El truco que me enseñó el metalistero para limpiar las ventanas. Ahora no dejo suciedad en ningún rincón

  • Limpiar la parte del cristal quedaba la calle era toda una odisea. Ni con un limpiacristales extensible podía

  • Ahora todo es mucho más fácil y puedo limpiar la suciedad de la esquina más alejada

Ventana
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Cuando decidí afrontar la reforma integral de mi hogar, uno de los aspectos que tuve que abordar fue el de las ventanas y cierres. Aunque no estaban en condiciones catastróficas, presentaban algunos problemas, y debido a su antigüedad, considerando la magnitud del proyecto, todo indicaba que lo más conveniente era cambiarlas.

En todas las habitaciones instalé ventanas oscilobatientes, uno de los modelos más populares hoy en día. Gracias a su doble sistema de apertura y a su excelente ajuste, ofrecen el mejor aislamiento. Sin embargo, hubo dos excepciones: en el salón y en la terraza que da al patio tuve que optar por ventanas correderas, que presentaban un problema a la hora de limpiarlas. Afortunadamente, el instalador me enseñó un truco que hace que limpiarlas sea muy sencillo.

La solución está en el mecanismo de cierre

Cierre

Tener una ventana corredera siempre me ha presentado un reto a la hora de limpiar la parte exterior. Si tienes acceso a un balcón o terraza, no hay ningún inconveniente: solo necesitas cerrar la ventana y puedes limpiar los cristales exteriores por completo sin problema. Sin embargo, el verdadero desafío surge con las hojas que no son accesibles desde el exterior, como en el caso de la ventana de la terraza de la cocina.

En ese lugar, instalé una gran ventana corredera con enormes cristales. Su tamaño, combinado con el cruce de las hojas al abrirse, hacía prácticamente imposible limpiarla correctamente. Ni siquiera usando una fregona con limpiacristales lograba un acabado decente, a pesar de probar todo tipo de trucos para alcanzar los rincones más difíciles.

Cierre La ventana de gran tamaño que me costaba limpiar

El problema que me impedía desplazar la hoja por completo sobre los raíles era la manivela, o al menos eso creía al principio. Sin embargo, gracias a un truco que me enseñaron al instalar la ventana, descubrí que desmontar el mecanismo facilita enormemente la limpieza.

Lo que hice fue retirar el embellecedor que cubre los tornillos que sujetan la manivela. Estos tornillos, de tipo estrella, se quitan fácilmente. Una vez retirados, solo tuve que desmontar la manivela, que funciona como palanca, y de esta manera la ventana corredera pudo desplazarse completamente, incluso sobrepasando la otra hoja que está en el carril o guía.

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Con la manivela desmontada, queda expuesto el mecanismo interno de cierre, lo que permite que la hoja se desplace sin obstáculos y facilita el acceso a toda la superficie del cristal exterior para su limpieza.

Los cierres de ventanas correderas están compuestos por un sistema embutido, con una manivela externa que es ambidiestra, lo que significa que se puede usar tanto para diestros como para zurdos. Esta manivela controla el cierre lateral de las hojas correderas.

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Lo único que requiere cierta atención es la posición de la manivela al volver a montarla. Aunque no es complicado, si no se presta atención, se puede montar al revés, dejando la manivela orientada hacia el techo en lugar de hacia el suelo. Para evitar esto, simplemente me aseguré de fijar los tornillos simétricamente.

Cierre Aquí se puede como los cristales se mueven totalmente uno sobre el otro

Desmontando la manivela, conseguí que la ventana se desplace completamente de un lado a otro, facilitando enormemente la limpieza al dejar expuesta toda la superficie del cristal exterior. Una vez que la limpieza se ha realizado sin inconvenientes, solo queda volver a montar la manivela y colocar cada hoja en su lugar.

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