Esta no es la primera vez que dedico un post al recinto de las cajas acústicas. A mediados del pasado mes de diciembre os hablé de lo mucho que este elemento influye en el sonido de un altavoz. Sin embargo, me gustaría retomarlo con un enfoque diferente: analizando uno de los recintos mejor diseñados que podemos encontrar en el mercado actualmente, el de las 800 Diamond de la inglesa Bowers & Wilkins.
Recintos magistralmente diseñados y construidos hay unos cuantos. A mí me gustan especialmente los de Dynaudio, Magico, Vivid Audio, Wilson Audio, YG Acoustics y Bowers & Wilkins, pero hay muchos otros fabricantes que sin duda merecerían aparecer en esta lista. En cualquier caso, como os decía, os propongo que repasemos por qué el recinto de los modelos 800 y 802 Diamond de B&W merece nuestra atención.
Diseccionando el recinto
El vídeo que os dejo debajo de este párrafo muestra con bastante detalle cómo es el proceso de fabricación de estas cajas inglesas. Si os fijáis veréis que la porción inferior del recinto, la que contiene los altavoces de graves, tiene un grosor considerable, y, además, está curvada. Esta curvatura es importante porque, por un lado, incrementa la solidez y la rigidez estructural del recinto, y, por otro, evita la aparición en su interior de ondas estacionarias y reduce las resonancias. Estas cualidades son muy importantes porque minimizan la coloración e incrementan la neutralidad de la caja acústica.
Una cualidad de estas propuestas de B&W en la que merece la pena que reparemos es que cada sección de la caja tiene su propio recinto independiente. Como podéis ver, el altavoz de medios reside en un cabezal en forma de lágrima, y, por tanto, con una superficie curva, lo que le confiere las mismas cualidades de las que he hablado en el párrafo anterior. Lo interesante aquí es que el material utilizado por B&W en esta sección del recinto es el Marlan, una resina sintética rellena de minerales con una dureza similar a la del granito, y, por tanto, con una rigidez y una estabilidad estructural tremendas.
Y el altavoz que nos queda, el tweeter, reside en un recinto independiente tubular, una forma que, según los ingenieros de B&W, minimiza la coloración gracias a su habilidad a la hora de absorber el exceso de energía acústica de la parte posterior del transductor. He tenido la ocasión de escuchar tanto las 800 como las 802 Diamond varias veces, y suenan realmente de maravilla. En cualquier caso, lo realmente importante es que estas reflexiones os ayuden a reconocer la importancia del recinto a la hora de elegir vuestras próximas cajas acústicas, sean de la marca que sean. En otro post repasaremos el papel crucial que también ejercen los altavoces y el filtro divisor de frecuencias.
Más información | Bowers & Wilkins
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