Hace unos días hablaba con un amigo que estaba pensando en comprarse un nuevo televisor este 2023 y me pedía opinión sobre qué tecnología de pantalla era mejor de cara a tener la máxima calidad de imagen.
Le comenté que los paneles OLED y los nuevos QD-OLED eran los que ofrecían una imagen más impactante con negros más puros sobre todo si estaba buscando ver cine y series de última generación, pero que en su caso concreto quizá sería mejor apostar por una tele LCD con miniLED, ya que su "estilo de uso" de la tele no era el más indicado como para apostar por OLED.
El motivo era sencillo: en su caso iban a tener la tele encendida muchas horas al día, típicamente entre 10 y 12 horas (son unos cuantos en casa con diferentes edades y al final siempre está encendida casi todo el tiempo) durante muchas de las cuales se verían canales de la TDT con enormes logotipos, y sin hacer descansos para que entren en marcha los ciclos de compensación cada cuatro o cinco horas, lo que puede acortar la vida útil del panel de una tele OLED.
La inteligencia más potente en casa sigues siendo tú
Es cierto que la situación de retenciones y quemados en los televisores OLED ha mejorado mucho, muchísimo con respecto a los primeros modelos que se vendían allá por 2016.
Los paneles son ahora más resistentes y eficientes que nunca gracias a la incorporación de materiales más duraderos como el deuterio, pueden dar niveles de luminosidad mayores sin sufrir degradaciones y además los fabricantes han incorporado avances extra como disipadores de calor avanzados, algoritmos y sistemas de procesamiento que alargan la vida de los píxeles.
Sin embargo, parece que los ingenieros se han olvidado de utilizar el recurso más valioso que tienen a su alcance para evitar estos problemas de retenciones y quemados que surgen por dejar imágenes fijas en la pantalla con mucha frecuencia en el mismo sitio: el usuario.
Sí, ya sé que las teles incluyen algoritmos cada vez más complejos que detectan cuándo hay imágenes fijas en pantalla, como por ejemplo los logotipos de las cadenas de televisión y los molestos cartelitos anunciando la misma película que ya estás viendo o el estreno de la próxima telenovela de éxito ocupando media pantalla.
Pero estos algoritmos se quedan a medias a la hora de poder detectar y reducir el brillo de estos logotipos, algo en lo que los espectadores podríamos ayudar con poco esfuerzo y logrando mejores resultados.
Para empezar, no estaría de más que se diera la posibilidad de aumentar la potencia de estas reducciones de brillo hasta que casi ese área fuera apenas visible, o incluso dando la opción en el menú de algún modo "extremo" que la pusiese completamente en negro.
Pero es que además podría implementarse alguna función que permita al usuario elegir atenuar u ocultar por completo áreas de la imagen de forma manual pulsando algún botón en el mando o de forma semiautomatizada partiendo de la función activada automáticamente por la tele.
Imaginemos que tenemos una cadena de TDT con varios logotipos o un juego con varios marcadores pero no queremos ocultarlos todos por igual. El usuario podría así decidir en cuáles bajar el brillo, cuáles dejar sin tocar y cuáles ocultar por completo.
Es más, esta función podría manejarse tanto desde el mando a distancia convencional como desde los avanzados que ofrecen LG con punteros que imitan a ratones "al aire" o directamente desde el smartphone, donde la pantalla del teléfono se correspondería con la de la tele y con los dedos podríamos crear cuadros, círculos y rectángulos de atenuación que se aplicarían en la pantalla y que podríamos cambiar para cada cadena de forma sencilla.
Estas funcionalidades no serían difíciles de implementar y, aunque puede que no sirvieran para todos los públicos o que algunos usuarios no las usasen, sí hay algunos otros que podrían decantar su opción de compra hacia un modelo OLED sin temor a los logotipos fijos de la TDT.
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