Uno de lo problemas más habituales al conectarnos a Internet en casa mediante una red WiFi es la falta de señal inalámbrica o la inestabilidad de la misma en algunas habitaciones o zonas de la vivienda, ya sea por interferencias con los vecinos o por que nuestro router no es suficientemente bueno.
Esto hace que la conexión se desconecte, que haya microcortes o directamente que la velocidad de transmisión alcanzada se muy pobre. ¿Cómo podemos tratar de resolverlo sin comprar un dispositivo adicional como un extensor WiFi?
En anteriores ocasiones hemos comentado cómo la instalación y ubicación del router es fundamental, tanto a la hora de colocarlo en el lugar más adecuado de casa como en su orientación. Pero además, esta orientación está también relacionada con la posición de las antenas.
Maximizando la cobertura colocando bien las antenas
Las redes WiFi están basadas en la tecnología de radiofrecuencia, funcionando en el rango de las microondas y manteniendo la característica clásica de este tipo de emisiones electromagnéticas que nos indica que la potencia de la señal recibida desciende de forma exponencial con el cuadrado de la distancia.
De este modo, si a un metro la señal es óptima, a dos metros su potencia será de una cuarta parte, a tres metros es una novena parte y así sucesivamente. Por ello, si queremos la máxima cobertura y velocidad debemos estar lo más cerca posible del router.
Pero como esto no siempre es posible, podemos recurrir también a la ciencia para maximizar el alcance de la señal en los puntos más alejados de la casa usando la orientación de las antenas. Y no, al contrario de lo que pudiera parecer, apuntar con la antena al dispositivo al que queremos llevar la señal no es la mejor opción.
Por mucho que los routers publiciten sus antenas como de tipo omnidireccional, la mayoría de las antenas de routers son en realidad dipolos y las ondas no se emiten con igual intensidad en todas las direcciones. En lugar de ser un círculo concéntrico, la señal se emite más como un donut que se expande y llega más lejos en horizontal que en vertical.
Por ello, si nuestro router tiene antenas externas orientables, como norma general se suele recomendar que al menos una de ellas esté situada en vertical, es decir, apuntando al techo. De este modo, la señal se extiende en horizontal, en el mismo plano, que es generalmente donde se encontrarán la mayoría de los dispositivos.
En domicilios con varias plantas puede ser más interesante inclinar un poco la antena, unos 45 grados, de modo que la señal se envíe también hacia arriba o abajo. ¿Y si mi router tiene varias antenas orientables?
En este caso se recomienda colocarlas en perpendicular una con respecto a la otra, es decir una en vertical y la otra en horizontal. La recepción de radio se maximiza cuando tanto el emisor como el receptor usan la misma polarización. Algunos dispositivos tienen la antena en vertical, otros en horizontal, así que la única forma de asegurar una mejor recepción para todos ellos es usar ambas orientaciones.