Una de las cosas más tediosas de las casas con jardín, es tener que cortar el césped. A la que te quieres dar cuenta, ha crecido tanto que tienes que entrar con guadaña. Así que un robot cortacésped como Robomow es una idea que puede ahorrar mucho tiempo y trabajo.
Su funcionamiento es muy parecido al de los robots aspiradores, solo que en vez de aspirar, tiene unas cuchillas giratorias en la base que corta la punta de las briznas, sin aspirarlas. Por lo visto, si solo corta las puntas, esa pequeña cantidad de hierba sirve de abono y además aporta agua, ya que en ellas se almacena la mayor parte.
La idea es que el robot cortacésped pase varias veces por semana, para no dejar que éste crezca en exceso y así evitar tener que rastrillar tras él o incorporar un sistema de aspirado que encarecería el producto y añadiría el engorro de tener que vaciar el depósito.
Obviamente, tiene un tamaño superior al de los robots aspiradores domésticos, y una tecnología menor en cuanto a sensores se refiere. La zona a cortar la debemos delimitar con un pequeño alambre anclado a tierra, que le sirve de guía, mientras que los objetos los "esquiva" a base de reaccionar a los golpes. Lo que sí tiene son sensores de lluvia y de resistencia al corte, para así evitar destrozar algo que llegue bajo sus cuchillas.
Existen diferentes modelos en función del tamaño del jardín que debamos cortar. Los más pequeños y "económicos", como el Tuscania 200 (799€) o el RM200 (899€) pueden recortar hasta 200 y 250 metros cuadrados respectivamente, mientras que el Tuscania 500 (el de la imagen) y el RM510 pueden encargarse de hasta 500m2, incluyendo además una base de carga a la que volver una vez terminado el trabajo.
Os dejo con un vídeo demostración al más puro estilo teletienda para que os hagáis una idea de sus bondades.
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