Ojalá solo con encender la calefacción tuviéramos la casa caliente y con una temperatura confortable. Sin embargo e independientemente del clima exterior, también depende de factores inherentes a nuestro hogar, como puede ser el grado de aislamiento de nuestra casa y también las corrientes de aire, que además de provocar una desagradable sensación de frío si justo te encuentras en ella, provocan pérdidas de energía que pueden salirnos muy caras. Y es que si por una corriente de aire se escapa el calor, tendrás que tener la calefacción más tiempo encendida.
Es importante recordar que hay corrientes de aire de las que nunca podremos librarnos, como por ejemplo aquellas generadas por los conductos o rejillas de ventilación, un requisito en ciertas instalaciones. Pero hay otras que sí, como las provocadas por las rendijas en las ventanas, el espacio que hay bajo las puertas o las holguras en las juntas de forma generalizada.
Por culpa de estos pequeños espacios entra aire frío del exterior, lo que implica un descenso de la temperatura de la estancia. Y eso sin mencionar lo incómodas que resultan si te cruzas con una. Hablamos del invierno, pero pasa lo mismo en verano: el aire caliente accede a nuestra casa, disparando la temperatura. Como consecuencia, la calefacción o el aire acondicionado tienen que trabajar más para alcanzar la temperatura consigna.
Cómo detectar corrientes de aire en casa
Antes de nada, una obviedad que no está de más recordar: hablábamos más arriba de esos espacios en puertas y ventanas, pero es que es una buena idea trabajar en ellos desde el principio para mejorar el aislamiento y así optimizar el funcionamiento de la calefacción. Así, es importante colocar burletes en las puertas y también se puede hacer lo propio con las ventanas: con burletes, colocando aislantes para persianas, sellando juntas e incluso con kits de aislamiento térmico.
Una vez hecho lo anterior, descubrir corrientes de aire es un proceso fácil, barato y efectivo para lo que solo necesitarás un poco de paciencia y una vela. Importante: si sospechas de fugas de gas, no sigas este truco bajo ningún concepto.
Lo primero es cerrarlo todo y apagar cualquier corriente de aire artificial, como pueden ser el ordenador (que tiene sistema de refrigeración integrado) extractores, calefactores, ventiladores, radiadores... en algunos casos porque su misión es mover el aire y en otro, en cómo varían las propiedades del aire en función de la temperatura. Y es que el aire frío baja y el aire caliente sube, por lo que teniendo la calefacción se generan corrientes.
Luego solo tienes que encender la vela y acercarla a la zona donde sospechas que puede haber una corriente de aire. Lo ideal es situar la vela en un lugar fijo, como puede ser sobre una superficie como una mesa, ya que si te estás moviendo, la llama se verá influida. Dejando la vela inmóvil, presta atención a la llama y si hay movimiento, hacia dónde, ya que será la pista del origen de la corriente. Así, si la llama se desplaza hacia la derecha, es que la fuente de la fuga está a la izquierda y viceversa.
Para detectar la corriente con más precisión, acércate al lugar y repite el proceso hasta que tengas claro el origen. Finalmente, solo tendrás que cubrir las potenciales rendijas por las que se cuela el aire y repite con la vela para comprobar si has logrado eliminar la fuga.
Portada | Foto de Andrea Piacquadio en Pexels
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