terminado de cocinar el plato, trato de aprovechar el calor residual que queda, para calentar otros alimentos. Por último, cuando el plato está apunto de terminar de cocinarse, y hay suficiente calor, apago el horno unos cinco minutos antes que no incluya el programa y esta forma trato de ahorrar algo de electricidad.
Ahorro también de gas
En este repaso, no hay vitrocerámica, puesto que en casa tenemos cocina con gas. Y dicho esto, incluso con los fuegos de gas intentamos optimizar el uso para lograr un consumo ajustado. Por ejemplo usamos ollas y sartenes de acero, y aunque las cazuelas de barro ofrecen un resultado más sabroso, el uso de las primeras ayuda a usar menos gas. Además ajustamos el tamaño del fuego para que cubra solo la zona del recipiente en el que vamos a guisar, recipiente que en la medida de lo posible tenemos tapado para que guarde mejor el calor.
Estas pautas de uso que aplico en casa, no están guiadas por los tramos horarios, puesto que como he comentado, no me había afectado por la tarifa que uso. Pero en el caso de personas que puedan beneficiarse bien de las horas de menor precio o incluso de algunas horas gratis, todos estas recomendaciones pueden ser igualmente válidas, puesto que ya no solo se trata de consumir menos para pagar menos, sino de generar un menor gasto energético.
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