El mercado de los proyectores láser se está consolidando poco a poco. La oferta de soluciones de este tipo pensadas para instalaciones domésticas aún no es muy amplia, pero cada vez hay más, y, además, sus prestaciones son muy interesantes. Quizás algunos recordéis el modelo K750 que presentó Acer hace casi tres años, un proyector Full HD con tecnología híbrida láser-LED que ya entonces apuntaba maneras.
Desde entonces han llegado al mercado otras propuestas similares que nos han permitido entrever las ventajas que conlleva esta tecnología si la comparamos con los dispositivos que recurren a la iluminación proporcionada por las habituales lámparas UHP. Sobre el papel, los proyectores láser representan un paso adelante muy significativo desde el punto de vista de la fiabilidad, la durabilidad, la sostenibilidad, e, incluso, la calidad de imagen. Veamos por qué nos interesa tenerlos en cuenta.
Siete razones para prestarles atención
Antes de seguir adelante debo reconocer que, aunque he visto «en acción» varios proyectores láser, todavía no he tenido la oportunidad de analizar ninguno de ellos con la calma necesaria como para formarme una opinión sólida acerca de su calidad de imagen. Aun así, la utilización de una fuente de iluminación láser aporta un conjunto de beneficios bien documentados que nos viene muy bien conocer, sobre todo si tenemos en mente comprar un nuevo proyector para nuestra instalación a corto o medio plazo. Entremos en materia:
Como veis, sobre el papel la tecnología láser tiene muy buena pinta. Lo que me gustaría comprobar es si ofrece una luminosidad completamente uniforme en toda la pantalla, y también su habilidad a la hora de restituir las gamas cromática y dinámica, aunque tengo buenas referencias en todos estos parámetros. Prometo detallar todo esto mucho más en cuanto tenga la oportunidad de analizar un proyector láser de última generación con la debida meticulosidad.
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