El popular servicio de vídeo en streaming Netflix lleva siendo noticia estas últimas semanas gracias a la nueva limitación de las cuentas compartidas, una medida que no sabemos si tendrá marcha atrás o adoptará algún matiz que la haga más llevadera, sobre todo porque las alternativas son muchas y la competencia aprieta.
Pero es precisamente esta competencia cada vez más agresiva la que está haciendo que el en principio fascinante y atrayente sector de los contenidos de vídeo bajo demanda esté llegando, si es que no ha llegado ya, a un punto de inflexión del que será difícil volver.
Los que ya llevamos unos añitos en esto del mundo digital comenzamos a ver hace algo más de una década en algunos países, incluido España, cómo muchos usuarios debatían cómo sería estupendo poder contar con un servicio "oficial y legal" que proporcionase un buen catálogo de cine y series al que acceder sin problemas, fácilmente, sin ser experto en informática ni tener que descargar nada en un ordenador.
Entonces llegó Netflix, lo que se suponía iba a ser la panacea con un acceso fácil tanto desde PC como desde otras plataformas, incluidos los por entonces incipientes Smart TV y un surtido ejército de pequeños aparatos y reproductores multimedia e incluso los decodificadores de las operadoras de Internet.
Todo era muy bonito, con un relativamente amplio catálogo que inicialmente parecía inabordable para un usuario medio y que iba creciendo cada temporada con nuevas series que podías ver del tirón. Era la época dorada del streaming.
Pero entonces los competidores comenzaron a acechar entre las sombras y llegó el turno de que un nuevo enjambre, que todavía sigue creciendo, empezase a llegar al mercado. Es el caso de Disney+, Apple TV+, Amazon Prime Video, Paramount+, o HBO Max y de otras de carácter más local como FlixOlé o ATRESplayer.
Cada plataforma con sus propias propuestas en cuanto a series y películas exclusivas, carísimas, en ocasiones poco rentables pero que rápidamente se ponen de moda y todos queremos ver y comentar en redes sociales. ¿Cuál es entonces el problema?
Una fragmentación inabarcable
Pues es doble. En primer lugar esta fragmentación resulta inabarcable para el usuario medio que no puede permitirse andar manteniendo suscripciones en todos los servicios permanentemente para estar al día de las novedades.
Que quieres ver la última temporada de 'Mandalorian' y el resto de series de 'Star Wars' o de Marvel tienes que tener Disney+, pero si lo tuyo es más algo tipo 'Fundación' entonces necesitas el servicio de Apple TV, si te van las fantasías épicas y quieres disfrutar de 'El señor de los anillos: Los anillos de poder' entonces deberás contratar con Amazon o bien con HBO si prefieres el politiqueo de la 'Casa del Dragón', y si eres un nostálgico de los 80, entonces es imperativo contratar Netflix para poder ver 'Stranger Things'.
Demasiadas plataformas, cada una con sus requisitos, precios, problemas, cambios en las condiciones del servicio, diferencias en calidad de imagen y sonido, actualizaciones de aplicaciones, etc., que no hacen sino restar potencial al negocio del streaming haciendo que muchos usuarios se arrepientan de este modelo de atracción basado en "exclusivas".
Y es que, aquí radica el segundo gran problema del mercado de streaming actual, en las series y películas exclusivas inicialmente pensadas para atraer y mantener la fidelidad de los usuarios que estarían dispuestos a pagar una suscripción, aunque fuera económicamente pequeña durante largos periodos de tiempo.
La realidad es que muchos de nosotros, entre los que me incluyo, no estamos dispuestos a estar pagando 12 meses por un servicio en el que con suerte al final solo vemos tres o cuatro series y otras tantas películas en todo el año.
Para muchos nos es más rentable darnos de baja y contratar solo uno o dos meses al año, ver las cuatro o cinco cosas que realmente nos interesan y pasar a otra plataforma con sus novedades exclusivas, así hasta recorrer todo el panorama multimedia de la temporada.
Un único "Netflix" para gobernarlos a todos
¿Cuál sería la solución? Pues visto que el tema de las cuentas compartidas está en fase de desaparición, quizá otra opción sería tener todas las plataformas agrupadas en algún servicio único que como el anillo de poder nos permitiera gobernarlas a todas.
Un sitio que volviese a los comienzos del streaming de pago donde el catálogo fuese realmente diverso, amplio y contase con todas las novedades importantes de todas las plataformas. Un "Netflix de los Netflix", un servicio que reviva el verdadero espíritu del videoclub de los 80-90 donde cabía casi todo y que dio posteriormente origen al primitivo Netflix.
El cómo se monetizaría dicha plataforma sería complejo, pero quizá cada servicio pudiera cobrar en función del número de visualizaciones de sus contenidos, lo que serviría para seguir filmando buenas series y películas y atrayendo el interés de los usuarios que quizá se vieran avocados a pagar una tasa algo más elevada que en las plataformas individuales, pero con todo en un mismo lugar, de forma más uniforme, con la misma resolución, formatos de sonido y calidades.
Lo que está claro es que hemos entrado en una nueva fase mucho menos atractiva para el usuario medio con una guerra del streaming que está en su fase más cruenta y el cambio de estrategia es inevitable si las plataformas quieren seguir activas atrayendo nuestro interés.
Y es que, para muchos consumidores de streaming dispuestos a hacer las cosas bien, oficialmente, pagando religiosamente sus cuotas, cada vez resulta menos interesante tener que andar detrás de averiguar en qué servicio echan la última serie de moda para contratar, verla y probablemente darse de baja tras hacerlo ya que el resto de contenidos puede que no le interesen en demasía.
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