Llega otra vez el frío invierno y si queremos estar en casa con una temperatura saludable y confortable parece que la única opción posible pasa por utilizar un sistema de calefacción que al final va a incrementar nuestras facturas energéticas.
Sin embargo, también es posible aplicar una serie de consejos y medidas para hacer que este gasto en calefacción se reduzca o incluso que dependiendo de la zona donde vivamos podamos prescindir de encenderla en ciertos días o franjas horarias. ¿Qué tenemos que hacer para lograrlo?
La idea general es aprovechar los recursos pasivos que la mayoría tenemos en casa o que podemos comprar por poco dinero para calentar el interior de forma más eficiente y sostenible evitando al mismo tiempo que el calor generado en el interior por la convivencia diaria se pierda hacia el exterior de la vivienda.
Ventilar y aprovechar la luz solar
El consejo más importante para tener un ambiente confortable en casa y una calefacción pasiva del hogar consiste en aprovechar los medios naturales como la luz solar y la ventilación que elimine el exceso de humedad.
En invierno podemos aprovechar las horas más cálidas del día y airear la casa durante unos 10 minutos, permitiendo la entrada de aire fresco desde el exterior y ayudando con la expulsión del viciado y contaminado del interior. Esto mejora la calidad del aire y ayuda a eliminar o reducir olores desagradables, humedad, partículas en suspensión y otros contaminantes del aire interior.
Pero además, la ventilación ayuda a reducir la humedad en una habitación, elevando la sensación térmica y evitando la concentración de alérgenos como ácaros del polvo, humo del tabaco, los compuestos orgánicos volátiles (COV) y otros irritantes.
Aprovechar la energía calorífica gratuita del sol que pueda entrar por las ventanas y zonas acristaladas de la vivienda es también fundamental. Para ello solo tendremos que saber en qué zonas de la casa suele dar más el sol y a qué horas, y estar pendientes cada día de subir las persianas y abrir las cortinas en esas zonas para aprovechar cada aporte energético que entra gratis a través de los cristales.
Si es necesario hay que asegurarse de que no haya muebles que bloqueen las fuentes de luz y además conviene cerrar las puertas de las habitaciones poco soleadas y las que no se utilizan para mantener el calor donde más lo necesitamos
Aislar ventanas y puertas
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el calor en una ventana que se escapa al exterior puede suponer entre el 25% y el 30% de la energía en calefacción que usamos en una habitación, por lo que la importancia de estos elementos en términos de aislamiento térmico es muy importante.
¿Qué factores influyen en estas pérdidas de energía? Pues según comentan desde Iberdrola, la elección del material de la carpintería puede ser determinante para el aislamiento térmico de una vivienda. Por ejemplo, el aluminio y el acero son materiales conductores térmicos que permiten el paso del calor y frío, mientras que los marcos de madera por su naturaleza alveolar presentan propiedades aislantes en términos de sonido y temperatura. Finalmente tenemos los más recientes marcos de PVC, que ofrecen el aislamiento mayor de todos ellos.
¿Cómo podemos aislar las ventanas y puertas que dan del exterior? Pues básicamente para empezar utilizando los clásicos burletes con el fin de sellar cualquier fuga de calor y evitar que entre el frío.
Son unas bandas generalmente fabricadas con materiales gomosos que se instalan en los bordes, zona inferior de las puertas y carriles de las ventanas para prevenir las filtraciones de aire a través de las rendijas. Suelen desgastarse con el paso del tiempo, sobre todo si hay exposición a la luz solar directa y condiciones climáticas adversas como heladas.
La durabilidad también está influenciada por la calidad del material, la instalación y el adecuado mantenimiento, como la falta de limpieza o la lubricación que pueden acelerar su deterioro.
Junto a los burletes, también podemos usar otro método que nos permite aislar la puerta usando una cortina o panel acústico o de espuma. No es tan barato como la anterior solución, pero este tipo de aislamiento impide la pérdida de temperatura. Otro punto importante a vigilar son los cajetines de las persianas, una barrera adicional contra la pérdida de calor y la filtración de aire frío procedente del exterior.
Usar alfombras, cortinas y visillos
Aislar el interior de la vivienda lo mejor que podamos es esencial. Toda casa va a tender a perder calor en mayor o menor medida, aunque hay algunas acciones básicas que podemos realizar para mejorar la retención de aire caliente dentro de ella.
Un ejemplo es cerrar las persianas y contraventanas por las noches, en el caso de que las tengamos. Las persianas por muy básicas que sean nos ofrecen una capa de aislamiento extra, incluso aunque nuestros cristales sean sencillos.
Usar alfombras, tapices y cortinas gruesas puede ayudar a retener el calor dentro de la sala una vez se ha ido la luz solar, proporcionando un aislamiento adicional en viviendas antiguas, evitando por ejemplo que el frío del suelo penetre en la habitación y logrando que el calor dure más tiempo.
Por ello conviene colocar alfombras en zonas donde más solemos estar y en las habitaciones más frías de la casa para ayudar a reducir la pérdida de calor y mantener una temperatura más constante.
Finalmente, si antes hemos hablado de las ventajas de bajar las persianas por la noche, lo mismo sucede con las cortinas, visillos y estores, elementos estos en principio más decorativos. Mientras esté dando el sol durante el día conviene tenerlos abiertos para aprovechar el calor que entra por las ventanas. Sin embargo, cuando llega la tarde es recomendable tapar con ellos la mayor superficie posible de los cristales añadiendo una capa más de aislamiento térmico en la sala.
Imagen portada | PXHere
En Xataka Smart Home | Calentar la casa sin gastar electricidad. Ni las bombas de calor logran lo que consigue este invento
Ver 0 comentarios