Estos días me ha tocado lidiar con una de las pesadillas que algunas veces tenemos los usuarios en el mundo moderno: un dispositivo se rompe de imprevisto, provocando unos quebraderos de cabeza con los que no pensábamos contar. En este caso particular se trata de un disco duro.
Normalmente tengo doble copia seguridad de los archivos importantes. Una en el ordenador y una o dos, según el archivo y el tamaño, en un par de discos duros. El caso, es que en esta situación tuvo mucho que ver la ley de Murphy. Y sí, todo lo que puede salir mal, saldrá mal.
En este caso, se trata de un disco USB en el que tenía guardados una buena cantidad de vídeos personales. Al conectarlo al televisor para ver el contenido por medio de Kodi, directamente me decía que no estaba conectado. Mal augurio, puesto que se trataba en este caso de la única copia de seguridad que tenía.
Tocaba entonces iniciar una ronda de pruebas para intentar ponerle solución al problema y estos son todos los pasos, que ni hasta llegar a una solución final, que ya te adelanto, no fue para nada positiva.
Cambiar el cable USB
Lo primero que pensé, y la medida más rápida de aplicar, fue la de sustituir el cable USB que usaba para conectar el disco duro con la tele. Era difícil que fuese el cable USB, puesto que había hecho pruebas con otro disco duro y funcionaba sin problema, pero por probar no perdía nada.
Así que busqué un par de cables más y volví a conectar el disco USB para comprobar si de esta forma, la tele lo reconocía. Nada de nada. Era como si no estuviera conectado.
Probar en un ordenador
Otra idea que me vino a la cabeza es que el problema quizás se debía al televisor, el software, o incluso el cable, por lo que el primer paso fue usar un ordenador para comprobar si hay leía el contenido del disco.
Primero probé en el portátil con macOS y nada. Ni tan siquiera aparecía en la herramienta "Utilidad de Discos". Por eso, pensando aún en positivo, me planteé la opción de usar un ordenador con Windows a ver.
En un primer momento, al conectar el disco duro USB al ordenador con Windows 11, una primera sonrisa se dibujó en mi rostro. El "Explorador de Archivos" reconocía el disco duro. Pero la alegría duró poco, puesto que al pulsarlo, una barra de progreso comenzaba a crecer lentamente hasta que al final separaba. El disco duro seguía sin funcionar.
En ese momento pensé en comprobar si tenía los controladores y el software actualizados para el disco duro USB. Ya sabía que los controladores obsoletos pueden causar problemas de reconocimiento y funcionamiento. Pero ni con esas.
Programas de recuperación
Viendo que la situación se comenzaba a poner peliaguda, pensé en usar algún programa de recuperación de información. Y como no estaba seguro de que ésta fuese a ser la solución, lo que hice fue buscar alguno que me diera una especie de modo de prueba gratuita para ver si realmente servía.
Tuve que moverme por la web y por los foros hasta encontrar el adecuado y que además pudiese funcionar en mi ordenador. El problema es que tras instalarlo y conectar el disco duro, el progreso volvía quedar congelado. El programa no era capaz de acceder. Y eso que el disco duro tenía corriente y el LED indicaba actividad.
De hecho, llegué a dejarlo conectado al ordenador con el programa funcionando, toda una tarde por si de esta forma lo llegaba a reconocer, pero al final nada de nada. Todo seguía igual.
Formatear y restaurar
Llegados a este punto, ya me planteaba comprar un nuevo disco duro. Pero antes iba a intentar salvar ese aunque por otra parte ya sabía que tendría que asumir la pérdida de todo el contenido que tenía almacenado. Era el mal menor.
Así que volví a conectar el disco duro a mi ordenador con macOS y por medio de la herramienta "Utilidad de Discos", comencé el proceso para restaurarlo y dejarlo como recién comprado. Y de nuevo otra en la frente.
El sistema tampoco me permitía restaurar o formatear el disco duro a su estado original. Sencillamente parece que había un problema bastante grave que impedía realizar cualquier tarea. Con la esperanza ya perdida, volví a probar en Windows la función de formatear... pero el resultado era negativo.
Modo pisapapeles
De esta forma todo apuntaba a un daño físico. Aunque no había recibido golpe alguno, puesto que se trata de un disco duro que prácticamente no se movía de la mesa, los síntomas parecían indicar que debía haber algún daño interior.
Ninguno de estos pasos solucionó el problema. De esta forma no me quedó más remedido que considerar la posibilidad de que el disco duro USB estuviese dañado irreparablemente y que ya sólo podría usarlo como un pisapapeles. Y mientras... pasar por caja para volver a comprar otro y tratar de encontrar parte del contenido que pudiese recuperar.
En Xataka SmartHome | No es solo tirar. Cómo quitar un disco duro o un pendrive USB de una Smart TV para evitar problemas de funcionamiento
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