Ayer conocimos la historia de una ciudadana estadounidense que compró una casa en Sicilia, Italia. Aunque el precio inicial de un euro parecía irresistible, el costo de la reforma terminó ascendiendo a casi medio millón de euros. Este fenómeno de adquirir casas económicas para reformar también tiene su reflejo en Japón.
La diferencia es que, en el país del sol naciente, las casas vacías, conocidas como Akiya, representan un fenómeno significativo que está generando numerosos desafíos. Con más de 9 millones de propiedades disponibles, el problema, al igual que en el caso italiano, radica en que lo barato puede salir caro.
El fenómeno de las Akiya en Japón es alarmante. Son más de 9 millones de viviendas deshabitadas que requieren reformas, lo que explica su precio tan atractivo. Sin embargo, a pesar de esta amplia oferta aparentemente interesante, el número de casas vacías y disponibles no deja de aumentar.
En España, los precios por metro cuadrado son cada vez más altos, y Japón no es una excepción a esta tendencia. El acceso a una vivienda se ha encarecido progresivamente, lo que ha llevado a muchos compradores a buscar opciones más económicas, especialmente entre jóvenes y familias con presupuestos ajustados.
Las Akiya, una alternativa de bajo costo. En este contexto, las viviendas vacías a precios asequibles, conocidas como Akiya, han ganado protagonismo. Estas propiedades requieren renovación, y empresas como Katitas las adquieren en grandes volúmenes para luego venderlas a precios significativamente más bajos que una vivienda nueva. En promedio, estas casas tienen un coste de 16 millones de yenes (aproximadamente 106.500 dólares), lo que las convierte en una opción atractiva.
Viviendas prácticamente gratuitas. En algunos casos, las Akiya incluso se ofrecen gratuitamente, con la condición de que el nuevo propietario asuma los costos de mantenimiento. Empresas como Zero Estate, en colaboración con la administración, actúan como intermediarios entre los interesados y los propietarios que desean desprenderse de sus inmuebles sin coste alguno, cobrando únicamente una tarifa de gestión.
Hasta el gobierno nipón promueve estas viviendas, ofreciendo ayudas e incluso reduciendo la fiscalidad como herramienta para estimular el crecimiento demográfico y económico en áreas desfavorecidas. Además, algunas administraciones locales, como el programa de la ciudad de Kamiichi en la prefectura de Toyama, otorgan subsidios que facilitan la adquisición de estas propiedades prácticamente “a coste cero”. Sin embargo, estos esfuerzos no siempre logran atraer a suficientes compradores.
Problemas y desafíos. El aumento de la oferta de Akiya se debe, en gran parte, al mal estado en el que se encuentran muchas de estas viviendas, que suelen presentar defectos ocultos difíciles de detectar al momento de la compra. Entre 2020 y 2022, el Centro de Renovación y Resolución de Conflictos Habitacionales recibió un promedio anual de 690 consultas sobre problemas como filtraciones y sistemas de drenaje defectuosos, inconvenientes que suelen aparecer después de la adquisición.
La importancia de investigar. El director de la NPO Sociedad Japonesa de Inspectores de Vivienda, Wataru Tochigi, subraya la importancia de investigar y verificar el estado de las propiedades antes de comprometerse con la compra. Este paso es crucial para evitar sorpresas desagradables y garantizar que la inversión sea más segura y rentable a largo plazo.
El principal problema de estas viviendas radica en el elevado coste económico de su rehabilitación. Los expertos advierten que muchas personas que adquieren estas propiedades terminan desembolsando sumas considerables para devolverlas a un estado habitable. Este gasto aumenta significativamente si se requieren reparaciones estructurales, llegando en algunos casos a superar ampliamente el precio de una vivienda nueva. Una situación similar a la observada en el caso italiano.
Estas propiedades también presentan graves riesgos para la seguridad debido a la falta de mantenimiento básico durante largos periodos. Investigaciones han señalado que estas edificaciones son altamente vulnerables a desastres como terremotos, deslizamientos de tierra o condiciones climáticas extremas, lo que incrementa aún más las preocupaciones asociadas a su adquisición. Muchas de estas viviendas llevan décadas sin recibir los cuidados mínimos necesarios, aumentando la probabilidad de derrumbes ante eventos naturales extremos.
A pesar de estos desafíos, el mercado de reventa de viviendas usadas sigue creciendo. Según el Instituto de Investigación Yano, en 2022 se registraron 41.000 transacciones, y se prevé un aumento del 20 % para 2030, lo que refleja el interés continuo en este tipo de propiedades, incluso con los riesgos asociados.
Imagen | Tokyoportfolio
Vía | Xataka
En Xataka SmartHome | Este arquitecto lo deja claro: estos son los tres tipos de pisos que es mejor no comprar para reformar
Ver 0 comentarios