Tras la llegada de paneles con altas frecuencias nativas y estándares como el HDMI 2.1, muchos son los que desean aventurarse en disfrutar de títulos de última generación a 4K y 120 fps. Sin embargo, el soporte de juegos a esta tasa y resolución es aún muy escaso, sobre todo si nuestra arma es una consola de nueva generación.
En este artículo os mostramos algunas de las razones por las que no deberíamos de tener tanta prisa por adquirir un televisor con 120 Hz de frecuencia o HDMI 2.1, algo muy promocionado sobre todo tras la llegada de consolas como PlayStation 5 y Xbox Series X.
Muy pocos juegos alcanzan los ansiados 4K y 120 fps
La industria del videojuego tiene últimamente como meta ofrecer experiencias visualmente espectaculares. Juegos como 'Red Dead Redemption 2', 'Cyberpunk 2077', o 'The Last of Us Parte II', entre otros, han demostrado ser sorprendentes a nivel gráfico, y un buen televisor es el mejor compañero para el disfrute de estos juegos. Sin embargo, existe una gigantesca campaña de marketing detrás de los televisores de última generación en cuanto a altas tasas de frecuencia y la importancia del HDMI 2.1. Para ello, hay que saber que tanto el equipo que ejecuta el juego, como el juego en sí, deben de soportar una resolución y tasa de frecuencia de 4K y 120 Hz para aprovechar las máximas capacidades del televisor, algo muy poco común en la actualidad.
La cantidad de títulos que pueden alcanzar una tasa de fotogramas de 120 fps y a una resolución 4K es ínfima. Si trasladamos estas cifras al PC, ni con la mejor tarjeta gráfica del mercado es todavía posible conseguir estos números en la mayoría de juegos actuales. La situación es distinta si el título lleva varios años en el mercado o no requiere demasiado a nivel de especificaciones técnicas.
Mantener un título a 120 fps o más a una resolución 4K es muy demandante en recursos, es por ello que la mayoría de títulos compatibles con esta tasa de fotogramas (que no son muchos) en PlayStation 5, Xbox Series X y Xbox Series S van a una resolución de 1080p o 4K escalado por IA (sin ser resolución nativa). Además, generalmente se suele incluir un selector en los títulos actuales para consolas. En este selector podemos optar por jugar a la máxima fidelidad gráfica posible y sacrificar en rendimiento, o jugar a una mayor tasa de fotogramas pero perdiendo resolución o detalle. Generalmente los títulos que incluyen un selector se capan a 30 fotogramas en el modo de máxima fidelidad gráfica para así tener un rendimiento estable.
Si conectamos un PC al televisor, la situación es distinta, ya que el juego generalmente irá a lo máximo permitido por el equipo, sin embargo habrá que contar con un ordenador bastante potente para alcanzar el rendimiento deseado. A día de hoy, prácticamente ningún juego AAA actual alcanza una tasa de 120 fps y a 4K, aunque siempre podemos apuntar hacia una menor resolución.
Si hay pocos juegos compatibles, el HDMI 2.1 es un desperdicio
HDMI 2.1 es la versión del estándar preparada para señales de vídeo a 4K y 120 Hz. Además de otras ventajas en su haber, se trata de la conexión que debemos de tener obligatoriamente si queremos disfrutar de videojuegos a esa resolución y frecuencia. Sin embargo, dada que no hay gran variedad de juegos capaces de soportar estas cifras, disfrutar de juegos a 4K y 60 fps ya no es tan complicado. En este supuesto no tendríamos por qué optar por un televisor con frecuencia nativa de 120 Hz ni HDMI 2.1. De hecho, con la especificación HDMI 2.0 nos basta, puesto que es compatible con señales de hasta 4K y 60 Hz.
Sin HDMI 2.1, también perdemos funciones como VRR (Variable Refresh Rate) y ALLM. La primera de ellas se encarga de adaptar la frecuencia del televisor a la tasa de frames a la que va el juego, dotando la imagen de mayor fluidez. Esto se consigue mediante tecnologías como AMD FreeSync o NVIDIA G-Sync. El ALLM es un modo automático de baja latencia al que se accede al encender una consola al televisor. Aunque el VRR es una tecnología realmente buena, de nada sirve si el juego no se ejecuta a una tasa mayor de 60 fps.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es el tiempo de respuesta del televisor. Generalmente se suele incluir un 'Modo juego', el cual debería de disminuir drásticamente el retardo de la señal, obteniendo una experiencia fluida y estable. Cuando juguemos en el televisor debemos asegurarnos que este modo de imagen está habilitado.
Que el televisor disponga de compatibilidad con HDR también nos ayudará a conseguir una imagen decente mientras jugamos. Muy pocos juegos son compatibles con Dolby Vision y HDR10+, por lo que el juego se ejecutará con el HDR de base del televisor, que generalmente es el estándar abierto HDR10. En este sentido aún queda un largo recorrido para que los juegos ofrezcan una compatibilidad nativa con HDR superiores.
Tener un televisor 4K con 120 Hz y HDMI 2.1 solo sirve para casos muy concretos
En resumidas cuentas, contar con una tasa de 120 Hz en nuestro televisor nos servirá de muy poco si la compatibilidad de los juegos hacia esta tasa sigue siendo limitada. Es por ello que mientras contemos con un televisor 4K y 60 Hz con un tiempo de respuesta adecuado para jugar será más que suficiente. Si por el contrario nuestro uso va a requerir de un PC potente conectado al televisor, en este supuesto quizás sea más conveniente, aunque la lista de juegos compatibles con 4K@120fps sigue siendo muy escasa. La calidad de imagen dependerá ya de las especificaciones del panel.