Con el precio de la electricidad disparado, el del gas y el diésel todavía por las nubes y sin previsiones de descender en el corto plazo, los sistemas de calefacción tradicionales como las estufas de leña o incluso las más modernas de pellets han ido creciendo en popularidad en los últimos dos años.
Para muchos usuarios representan una alternativa más asequible a la hora de calentar sus viviendas, sobre todo si ya tienen el hogar adaptado a estos métodos de calefacción y lo único que han de hacer es comprar la materia prima combustible.
Sin embargo, la antaño principal ventaja económica de usar leña para calentar la casa se ha ido perdiendo progresivamente a medida que crecía la demanda, subían los precios del transporte para llevarla a nuestras viviendas y disminuía la disponibilidad de materia prima.
Esto hizo que el año pasado los precios se disparasen e incluso hubiese problemas de abastecimiento en algunas zonas con tiempos de espera para que nos sirvieran el material más elevados de lo habitual. Entonces, ¿ya no es tan rentable como antes usar la estufa de toda la vida?
Los precios se moderan, pero siguen siendo caros
La realidad es que no, que ya no sale tan barato calentar la casa utilizando este tipo de materiales combustibles. A finales de 2022 desde la OCU señalaban que el precio medio de los pellets y del hueso de aceituna se incrementó hasta un 67% en solo un año, pasando a costar el kilo de pellets de menos de 0,30 euros en 2021 a más de 0,50 euros en muchas zonas de España.
Esto suponía que cada saco de 15 kilos (formato habitual para este combustible), rondase en los meses de invierno de 2022 los 7-7,5 euros frente a los poco más de 4,5 euros que costaba un año antes.
A partir de la primavera de 2023 los precios se fueron moderando poco a poco y después del segundo trimestre se han ido estabilizando quedando con un coste intermedio entre los dos datos anteriores. Así, según AVEBIOM, la Asociación Española de la Biomasa el saco de 15 kilos de pellets en media cuesta desde finales del verano alrededor de los 6,33 euros (por supuesto el precio concreto depende del tipo de pellet, la zona donde vivamos y la tienda).
Con la leña sucedió algo similar en 2022 y el importe a pagar se encareció más del 30% con respecto a años anteriores, y mucho más si lo comparamos con hace cinco o seis años. Por ejemplo, en mi zona hace un lustro te podían servir leña por entre 0,12-0,14 euros el kilo, llevada a casa en un par de semanas y colocada.
El invierno pasado había listas de espera de casi un mes y el precio mínimo rondaba los 0,22 euros por kilo, aunque en algunos distribuidores subía a 0,24 euros por kilo. Ahora mismo los precios se han estabilizado en un valor intermedio, costando unos 0,20 euros el kilo, aunque todavía no ha comenzado la campaña y es de suponer que suban algo más si hay mucha demanda.
Y esto considerando además que tengamos espacio en casa para que toda la leña nos la traigan de una sola vez logrando así precios más económicos en la compra de un solo porte. Si tenemos que ir a comprarla o pedirla poco a poco durante el invierno los precios serán aún más caros, por el propio precio del transporte en sí y porque la curva de precios probablemente seguirá subiendo.
Calculando un ejemplo práctico
Para ver cómo han afectado las subidas y bajadas de precios vamos a hacer unos cálculos rápidos comentando por ejemplo mi experiencia concreta. Para calentar una vivienda de unos 100 metros cuadrados durante 4 meses (noviembre, diciembre, enero y febrero) usando una estufa leña de unos 11 kW veníamos gastando entre 3.000 y 4.000 kilos, dependiendo del año, de si hacía más o menos frío y del tiempo que estábamos en casa.
Esta cantidad también dependía de si utilizábamos además otros sistemas de calefacción complementarios, como radiadores eléctricos y aire acondicionado durante los días de menos frío.
Si suponemos que gastamos el máximo (4.000 kilos) que hace un par de años podíamos comprar con un precio de 0,14 euros, nos costaba algo menos de 560 euros pasar el otoño-invierno, o lo que es lo mismo unos 140 euros por mes.
Ahora mismo, suponiendo un precio de 0,20 euros esa misma cantidad de leña nos saldría por 800 euros, lo que implica 200 euros al mes, es decir 60 euros más cada mes, precio que es equiparable a lo que gastaríamos usando un sistema de bomba de calor.
En cuanto a los pellets, no los hemos usado en casa, pero si hacemos caso de las cifras medias marcadas por este estudio de la OCU, el consumo se sitúa entre 1 kilo y 2 kilos de material a la hora (dependiendo de la temperatura y capacidad de la estufa), lo que implica entre 50 y 100 sacos de 15 kilos para pasar toda la temporada.
Si tomamos como referencia estos 100 sacos que hace dos año costaban 4,5 euros cada uno teníamos un coste de 450 euros para pasar el invierno. Sin embargo, ahora la misma cantidad de combustible nos costará unos 633 euros, es decir 183 euros más.
Imagen portada | Matt Seymour
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