El pasado fin de semana, una masa de aire muy cálido procedente del norte de África ha dado lugar a temperaturas más altas de lo habitual para la época en puntos de la Península y Baleares, que además venían acompañadas de una gran cantidad de polvo en suspensión dando lugar a la conocida calima.
A esta situación se ha unido además el comienzo del periodo de floración adelantado de muchas plantas, emitiendo al aire notables cantidades de polen que puede empeorar el estado de personas alérgicas.
¿El resultado de ambos fenómenos? Pues en muchas zonas del país hemos tenido la sensación de un aire más denso y agobiante, sobre todo si salíamos a hacer actividades al exterior. Es algo que también se da en casa, donde si tendemos a no ventilar con frecuencia por ejemplo para evitar alergias, la sensación de pesadez se hace más patente obteniendo un ambiente más recargado.
¿Qué podemos hacer dentro del hogar? Pues lo ideal sería contar con uno o varios purificadores de aire repartidos por la casa que nos ayuden a limpiar el entorno. Sin embargo, estos equipos no suelen estar presentes en muchas viviendas, pero sí lo están los tradicionales aires acondicionados, unos valiosos aliados en este tiempo primaveral donde ya no hace frío como para encender la calefacción pero tampoco tenemos calor como para empezar a refrigerar la casa.
Usando el aire acondicionado para purificar el aire
Si tenemos instalado en casa un sistema de aire acondicionado, ya sea de tipo portátil, fijo convencional o incluso un modelo inteligente, probablemente contaremos con diferentes funciones como son la de "enfríar", "calentar", "deshumidificación" en algunos modelos y finalmente "ventilación".
Esta última es una función que está presente en la mayoría de modelos pero que rara vez suele usarse. Básicamente consiste en proporcionar un flujo de aire constante utilizando los ventiladores internos del aparato pero sin activar el compresor del equipo, ya esté situado en la calle o en el interior del mismo en los modelos portátiles.
El resultado es la emisión de aire a temperatura ambiente, como si de un ventilador clásico se tratase, con un menor nivel de ruido y un consumo eléctrico mucho más reducido, puesto que no se enciende el compresor, lo que se traduce en un gasto eléctrico generalmente inferior a los 50-60 vatios frente a los más de 500-1000 vatios que usaremos en el modo de enfriamiento.
No estaremos añadiendo aire frío ni caliente a la habitación, ni sacaremos la humedad, ya que no funciona el sistema encargado del ciclo de calor del aparato, pero si produciremos una corriente de aire que nos permitirá obtener varios resultados:
- Renovamos el aire de la habitación sobre todo si dejamos alguna ventana abierta total o parcialmente
- Produciremos una sensación térmica más reducida en la estancia debido a la circulación del aire
- Podemos filtrar y purificar el aire de la habitación dependiendo de las capacidades de nuestro equipo.
Todos los aparatos de aire acondicionado, tanto fijos como portátiles cuentan con filtros para el aire en su interior que permiten atrapar diferentes sustancias evitando que vuelvan a la sala, lo que nos ayudará a mejorar la calidad del aire estos días de exceso de polvo en suspensión.
La eficacia dependerá del tipo de filtrado que integren, ya que tendremos un resultado más básico en los modelos de gama baja, pero puede llegar a funcionar como un auténtico purificador de aire en los más avanzados que incluso cuentan con sistemas de desinfección del aire.
En ambos casos, para tener el mejor resultado posible hay que mantener las ventanas y puertas de exterior cerradas para que el aire interior recircule solo por los filtros del aparato y, como todavía no hace calor suficiente, probablemente debamos seleccionar un nivel de velocidad de ventilación bajo para no crear corrientes de aire molestas que nos produzcan frío.
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En Xataka Smart Home | Aire acondicionado y purificadores domésticos: así pueden ayudar a mantener a raya los virus y bacterias dentro de casa