Los términos domótica y vivienda inteligente llevan años con nosotros, aunque siempre a cinco años o una década de hacerse una realidad en los hogares. Muy pocos de nosotros conocemos una vivienda en la que la domótica haya entrado más allá del aspirador, y en parte es porque no sabemos qué pasos seguir para tener una vivienda automatizada.
Sabemos, en líneas generales, que la domótica necesita un punto de Internet (WiFi, generalmente), pero no tenemos muy claro por dónde empezar a construir un domicilio domotizado, qué domótica nos conviene y cuál no, o sus costes aproximados. Hacemos un repaso por diferentes electrodomésticos y alternativas en domótica para orientar tu inversión.
El robot aspirador también es domótica
Al igual que ocurre con los vehículos autónomos, cuya primera fase es la de la velocidad de crucero con la que muchos de nosotros ya contamos, los hogares españoles ya son _un poquito_ domóticos casi sin saberlo. La domótica (del latín _casa automática_) es la automatización del hogar, y un robot aspirador también es domótica porque _automatiza_ el barrer y aspirar el suelo para que no tengamos que hacerlo nosotros. Pero, ¿supone una inversión?
Es un nuevo electrodoméstico, y por eso muchos de nosotros apenas sí le tenemos en cuenta. Sin embargo deberíamos, ya que este tipo de robots pueden hacernos ahorrar mucho tiempo de trabajo barriendo el hogar, una de esas actividades que hemos de hacer casi a diario.
A una media de 10 minutos barriendo al día más los 20 que suponen pasar la aspiradora los fines de semana, nos encontramos con que dedicamos cerca de 80 horas al año tan solo en quitar el polvo del suelo. Si tenemos en cuenta este tiempo ahorrado, lo que ganamos a la hora y que contaremos con una garantía de al menos 2 años en la compra (obligatoria en España), incluso los robots de gama alta, que rondan los 1.000 euros, supondrán para muchos una inversión en calidad de vida.
Esta inversión se verá reforzada si tenemos en cuenta factores de comodidad y calidad de vida más allá del tiempo empleado en barrer; o si contamos con un seguro de hogar como los que ofrece AXA, que tenga cubierto este tipo de electrodomésticos. De este modo tendremos cubierto el objeto más allá de su garantía legal y comercial.
Si buscamos ahorro, lo primero que hemos de mirar en domótica es la climatización
Todos podemos sacar algo de tiempo al día (o cada dos días, pase) para barrer. Sin embargo, la climatización es en verano una cuestión de confort y calidad de vida, y en invierno lo que nos salva de pescar un catarro. Hablamos de salud. Necesitamos mantener la vivienda a una temperatura aceptable, y el gasto eléctrico o el gas suponen un gasto importante (puede llegar al 70%).
Un buen termostato inteligente puede ser la primera medida de domótica a tomar, seguida de cambiar el grupo de calor o frío
Si conseguimos optimizar la climatización controlando los aparatos de aire acondicionado y el sistema de calefacción, seremos capaces de ahorrar en el proceso. Por ejemplo, en cuestión de enfriar nuestra vivienda tenemos varias opciones:
- Invertir en aparatos de aire acondicionado ya domotizados con conexión WiFi a nuestro router, cuyo precio ronda los 1.500 a 2.500 por punto de frío.
- Adquirir dispositivos que hacen **de puente _o pasarela_ entre nuestro antiguo modelo, algo que nos supondrá un ahorro y evitará que tengamos que tirar un equipo en buen estado.
Algunos ejemplos de esto último lo encontramos en marcas poco conocidas pero interesantes como Novo, IntesisHome o Z-Wave, con precios que rondan los 100 euros por aire acondicionado a controlar.
En calefacción la domótica tiene más alternativas, debido a los distintos modos posibles para calentar la vivienda (bomba de calor, caldera de gas, calor azul, estufa de butano…). La mayoría de los pisos opta por dos modos no complementarios, que comentamos a continuación.
Circuito de agua calentada por una caldera de gas, pellet o butano
Ya existen máquinas de calor conectadas vía WiFi cuyos precios son demasiado variables como para hacer un análisis a fondo, aunque lo más asequible suele ser (para evitar invertir en una nueva máquina) cambiar nuestro termostato convencional por un termostato de última generación como Nest, Junkers, Honeywell o TADO (todos rondan los 250 euros).
Si lo que buscamos es domotizar nuestra vivienda por tramos, o bien decidimos que solo queremos automatizar determinadas zonas, e incluso dividir el hogar en varios ámbitos diferenciados (por ejemplo, la habitación del bebé siempre 2ºC por encima del resto de las estancias), podemos optar por válvulas termostáticas por punto de calor.
Es decir, dispositivos que abren o cierran el circuito de agua caliente por radiador. Los precios son muy variables, pero los termostáticos conectados rondan los 80 euros. También puede ser una buena opción si tenemos pocos radiadores.
Radiadores eléctricos conectados a la red de la vivienda
En este caso las opciones son similares: o invertir en un radiador conectado vía WiFi como los de Ecotermi (más de 400 euros), Ducasa (200-400 euros), Haverland (rondando los 200 euros), Klarstein (100-150 euros)..., o bien optar por un control de punto de luz o control domótico de enchufes.
Hay opciones de domótica que nos permiten conservar nuestros electrodomésticos. Son más asequibles pero menos funcionales
Consiste en instalar enchufes con conexión WiFi y termostato que activan o desactivan la señal eléctrica. Los precios son variables, pero se mueven en una horquilla de entre 50 y 150 euros por punto.
Todas estas alternativas en frío y calor suponen una inversión considerable incluso para las instalaciones más modestas. Los seguros de hogar de AXA cuentan con el traslado y presupuesto del reparador que acude a nuestro domicilio cuando una de estas máquinas deja de funcionar como debe, por lo que hemos de ver cuál de sus coberturas nos conviene en base al tipo de máquina o electrodoméstico que usemos.
Neveras, lavadoras y lavavajillas domóticos
Dentro de los electrodomésticos de toda la vida también encontramos opciones de automatización. Con respecto a lavadoras y secadoras, lavavajillas, hornos y microondas, contamos con versiones conectadas vía WiFi manejables desde nuestro teléfono móvil como las que ofrecen Samsung (lavadora Crystal Blue, 1.500 euros), Candy (lavavajillas Inox, 550 euros), o June (horno, 1.500 euros). Hay muchos modelos, aunque de momento no marcan tendencia.
No son objetos extremadamente caros pero se distancian de la gama no domótica por suficiente como para que nos lo pensemos dos veces.
Con respecto al frigorífico, este se distancia bastante del resto de electrodomésticos debido a que tiene que permanecer encendido 24/7. Aunque es la aplicación de domótica más avanzada que se nos ocurre (hay neveras en las que podemos navegar por Internet y consultar nuestro Twitter) por lo general tienen poca aceptación en países en los que la comida no la compramos por Internet. Es ahí donde está su punto fuerte, ya que Samsung, Siemens, LG, Visa y otros agentes han conseguido que la nevera compre por nosotros.
Algunas viviendas ya están parcialmente automatizadas, aunque su grado de domótica es bajo de momento. El precio de los distintos electrodomésticos e instalaciones está frenando este avance, y hace que no sea una realidad frecuente en los hogares.
Sin embargo, el contar con un seguro de hogar puede darnos el plus de confianza más allá de la garantía de los electrodomésticos, de los costes de reparación si se averían e incluso la tranquilidad ante un posible robo. En seguros AXA disponemos de tres planes flexibles a medida de las distintas necesidades (FlexiBásico, FlexiConfort y FlexiVip) para adaptarnos a los distintos usos de las viviendas, desde las nada domotizadas a aquellas que lo hacen todo por nosotros.
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