El truco de las abuelas para acabar con la condensación de las ventanas en invierno: solo necesitas dos cosas que tienes por casa

Más allá de unas gotas antiestéticas en la ventana, la humedad puede convertirse en un grave problema para la salud, mobiliario y hasta la estructura de la vivienda

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En cuanto se produce una diferencia brusca de temperaturas entre el interior y el exterior con el frío invierno, llega la condensación. Pero lo que parece un inocente proceso físico que tiene como consecuencia la acumulación de gotitas sobre los cristales y marcos de las ventanas esconde varios problemas a tener en cuenta, que van desde los derivados del exceso de humedad respecto al rango saludable a la formación de moho en las paredes o los malos olores, que pueden quedar retenidos en textiles como ropa de cama o cortinas.

La explicación de este fenómeno radica en que cuando el aire del interior de la vivienda está más caliente gracias por un lado al frío exterior y por otro, a los diferentes sistemas de calefacción para alcanzar la temperatura de confort, entonces el aire admite más humedad relativa. Pero cuando este aire húmedo y cálido entra en contacto con la superficie de las ventanas, se enfría y como consecuencia se produce un cambio de estado del agua presente, que pasa de vapor a líquido.

La humedad puede convertirse en un serio problema para nuestra salud, el mobiliario de la casa e incluso para su estructura, por lo que resulta de vital importancia mantenerla a raya. Sí, comprar un deshumidificador puede ser una buena idea en ciertos escenarios (incluso los hay más sencillos y modestos como el famoso de Mercadona), pero nuestras abuelas tenían un truco sencillo pero efectivo con cosas que tenemos por casa y que puede ayudarnos ante pequeñas humedades.

El truco de la abuela para mantener a raya la humedad

Más allá de la buena práctica de ventilar de vez en cuando, muchas de nuestras abuelas recurrían a dos ingredientes bastante comunes en las cocinas como son el arroz y la sal, famosos por ser relativamente buenos absorbentes. De hecho, es un clásico pensar que meter el móvil en arroz cuando se moja es una buena idea (aunque ese mito ya se ha desmentido) y es bastante común que los saleros se cieguen en ambientes húmedos al retener agua, generando piedras de sal en su interior.

La idea es tan simple como preparar un cuenco o una bolsa de tela (mejor de algodón) con algo de sal o arroz en su interior para después situarlo en el alféizar de la ventana. Cuanto más cerca del cristal donde se acumulan las gotas de agua fruto de la condensación, mejor.

Aunque va a cumplir con su misión de absorber parte de la humedad del aire, no es un método infinito, sino que requerirá de su sustitución cada par de días (obviamente dependerá del grado de humedad de cu casa), cuando el arroz o la sal ya se hayan humedecido tanto que no den más de sí y el invento pierda su eficacia.


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Portada | Foto de Ozgu Ozden en Unsplash

Vía | El Economista

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