En los últimos años cada vez son más frecuentes los anuncios en todo tipo de medios sobre proyectores compactos portátiles que supuestamente pueden destronar a una smart TV ofreciendo diagonales gigantescas por precios ridículos que en muchos casos apenas sobrepasan los 200-400 euros.
Las tiendas online están plagadas de este tipo de modelos que se publicitan por todo lo alto,incluso hace unas semanas hicimos un recopilatorio con los más interesantes de la temporada, como dispositivos que prometen ayudarnos a crear un cine en casa o por lo menos una pantalla de gran formato incluso con sonido y sistema multimedia integrados.
¿De verdad son tan buenos como parece o hay algo que no nos están contando los vendedores?, ¿qué podemos esperar si nos compramos uno de estos modelos y qué características básicas ofrecen?
Proyectores portátiles: características básicas en las que fijarnos
Los proyectores portátiles, como su propio nombre indica, son equipos de proyección compactos que podemos mover con facilidad de un sitio a otro y que incluso pueden contar con baterías integradas para no depender de una toma de enchufe cerca.
Hay modelos que ofrecen autonomías de entre 2-2,5 horas de funcionamiento continuado, lo que nos permite reproducir por lo menos una película completa, un partido de fútbol, etc. Y además también permiten la conexión por cable por si queremos usarlos dentro de casa e incluso cierto grado de impermeabilidad en algunos modelos para utilizarlos en exteriores como terrazas y jardines.
Sin embargo, esta portabilidad y reducido tamaño hacen que las posibilidades técnicas de su interior sean más reducidas que las de los modelos tradiciones que multiplican las dimensiones y el peso, algo que notaremos sobre todo en tres factores clave para tener una buena calidad de imagen: la potencia luminosa, el contraste y la resolución ofrecida.
- Potencia luminosa: La primera clave técnica de un proyector es su potencia luminosa. Será la que nos obligue a usarlo con total oscuridad o nos permita proyectar en paredes más grandes con algo de luz en la sala si contamos con un valor suficientemente elevado. En general, cuanto más pequeño y portátil sea el proyector menor será este valor, siendo lo más habitual que este tipo de modelos baratos no llegue a los 600 lúmenes (incluso hay modelos con cifras muy inferiores), frente a los más de 2.000-3.000 lúmenes de los proyectores de formato normal.
- Contraste nativo: esta baja luminosidad junto con los generalmente pobres contrastes ofrecidos por los modelos portátiles, que no suelen superar cifras de 3.000:1, nos obligará a un uso en salas completamente a oscuras si queremos poder tener una imagen detallada, con colores impactantes y con tonalidades negras que no sean blanquecinas.
- Resolución nativa: En los modelos portátiles lo habitual es que nos olvidemos de la resolución 4K y tengamos que conformarnos con equipos a 720p o 1080p, más que suficiente para un uso ocasional y si no vamos a ser muy exigentes con la calidad de imagen. Pero conviene fijarse bien en este dato de la resolución, puesto que algunos de los modelos más pequeños y baratos ofrecen resoluciones inferiores a 720p, algo insuficiente a día de hoy sobre todo si buscamos una gran diagonal.
Los proyectores portátiles también suelen contar con la capacidad de reproducir contenidos multimedia, algo que la mayoría consiguen integrando una plataforma inteligente en su sistema operativo, como por ejemplo Android TV, que nos ofrece la posibilidad de acceder a servicios de streaming de forma directa como Netflix, Amazon Prime, Disney+, YouTube, etc.
Sin embargo, otra vez estamos limitados por el tamaño de los equipos, esta vez a la hora de contar con un hardware potente para mover con soltura estas plataformas. Las aplicaciones y programas funcionan, cargan y se ejecutan, sí, pero los tiempos de espera, las ralentizaciones e incluso cuelgues ocasionales hacen que la experiencia de usuario no sea tan buena como en una smart TV de gama media o incluso baja.
En cuanto al apartado sonoro, aquí aunque parezca mentira vuelven a ganar los televisores inteligentes, ya que montan en general altavoces más grandes que los que caben en un proyector portátil, lo que en la práctica nos obliga a usar un sistema auxiliar (por ejemplo un altavoz Bluetooth) si queremos escuchar de forma decente la serie o película de turno.
Entonces, ¿no hay ninguna ventaja por usar estos proyectores portátiles baratos? Pues hay varias. Para empezar tenemos la capacidad de tener una pantalla de gran diagonal allí donde queramos. Si hay una pared vacía en la casa podemos crear una pantalla de unas 65-85 pulgadas sin despeinarnos. Por encima de esa diagonal la mayoría de modelos no suelen poder entregar el suficiente brillo.
También tenemos el asunto de la movilidad, ya que podemos llevarnos el proyector a cualquier parte de la casa, a una segunda residencia, sacarlo al jardín, al patio, la terraza, de vacaciones, etc., algo que con una tele es más complejo de hacer.
Entonces, ¿puede uno de estos proyectores portátiles baratos sustituir a una smart TV de gama media-baja? Pues depende del uso que queramos darle. Si lo que pretendemos es tener en casa una pantalla enorme en un sitio fijo que reemplace a un televisor tradicional, la calidad obtenida en general será muy inferior usando uno de estos proyectores y a la larga nos terminará cansando.
Si lo que pretendemos es contar con un equipo auxiliar que podamos mover fácilmente de un sitio a otro y que encendamos en situaciones puntuales, como por ejemplo para compartir contenidos en familia, para entretener a las visitas, echar una partida ocasional en pantalla gigante o llevarnos la fiesta a otras zonas de la casa como el jardín, los proyectores portátiles pueden ser unos buenos aliados.
Eso sí, conviene dejar claro dos aspectos que ya hemos comentado antes: la calidad de imagen y sonido no será tan buena como en los modelos más grandes y la experiencia de uso puede que se resienta al contar con hardware menos potente en su interior.
Imagen portada | XGIMI MoGo 2 Pro
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